La Agencia Actuar ratifica mi censura

Lynn Cruz

HAVANA TIMES – En marzo del presente año, funcionarios del Ministerio de Cultura, bajo las órdenes de la Seguridad del Estado, utilizaron al director de la Agencia Actuar, Jorge Luis Frías, quien de manera conjunta con el directivo de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV) y a mis espaldas, decidieron que yo no asistiera a un taller que imparte la profesora y directora de casting de Argentina, Norma Angeleri, con quien trabajé como actriz durante seis años.

Dos meses después, en mayo, se declaró con lugar la reclamación que hice al Órgano de Justicia Laboral (OJL) de Actuar, por la violación de la Resolución 44, del 16 de Junio de 2014, dentro del reglamento para el sistema de trabajo en la rama artística. El argumento que usaron en la EICTV para enmascarar mi censura fue que Actuar ya no me representaba. Frías, obedeciendo ciegamente a sus superiores, ignoró comunicármelo con 30 días de antelación como establece mi contrato.

Frías, además, al asumir públicamente su responsabilidad durante la vista del OJL, estaba admitiendo entonces que cometió un delito contra mi persona: Imposición Indebida de una medida disciplinaria, prevista y sancionada en el artículo 297.1 y 2 del Código Penal, por haberme impedido de manera arbitraria, trabajar en el taller de Angeleri.

En teoría, cuando me reuní en mayo con los miembros del OJL, ellos me devolvían mi representación. La  realidad es que nunca la perdí, porque no me dieron a firmar ningún documento antes, que diera por terminada mi representación artística. Pero ellos me aclaraban que conmigo no había ningún problema y aunque todo era muy extraño, tratándose de un hecho que no es aislado, decidí confiar.

Durante estos seis meses, ninguna producción estatal me ha vuelto a llamar a casting, especialmente la EICTV, con quien mantenía un vínculo más estable. Entonces no tenía modo de comprobar la veracidad de mi supuesta victoria.

Entre los deberes de la Agencia de Representación está la autorización de tramitación de viajes, algo que siempre hice,  sin que Frías me pusiera objeción. Puesto que estoy invitada a una exhibición fuera de Cuba de dos películas en las que he trabajado, encontré la oportunidad de poner a prueba los hechos.

Me personé con la carta de invitación, para solicitarle a Frías la autorización por escrito para mis trámites de viaje, y este, de manera exaltada, me dijo que yo soy baja, que me había abierto un nuevo contrato y me lo había vuelto a cerrar a los 30 días, tal y como había declarado en la vista del OJL.

Una vez más Frías pasa por encima de la ley, porque no he firmado ningún nuevo contrato, ni nueva baja. Evidentemente le han dado ese poder.

Cuando fui al Departamento de Recursos Humanos, la vicedirectora me ratificó la medida de la administración: “Por las manifestaciones ofensivas (en vez de críticas) contra las personas que dirigen el Gobierno y el Partido”, o sea, el sistema se coloca una vez más sobre la voz de un solo individuo (yo).

Cuando uno se enfrenta a ese aparato burocrático, que como definiera Hanna Arendt, está protagonizado por individuos incapacitados para pensar, uno se percata de que, en efecto,  son un tipo humano banal y tan automatizado, que no alcanzan a ver que soy solamente otro tipo, pero también humano.
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A continuación el episodio 3 de la serie Actuar, donde el Órgano de Justicia Laboral falla a mi favor.