Las jabitas de plástico y modo de vida en Cuba

Dmitri Prieto

 The issue even made it to the television comedy program Deja que yo te cuente, where Profesor Mentepollo criticized the trafficking of plastic bags.
Un conocido programa humorístico, “Deja que yo te cuente”, a través de su personaje el Profesor Mentepollo, hizo crítica del desvío de las bolsas.

Una de las cosas que más me impresionó en el Reino Unido fue de qué modo los diversos actores sociales (compañías de supermercados, Estado, ONGs) aprovechaban/promovían el fervor ecológico en momentos breves del modo de vida, como por ejemplo el uso de las jabitas de plástico.

Los centros comerciales promovían la paulatina eliminación de esas bolsas y su sustitución por implementos más duraderos. El consumidor era estimulado -incluso monetariamente- si renunciaba a la jaba de plástico en grandes cadenas como TESCO. Si utilizaba una bolsa de material ecológico o natural (“green bag”) el puntaje era aún mayor.

En Cuba, no se ha planteado seriamente tal sustitución por razones ambientales; el problema es otro: recientemente, se ha hablado por la TV en tono crítico sobre el derecho que tiene el cliente a que se le entregue la mercancía en su correspondiente jaba plástica. Resulta que las bolsas se convierten en objetos de tráfico en el mercado negro, y parece que al menos en algunos casos los dependientes y jefes de las tiendas han colaborado con tal desvío. Entonces, los consumidores a quienes las tiendas les intentaban vender los productos sin las respectivas bolsas plásticas, protestaron en la prensa, y el Noticiero de la TV procedió a investigar.

Además del noticiero, un conocido programa humorístico, “Deja que yo te cuente”, a través de su personaje el Profesor Mentepollo, hizo crítica del desvío de las bolsas. Lo curioso es que en ese caso se utilizaron como parte de la burla argumentos “ecológicos”, o sea, la afirmación de la necesidad de la eliminación del uso de las consabidas bolsas. Así, supuestamente, los ladrones de jabas “colaboraban” con las tendencias ambientalistas.

Me pregunto, ¿por qué en un caso tenemos un movimiento real por la eliminación del uso masivo de plástico en la economía doméstica, y en otro lo ecológico y el peligro para el planeta se usa como mero recurso humorístico?

Creo que, a pesar de todo, e independientemente del problema del robo y tráfico de las bolsas, los cubanos no somos aún lo suficientemente propensos a darnos cuenta de la necesidad radical del cambio de nuestro modo de vida en aras de la supervivencia del planeta.

En muchos casos, el ecologismo es aún mera retórica, es decir, propaganda, moda, deber establecido a base de tedio. No es que en el caso europeo no lo sea; pero habría que ver qué papel juega acá las dificultades que en Cuba deben vencer cualesquiera actitudes protagónicas para lograr propagarse y convertirse en “algo serio”.