Cubanos en YouTube
Kabir Vega
HAVANA TIMES – Hoy día, Internet es asequible incluso en nuestro atrasado país.
Claro, se sabe que la conexión no siempre es estable, es misteriosamente lenta, con zonas vedadas y, a la larga, resulta muy cara.
Aun con todas esas desventajas, muchos la han incorporado a sus vidas como algo cotidiano. Pero no solo los cubanos acceden a la red de redes, sino que también dejan su huella.
YouTube, el gran sitio web del entretenimiento, gracias al famoso “paquete” (compilación que se hace de 1000 GB aproximadamente de lo que salió en Internet durante la semana), es accesible en fragmentos al público cubano.
Con sus videos que abarcan desde lo más serio hasta lo más absurdo, brinda información para todos los gustos.
Compendios de jóvenes mostrando sus capacidades físicas en dinámicas ediciones y contagiosa música bajo el título de “People are awesome”; videos melosos de animalitos tiernos; otros menos bien intencionados como chismes y bullying…
En YouTube estábamos acostumbrados a ver gente de todos los países menos de aquí, pero resulta que los cubanos también participan.
Es fácil detectar a quienes imitan al multipremiado German o al Rubius, tratando de hablar ante la cámara desplegando un personal carisma o sentido del humor.
Algunos YouTubers quizás son más tímidos, pero igual disfrutan de compartir sus videos y como los Pichy Boys, hacen doblajes burlescos o sátiras de fragmentos de películas.
Otros menos sofisticados como Vegetta, simplemente graban el videojuego que están jugando, mientras se oye su voz comentando al espectador, ganándose así el aprecio de muchos jugadores.
Por último, y similares a “Alan por el mundo”, hay algunos cuyos temas se concentran en lo que tiene que ver con su país, cuentan sobre las cosas típicas de Cuba e incluso se filman mientras recorren zonas de La Habana.
Desgraciadamente no todos disponen de una buena cámara y un buen micrófono. Algunos suben videos de lastimosa calidad, que, combinado con la depauperación del ambiente general de Cuba y la terrible forma de hablar de ellos, (sin elocuencia y mucho menos dicción), resultan deprimentes.
Y es que, aunque los cubanos nos hayamos, por fin, sumergido en el ciberespacio, al tratar de competir con el primer mundo, lo que sale es ni más ni menos que la realidad.