Rodando, los cubanos se reencuentran

Jorge Milanés

Foto por Tono Busqueta

HAVANA TIMES – “Hace unos días fui a cambiar los neumáticos del carro en una ponchera en Kendal, donde trabajan bastantes cubanos”, —me cuenta Harold, un amigo cubano que vive en los EE.UU. y que está de visita en Cuba.

“Siempre voy allí —continúa—, pero a diferencia de otras, en esa ocasión me acerqué a hablar con un señor mayor que desde 1982 había llegado a vivir allí y, como siempre sucede, me preguntó la parte de Cuba de donde soy”.

“Del reparto Kolly, en La Habana, y criado entre Los Pinos y Alamar”, —le dijo Harold al anciano, y él le ripostó que es nacido y criado en Los Pinos, que tiene 83 años y que vivió a un costado de la barbería de Raúl, justo donde de niño mi amigo se pelaba.

Harold, emocionado, continúa relatando: “El señor, con mucha atención, me preguntó por el nombre de mi abuelo y yo le dije que era Simón. Entonces se le aguaron los ojos y empezó a contar de lo buena persona que era mi viejo. De la escalera y de una meseta de cocina que le hizo, y de cuando salían de pesca. Obviamente se acordó de mi abuelo con un niño pequeño de la mano. Aquel niño era yo, que ahora tengo 34 años”.

Casi al final de la conversación, el señor le contó a Harold que llegó a los EE.UU. en una balsa que él mismo construyó, luego de haberse dado cuenta de que las cosas en Cuba se iban a poner difíciles y que quedó debiéndole a su abuelo 30 pesos.

“El señor se lamentaba por no haber podido saldar su deuda. Ellos eran grandes amigos, con un gran sentido de humanidad, según me dijo. Me contó sobre la vez que su hija enfermó y como mi abuelo pasaba todas las semanas por su casa para dejarle algunos pescados y ancas de rana”, agrega Harold.

“Nuestros rostros resultaban mutuamente extraños, por el tiempo y por la lejanía, pero de repente nos dimos un abrazo. Lo menos que podía yo imaginar era encontrarme con alguien así, tan lejos de nuestro origen común y tan cerca el uno del otro, sin saberlo”.

“Finalmente le entregué los 30 dólares que valía el servicio y él me respondió: Eh, mira, por fin queda saldada mi deuda con un amigo, devolviéndome el dinero”. Harold termina de relatar con una emotividad que no solo tiene que ver con la historia que me acaba de contar, sino que, para nosotros, este contacto también es un reencuentro, luego de casi cinco años sin vernos. 

 

Jorge Milanes

Jorge Milanes: Soy animador turístico y relacionista público. Hace 45 años que nací en un pequeño pueblo costero del este de la Habana llamado Cojímar. Me gustan mucho los viajes y las aventuras, ya conozco bastante sobre mi país y me gustaría conocer otras naciones. Disfruto leer, cantar, bailar, la alta cocina y hablar con gente interesante, que brinde sabiduría y alegría.

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One thought on “Rodando, los cubanos se reencuentran

  • Que bonito relato, el mundo es un pañuelo, aquí allá, donde menos esperamos tropezamos con gente muy cercana, especialmente en lugares distantes de donde provienes, eso nos reafirma como pueblo hermano, nuestros orígenes y nuestra capacidad de adaptarnos sin olvidar lo que nos fortalece.

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