Peripecias para salir de La Cabaña
Jorge Despaigne
Por estos días se celebra en la Habana la XIX Feria Internacional del Libro Cuba. Muchas personas para llegar a la sede, en La Cabaña, hacen uso de un sistema de guaguas llamado “trompos,” que pasan frecuentemente.
Por la mañana parten desde muchísimos puntos de la ciudad, pero más difícil es ese traslado en la tarde cuando todos queremos salir a la misma hora: 6:00pm.
Anoche, al terminar mi trabajo en la Sala de Prensa, intenté coger unos de esos ómnibus que paran a la salida, controlados por los inspectores. Allí llegué a las 6:00 pm, estaba apurado pues tenía que ir a la universidad.
De momento se detiene una guagua y la gente comenzó a abordarla, la invasión era tumultuario. No pude irme en ella, pero como debía pasar otra en unos tres minutos, me paré tranquilamente a esperar. En efecto, llegó la otra -muy llena- pero no tanto como la anterior.
En medio de la muchedumbre logro subir y acomodarme en una esquina, de manera que los demás pudieran montar también. De pronto escucho una voz que dice:
-Caminen un poquito para atrás, por favor.
-”El centro está vacío, quedan solo dos personas por subir. –Agregó una segunda.
El chofer, al ver que las personas no le permitían cerrar la puerta, mueve el carro poco a poco para que los que llegaban no siguieran enganchándose de la puerta. Una señora que logró montar detrás de mí, venía con un bolso lleno de libros, pesaba tanto que no podía sujetarse.
Por fin el chofer decide arrancar, la señora, intentó sujetarse del tubo con la única mano que le quedaba.
-Señora, por favor, ese no es el tubo de aguantarse. Exclamé asustado al sentir que la mano de la mujer se sujetaba fuertemente de mi entrepierna.
-Disculpa mi vida. – Respondió con mucha pena, y soltó.