Mi ensalada de vainilla

Jorge Milanés Despaigne

Coppelia. Foto: Caridad

“¡Biscochos, galleticas, sorbetos!”. Así pregonan las antiguas y nuevas vendedoras ambulantes a la entrada del famoso Coppelia de La Habana. Todas muestran sus productos en los antiguos carritos que se utilizaban para comprar en los desaparecidos mercados de los años 80.

“¡Cómpreme!, le aseguro que los míos son los más baratos y ricos, pero además, allá dentro no hay”, —sugirió la vendedora con una de las estrategias más amables para vender.

“¿Qué precio tienen los biscochos?”, le pregunté.
A cinco pesos el paquete, pero si los quiere sueltos, cada uno vale dos pesos.

Me decidí; le compré a aquella señora, quien me agradeció lo que vendría a estremecer no solo mi entusiasmado paladar, sino mi probada ingenuidad.

Pensé saborear una deliciosa ensalada de helado, pero no podía entender, si se trata de la Catedral del Helado, cómo es posible que no vendieran esos deliciosos acompañantes para decorar las especialidades de helados. De todos modos, seguí hasta la barra y logré ocupar un asiento en aquel lugar que no hacía gala de su nombre.

Inmediatamente se acercó una dependiente, creo yo.

“¿Ensalada?” me ofreció.
“¿Es lo único que hay?” pregunté.
“Sí, y es de vainilla” — de espaldas, vociferó.

Lamentablemente mi idea era fija, así que no tuve otra alternativa que aceptar la propuesta. Yo la observaba cómo tomaba uno de esos platos plásticos y con la boleadora, ponía en él cinco supuestas bolas de helado, a las que regó un polvo —supongo de galletitas—. Al terminar, puso una cuchara medio jorobada, se volteó hacia mí y lanzando el plato hacia la barra, dijo:

“Son cinco pesos”.

Jorge Milanes

Jorge Milanes: Soy animador turístico y relacionista público. Hace 45 años que nací en un pequeño pueblo costero del este de la Habana llamado Cojímar. Me gustan mucho los viajes y las aventuras, ya conozco bastante sobre mi país y me gustaría conocer otras naciones. Disfruto leer, cantar, bailar, la alta cocina y hablar con gente interesante, que brinde sabiduría y alegría.