Las respuestas demoran
Isbel Díaz Torres
HAVANA TIMES, 2 dic. — Cuba votó en la ONU a favor de eliminar las referencias directas a la orientación sexual en una resolución que condena las ejecuciones extrajudiciales, arbitrarias o sumarísimas. Este hecho ha despertado justa indignación de personas dentro y fuera de la isla.
Ya han pasado varios días desde el voto y las protestas, sin embargo, aún no se conoce de ninguna respuesta oficial de las instituciones estatales.
Yo personalmente ni siquiera sabía que mi país firmaba esta resolución periódicamente, por lo que la noticia, en principio, me alegra. Ahora, la enmienda que en esta ocasión se ha aprobado para modificar la resolución es bien grave. No pienso que tenga una repercusión directa para la comunidad LGBT cubana (si es que tal cosa existe… pues cuando uno piensa en comunidad se imagina una mínima organización alrededor de un consenso determinado).
Digo que no veo una repercusión directa, pero sí una indirecta: si los decisores y expertos en estas áreas han optado por este camino, podemos imaginar que nuestras tímidas aspiraciones de un reconocimiento legal para las uniones diferentes a las heterosexuales están bien lejos de realizarse.
Claro, no habría que alarmarse tanto cuando nuestra ministra de justicia al ser entrevistada hace algunos meses demostró no estar al tanto de las propuestas de modificación de nuestro Código de Familia. Las Jornadas de Lucha Contra la Homofobia que cada mes de mayo hemos venido celebrando parecen no ser suficientes, sobre todo cuando del otro lado hay “oídos sordos” al reclamo de un sector importante de la ciudadanía cubana. Habrá que profundizar la lucha, pienso yo.
Por otra parte, si nos apropiamos de la frase martiana “Patria es humanidad”, entonces las consecuencias para una persona homosexual en Emiratos Árabes Unidos deberían de importarnos en esta isla del Caribe. Saber que aún hoy existen países que persiguen y sancionan con los más severos castigos (llegando al asesinato) a seres humanos por el simple de hecho de amar a otro de su mismo sexo, es indignante. Colocarnos al lado de estos países en estos temas es, cuando menos, bochornoso.
Las referencias directas que han sido ahora excluidas, protegían de algún modo a un sector de la población LGBT que en varios países carecen de protección en sus constituciones, y cuyas preferencias sexuales son criminalizados con total impunidad. Después de esta votación, estos gobiernos han recibido un espaldarazo para la continuación de tales prácticas.
Desconozco los mecanismos de funcionamiento de las Naciones Unidas, pero la delegación cubana tiene deber moral de rectificar su voto allí (aún cuando esto no cambiara la enmienda). También está en la obligación de informar al público cubano de estos hechos.
El Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual ha publicado una declaración
útil, pues informa de lo sucedido y ha anotado que Cuba “se suma al voto del grupo de países que contemplan a la homosexualidad como un delito”. Aunque el texto solo constata el hecho y no lo condena de manera explícita, pienso que es un síntoma alentador. Leyendo entre líneas comprendemos que ha tomado distancia de la postura del Ministerio de Relaciones Exteriores, algo bastante inédito en nuestra realidad.
El Ministerio no ha dado respuesta pública. Como es habitual, las respuestas demoran… y es posible que no lleguen. Eso también es habitual.