Nuestro mal inglés

Irina Pino

HAVANA TIMES – Repasando todos los años en que he incursionado en el estudio del inglés, me he dado cuenta que los métodos empleados en las escuelas no han resultado efectivos. Excesivo material teórico desperdiciado, práctica conversacional nula. Lo que pasa es que no se aprende como debería ser: con una retroalimentación diaria.

Si bien ahora se experimenta un auge por aprender el idioma universal, ya que en todos los negocios por cuenta propia y en el turismo en general exigen saber inglés. Sin ese conocimiento para trabajar es difícil que te contraten.

Por otro lado, las clases particulares no bajan de 5 CUC, dos veces a la semana. Hay lugares más caros, de procedimientos  acelerados, pero cuestan un ojo de la cara… Así que hay que tener un bolsillo relleno de CUC.

También hay gente estafando por ahí, mezclando métodos, dando clases sin la preparación adecuada.

Para los pobres están las escuelas estatales. Veinte años atrás la enseñanza era muy mala, la gente salía igual que como había entrado: sin poder hablarlo.

En los ochenta se impartía el ruso. Rememoro las historias de mi hermana, becada en la secundaria en una escuela al campo, sufriendo por entender la lengua de Puskin. Todos los estudiantes le hacían rechazo, no les entraba en la cabeza. Hacían los exámenes sacando chivos (papelitos con el contenido). 

En estos momentos, en el preuniversitario, los chicos no saben ni dónde están parados. Rinden la asignatura, muchas veces, sobornando a profesores, y otras, aprobando por los pelos. Tampoco salen preparados, ni siquiera para sostener una simple conversación.

Mientras en la calle, uno se da cuenta de que la gente que interactúa directamente con extranjeros son los que dominan el inglés. Escuchamos a los guías turísticos, y hasta los jineteros conversando de manera fluida con los foráneos.

Nuestro oído fue acostumbrado desde pequeños al inglés, pues en la televisión se exhibían películas, dibujos animados, y hasta la música que se escuchaba en las casas.

De niña, oía constantemente a The Beatles, y me volvía loca por saber lo que decían las letras de sus canciones. En mi adolescencia lo que se ponía en las fiestas del barrio mayormente era música anglosajona: Led Zepelin, The Eagles, Barry Manilow, Billy Joel, Pink Floyd, y otros artistas. La música en español se ponía después de las 11 de la noche.

Estamos penetrados, lo que se ve en nuestros hogares, más del noventa por ciento son series estadounidenses; lo mismo vienen del Paquete semanal, que de la televisión nacional.

A veces nos preguntamos por la facilidad que tienen los niños para dominar enseguida cualquier idioma.Y es que son más receptivos en cuanto a sus juegos, sus gestos, y a través  de la amistad. Todo eso contribuye al aprendizaje. Ellos poseen esa retroalimentación natural que se pierde para la comunicación en edades más avanzadas.

A pesar de nuestro mal inglés, nos lanzamos a hablarlo cuando nos topamos con extranjeros. Hemos aprendido muchas frases esenciales de tanto oírlas. Para decir cosas como: Where are you from? May I go to the bathroom? Are you staying near here?

Irina Pino

Irina Pino: Nací en medio de carencias, en aquellos años sesenta que marcaron tantas pautas en el mundo. Aunque vivo actualmente en Miramar, extraño el centro de la ciudad, con sus cines y teatros, y la atmósfera bohemia de la Habana Vieja, por donde suelo caminar a menudo. Escribir es lo esencial en mi vida, ya sea poesía, narrativa o artículos, una comunión de ideas que me identifica. Con mi familia y mis amigos, obtengo mi parte de felicidad.

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3 thoughts on “Nuestro mal inglés

  • Es cierto, el ingles conversacional no se aprende en un aula, solamente en la practica diaria. No es que los jineteros hablen bien y fluido, es que los ayuda el contexto de la conversacion. Dios sabe cuantos disparates espetan

  • Roberto: Lo que pasa es que lo hablan sin miedo, algo que en las aulas resulta forzado y se hace de manera mecánica, por eso a los que los escuchan nos parece que lo hablan bien. Claro que cometen miles de errores, pero se lanzan a hablarlo y eso los ayuda a hacer amistades.

  • Debian impartir inglés desde el círculo infantil a los más pequeños. Sería un gran experimento. Pero carecemos de profesores en las enseñanzas superiores, así que, que vamos a esperar.

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