Irina Pino
HAVANA TIMES — Después de ver Shame (Vergüenza), película del director Steve McQueen, e interpretada magistralmente por el actor de origen alemán-irlandés Michael Fassbender; confieso que salí en shock por las crudas imágenes.
Este filme cuenta la historia de un joven que sufre de compulsión sexual y es incapaz de establecer una relación normal; lo que no se dice en la cinta, es el origen de esta adicción y las condiciones que propiciaron este comportamiento.
Pero cabría preguntarse: ¿Qué es normal? ¿Puede calificarse la preferencia sexual de alguna manera? Pienso que no se puede; las formas de manifestación sexual varían tanto que se podría escribir un tratado interminable –que no podría siquiera pretender–, pues no poseo la información ni los conocimientos necesarios para abordar dicho tema tan controvertido.
Lo que me gustaría plantear es ¿por qué hay tantas grietas que contribuyen a destruirlo y hacerlo grotesco? ¿Por qué se cree que el cambio frecuente de pareja es un modo promiscuidad?
Tengo una amiga de 40 años que va todos los fines de semana al Maxim Rock –un lugar donde tocan bandas de rock y se hace cover a la música de los 60’s y 70’s–. Ella me ha dicho que aparte de bailar, lo hace para conocer a jóvenes, que la posibilidad de ligar es buena, o sea, que va también en busca de sexo.
La carta sería más simple si no hubiera, además, intereses de por medio. O quizás sería más honesto decir como las prostitutas: te cobro tanto por hacer sexo contigo, lo hago por mejorar en el trabajo, quiero publicar mi libro…, quiero esto por…, y otros tantos “favores” encubiertos.
Pero la gente se vale de subterfugios para lograr las cosas. Han aprendido que la mejor manera para el engaño es a través del sexo.
Hay mujeres a las que se les podría llamar prostitutas de lujo, felizmente casadas, esposas y madres de familia modelos. Aunque en lo sexual se sientan vacías y defraudadas; pero actúan y son creíbles, porque ya tienen el germen del engaño en la sangre y no les cuesta representar el papel. Intereses materiales median, el status hay que mantenerlo a toda costa.
Mucha gente adolece de esto, no son capaces de decirles a sus parejas que le gustaría estar con otras personas, y resuelven su urgencia en otro lugar; entonces todo continúa perfectamente balanceado.
Ahora, en el mundo moderno se colocan anuncios por internet: parejas que buscan a un tercero, una persona que solicita a dos o a tres…, en fin, las más disímiles opciones para lograr la satisfacción deseada. Asuntos incuestionables, la gente es tan diferente que no hay un modo para catalogar esto.
Entiéndase que no estoy hablando aquí de las llamadas desviaciones sexuales, nombradas así en Psiquiatría. Solo hablo de ser sinceros con nosotros mismos en lo referente a lo sexual, eso que nos hace buscar el acercamiento con alguien, que quizás derive en una relación amorosa, o quizás no, pero que en alguna medida pierde lo espontáneo cuando detrás hay otras razones.
Seguramente habrá gente que diga que hacer el sexo sin otro interés que el sexo, valga la redundancia, es un tema discutible, que tiene que haber un segundo motivo la mayoría de las veces, pero ¿por qué no probamos a ver qué sucede? Quizás lo disfrutemos más.
En los tiempos que corren diría a tu pregunta NO ,los límites se han roto por más que desde los griegos antiguos se practicaban orgías y más hoy se puede ver de todo y no criticaria nada es libertad para hacer lo que cada cual quiera al final somos desde que nacemos seres sexuados y peor que vincular su práctica con intereses materiales es perder el interés por el sexo aunque sea a la manera convencional ya sea por decepciones o por lo que sea porque de lo que si estoy segura es que nada se disfruta más que el sexo con amor.