Desde la habitación contigua
Irina Pino
HAVANA TIMES — Su padre era médico, y recién había regresado de Angola. La madre trabajaba en el Ministerio de la Construcción. Bárbara era mi compañera de clases y vecina, y como no tenía hermanos, compartíamos muchas cosas juntas: nos encantaba escuchar música, jugar al parchís, hablar largas horas y ver películas.
Cierta tarde, después que terminamos de repasar Historia, una plática altisonante nos alertó a oír cosas ajenas, asuntos que por nuestra adolescencia, apenas alcanzábamos a comprender.
Gritaba el padre y le decía a la madre: ¿Por qué le tuvo que pasar eso a Marco, un muchacho tan bueno, que no le hacía daño a nadie? Pero claro, no pudo decir que no cuando lo mandaron para allá. Rita no quería que fuera a Angola, y él de comemierda dijo enseguida que sí cuando se lo comunicaron… ¿y ahora qué? El chiquito está traumatizado, tuvieron que internarlo en la clínica esa…
Es verdad, y solo tiene 18 años…, aunque no sé si la situación de Ileana, sea peor, perdió el marido con el lío de que si le fue infiel, los HP esos lo presionaron para quitarle el carné del Partido a Pablo si no la dejaba. Está jodida la pobre, y todo porque la vieron varias veces con un compañero de trabajo. Tu prima me confesó que ellos ni se acostaron…
Nos quedamos sin entender nada. La conversación siguió, pero ellos se trasladaron a la cocina. Ya no los escuchábamos bien. Decidimos a jugar a las cartas.
Aquellos fragmentos quedaron en mi memoria, con los años entendí que aquel jovencito se traumatizó en la guerra por ver morir a sus compañeros, y también por matar a otros que ni conocía.
Lo que le pasó a Ileana y a muchas mujeres fue injusto. Algunas tuvieron que divorciarse de sus parejas, unas porque le fueron infieles, otras, por supuestas sospechas. Se desató una vigilancia a las mujeres de los combatientes de Angola que ocasionó dolor, desintegración familiar, trastornos en los hijos. Los daños no fueron pocos. La presión por un carné, el descrédito de un internacionalista, podía ser un arma mucho más destructiva que la propia guerra.
Otras de las atrocidades que ha cometido la Dictadura en todos estos años. Y hasta el día de hoy no ha habido la menor intención de pedir humildes disculpas por tanto dolor que han causado en la familia cubana.
muy bien hecho lo de vigilar las mujeres. a ser infiel al parque.
Nathan, disculpas piden las personas humildes, las egocéntricas no. Saludos.
Nadie tiene que vigilar a nadie esas son cosas privadas soy segura que eres tremendo chivaton
tu de seguro andas vigilando a la mujer de algún jefe tuyo en lo que a tu mujer la anda vigilando otro, quizas tu propio jefe… TARRU..!!!
el mal de la sociedad cubana, aquel plan de 1959 de hacer un “hombre nuevo” que sea un chivaton integral antes que nada.
Esto es lo que pasa cuando usted juega a la doble moral ; pero un dia su hijo se va a Angola y lo matan o viene traumatizado. Hasta hacerse el chvo con tonteras o seguir la corriente , tiene sus consecuencias.
Tiene usted razón, gentil kamikaze.
Ni ser Militante de ningún Partido es mérito alguno, ni mujer alguna tiene el derecho de serle infiel a su esposo porque esté fuera del país, mejor que lo deje y ya está.
Tonto el que se fue, e inmoral, para ser amable, la que le fue infiel.
Cada pueblo tiene lo que el mismo se busca ….