Sobre los cuidadores de enfermos en Cuba

Irina Echarry

mujeresHAVANA TIMES — Durante seis años viví con dos ancianas (mi abuela y su hermana); fue la etapa más triste de mi existencia.

La dura crisis del período especial nos golpeaba y en casa no teníamos condiciones reales para darles la atención que ellas necesitaban. Hace unos días recordé esa época cuando supe que Elvira, contadora de una empresa estatal, desde el año pasado abandonó el trabajo. ¿Los motivos? Vive con sus padres viejitos y un hermano enfermo; su situación se agrava porque Elvira tiene un hijo adolescente, en secundaria.

La historia de Elvira no es tan peculiar, al contrario. Hace varios meses el padre se fracturó la cadera derecha y esto le provocó una caída peligrosa; para la cirugía y parte de la recuperación del anciano ella solicitó una licencia sin sueldo por tres meses.

Transcurrido ese tiempo, se incorporó al trabajo. El niño (como le sucede a todos) ha estado enfermo varias veces, cosas sin tanta importancia que la han retenido en casa. El hermano de Elvira padece un cáncer de pulmón desde hace mucho tiempo, cuando comenzó con dolores fuertes ella, que no logra dividirse en pedazos para cumplir con sus horarios laborales y atender a la familia, se vio obligada (en aquel momento no había opciones luego de otros tres meses de licencia sin sueldo) a pedir la baja del centro de trabajo.

Cuando se vio sin empleo pensó que enloquecería; por suerte estaba acostumbrada al “invento”; lo que antes engrosaba la entrada mensual, ahora se ha convertido en el único sustento. En el escaso tiempo libre que le quede lava para la calle y repasa matemáticas a niños pequeños del barrio.

Elvira forma parte de lo que algunos llaman “generación sandwich”: se ocupa de los cuidados físicos y emocionales de personas de diferentes edades y es el sostén económico del hogar.

La frase se acuñó en la década de los 80, hace referencia a quienes se encuentran en el medio, presionadas por la atención a los hijos pequeños y el cuidado de los ancianos o enfermos; poco a poco se ha extendido y se utiliza también cuando los hijos son adultos, pero no logran independizarse.

En Cuba se menciona poco el término ―bien podríamos sustituir el sandwich por el pan con croqueta―; quizá porque en nuestro país es casi imposible vivir de otra forma debido al sempiterno problema de la vivienda, que obliga a varias generaciones a compartir el mismo techo. Los salarios ínfimos impiden a la mayoría alquilar un cuarto donde vivir o pagar a alguien que cuide al necesitado.

Otro factor importante es la sobreprotección que caracteriza a nuestras madres. Sí, porque aunque existe representación masculina, el grupo de personas cuidadoras está mayormente conformado por mujeres.

¿Quién no conoce a alguna Elvira? La mayoría de las veces, cuando existe presencia masculina cercana, solo se ocupa de la parte económica; generalmente la presión social empuja a la mujer a encargarse de los enfermos, los niños y ancianos de ambas partes de la familia; tan es así que muchas han asumido como suyo ese papel, saben que es lo que se espera de ellas (han sido educadas para eso) y adquieren los compromisos sin que nadie se los diga.

mujeres01Como los adolescentes no trabajan, mientras cursan sus estudios medios o superiores deben ser mantenidos obligatoriamente por padres y madres, pues el estipendio estatal que en algunos casos reciben no garantiza ni la merienda del mes. Ahora la situación es un poco más flexible y algunos pueden ganarse un poco de dinero contratados por cuentapropistas. Ah, y si los hijos paren temprano, padres y madres también se hacen responsables de esos nuevos retoños.

Las edades de las “croquetas” y otros cuidadores oscilan entre los 30 y 55 años; ellos sostienen una doble o triple carga que, por cotidiana, es ignorada por la mayoría. Con las características del país, poco importa si se cuida una o más personas, el fardo de vicisitudes en cualquiera de los casos es demasiado pesado, ya sea atendiendo a dos niños o solamente a una anciana. Junto a las responsabilidades de la vida laboral, los cuidadores deben hacer complicados actos de magia para desempeñar sus roles de padres/madres, hijos, y parejas; todo un desafío que genera gran estrés emocional y los hace rendir menos.

Un asunto importante que ocupa los estudios de género es la sobrecarga de trabajo de las mujeres: el que desempeñan en sus puestos laborales y el no remunerado que realizan en casa. Las leyes garantizan licencia de maternidad durante el embarazo y un año después de nacida la criatura; también los padres pueden solicitar licencia para cuidar de sus hijos aunque es ínfimo el número de hombres que se deciden.

No se piensa en nada cuando un pequeñín está enfermo, solo en su recuperación; sin embargo, las madres saben que no perderán su plaza laboral mientras el niño o la niña estén ingresados, pero dejarán de cobrar por todos los días que falten al trabajo.

Generalmente la enfermedad de un niño es pasajera, salvo en casos específicos; sin embargo la atención a los ancianos puede ser más dilatada.

Desde hace décadas en Cuba se viene alertando sobre el envejecimiento poblacional y sus consecuencias; mientras la esperanza de vida al nacer ya alcanza los 78 años, la generación que tiene que cuidar a los que entran en la tercera edad ve su vida laboral pendiendo de un hilo. ¿Cómo aligerar la carga ―en el ámbito legal, social y familiar― de estas personas?

Alejados de la cultura de hogares para ancianos, cuando alguien expresa que su madre está en un asilo, los comentarios acusadores no faltan. Claro que las cosas pueden cambiar, es solo cuestión de acostumbrarse.
Pero ¿cómo enraizar esa costumbre si la mayoría de los asilos de ancianos da miedo? Pésima alimentación, poca limpieza, mala atención, además del trabajo que se pasa para conseguir uno.

La asistencia social ayuda a los ancianos y ancianas que viven solos: el Estado paga un salario mensual a una persona que se ocupe de la comida, limpieza y cierta compañía. Los que viven con al menos un familiar no tienen derecho a esta opción.

A estas alturas, cuando más del 18% de la población sobrepasa los 60 años, no hay legislaciones específicas que amparen a la “croqueta” o a cualquier cuidador. Nadie puede solicitar licencia para cuidar a sus padres. La opción sería una licencia no retribuida durante un período corto (Con el nuevo Código del Trabajo puesto en vigor recientemente esta licencia puede, en dependencia de la empresa, extenderse hasta a un año) y luego solicitar la baja del centro laboral.

Con el salario se vive mal y sin tiempo suficiente para garantizar una entrada estable de dinero es casi imposible mantener una familia. ¿Es o no un gran problema? Hay que trabajar para sobrevivir, pero no se puede desatender a los ancianos: no hay suficientes centros asistenciales que garanticen su cuidado; el transporte no ayuda a cumplir con el trabajo y con los horarios de comidas o medicamentos.

Eso, sin mencionar los altos precios de los pañales desechables para adultos y los alimentos, así como la imposibilidad de comprar sillas de ruedas, camas fowler, cuñas, colchones antiescaras y otras cosas necesarias, no solo porque el Estado no garantiza su venta, sino porque cuando aparece algún particular ofreciendo esos productos, los precios son de espanto.

Por otro lado, en este país con crisis económica permanente, cada vez hay más “croquetas” y cuidadores. Entonces muchos se preguntarán: ¿cómo pagarle a tanta gente que no puede trabajar?
Es para meterle coco al asunto, reconocerlo, analizarlo desde diferentes ángulos y buscar alternativas, pero hasta ahora no le han dedicado ni una Mesa Redonda.

Irina Echarry

Irina Echarry: Me gusta leer, ir al cine y estar con mis amigos. Muchas de las personas que amo han muerto o ya no están en Cuba. Desde aquí me esforzaré en transmitir mis pensamientos, ideas o preocupaciones para que me conozcan. Pudiera decir la edad, a veces sí es necesario para comprender ciertas cosas. Tengo más de treinta y cinco, creo que con eso basta. Aún no tengo hijos ni sobrinos, aunque hay días en que me transformo en una niña sin edad para ver la vida desde otro ángulo. Me ayuda a romper la monotonía y a sobrevivir en este mundo extraño.

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3 thoughts on “Sobre los cuidadores de enfermos en Cuba

  • Irina, es muy triste la situacion que se vive en Cuba , pero hasta que no se les meta en el coco, que el asunto se resuelve sacando a la dictadura, nada se va arreglar. Mientras que sigan ciegos, sordos y mudos, Que No Es el “Bloqueo”, la causa de sus miserias, seguirán igual y cada vez peor. Un gobierno que mantiene a su pueblo en una peremne crisis, hay que sacarlo, no le busquen más la quinta pata al gato, que eso no tiene arreglo.
    Mira anoche mismo vi un reportaje de que desde que ese gobierno tomó el poder, está con la campaña de “donar sangre”, resulta que este gobierno ha estado haciéndose de cientos de millones de dólares a cuesta de “esa sangre” que dona el pueblo, de que más se tienen que enterar para saber quién ha sido el malo de la película?, Mesa Redonda no se los va a decir… hasta cuando el autoengaño?

  • Me maravilla ver como la articulista hace fijacion con la posible “desgracia” que pueda significar para un cubano perder e; “trabajo”……. que se gana en un puesto de trabajo en Cuba????……. entre 8 y 20 dolares al mes en la mayoria de los casos y algunos (muy pocos) de 20 a 50 dolares al mes y un reducidisimo grupo de unos cuantos miles gana mas de 100 dolares al mes……. como la mayoria de los cubanos ganan menos de 20 y se que eso no alcanza ni para una semana de sustento de una familia de mama – papa – y nene….. me pregunto……. que de tragico tiene perder este miserable salario si uno “luchando” en la calle una media jornada puede ganar el triple de eso????/…….. recuerdo que cuando comenzo el periodo especial y mi salario de 211 pesos mas la gasolina que ahorraba de los cupones que me daban para el trabajo que una vez vendidos me daban otros 100 pesos mas otros 300 como promedio que hacia al mes entre salario extra por las llamadas “vinculaciones” de que gozaban algunos trabajadores en Cuba que trabajaban a destajo parte del tiempo mas 100 pesos que ahorraba de las “dietas” (3.50 pesos para almuerzo mas 3.50 pesos para comida, mas 1 peso para desayuno y 13 pesos para hotel) que recibian los que trabajabamos lejos del hogar y que totalizaba en unos 711 pesos al mes se convirtieron en 7 dolares con 11 centavos al cambio que llego a estar a 100 pesos por un dolar……… y por supuesto que este miserable monto no me alcanzaba para sostener una familia de 5 ni siquiera adicionando los 150 pesos mensuales que ganaba mi esposa que sumaban un dolar y 50 centavos…….. entonces decidimos dejar el trabajo……. simple…….. para que queriamos conservar tan miserable trabajo????…….. yo me dedique a la joyeria y la venta de oro y prendas y mi esposa compraba cosas en la tiendas dolarizadas con los dolares que yo ganaba y las vendia a los campesinos del oriente del pais (ella es “palestina”) y con lo obtenido en pesos compraba mas dolares en la Habana y volvia a comprar cosas en las shopings y asi repetia el ciclo que dejaba una ganancia de unos 300 dolares al mes……… claro que sabiamos que este medio de vida nos traeria problemas con el regimen en algun momento por eso ahorramos todo lo que pudimos para largarnos del pais a la primera oportunidad…… la cual se presento en el 1994 ……… por tanto….. pensar en conservar un trabajo que da ni para empesar el mes no es logico……….. y conservar un trabajo donde robando uno pueda pasar el mes no es mas seguro que dedicarse al forrajeo o a alguna actividad economica independiente por ilicita que sea pues en ambos casos a la larga uno revienta y para en la carcel……….

  • Mr.Freud mi saludo y admiracion por ver como se las arreglo!!!!!!!

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