Nueva siembra de árboles
Irina Echarry
La llegada de las lluvias ha sido una bendición. La tierra estaba reseca, los embalses con poco nivel de agua y además un grupo de amigos esperábamos que lloviera para comenzar a sembrar.
Cansados de que un ser invisible (para nosotros) maltrate los arbolitos que plantamos en cualquier resquicio de la ciudad, decidimos cambiar el lugar de la siembra para un sitio más seguro.
Acudimos a la Empresa de Forestales de Arroyo Naranjo buscando espacio para nuestras posturas y así contactamos con Clara.
Clara es una señora gentil que vive en una de las fincas de Forestales cerca de una presa con la misión de cuidar y reforestar esa zona. Justo lo que buscábamos.
Pero Clara tiene dos vacas y un dilema: no sabe si priorizar el pastoreo o la siembra a riesgo de que las rumiantes se coman las plantas.
Luego de conversaciones preferimos arriesgarnos porque el lugar es grande y creemos que se puede hacer todo.
En un diario anterior conté sobre las semillas que poníamos a germinar y luego colocábamos en bolsitas llenas de tierra y compost hecho por nosotros. La esperanza de que ahora crezcan sanos y felices nos da nuevas energías.
Escogemos un día del fin de semana para que no coincida con el trabajo oficial de algunos; antes preguntamos a Eduardo cómo estará el clima y dedicamos unas cuantas horas al contacto físico y espiritual con la tierra.
Ya hace cuatro semanas que sembramos en la finca de Clara. Hasta ahora hemos plantado 34 posturas: algarrobos, yagrumas, chirimoyas, guanacastes, ceibas y dos árboles muy bonitos que no sabemos sus nombres (una semilla la recolectamos en la casa del Asia, en la Habana Vieja y la dediqué a mi amigo Abel; la otra en la Finca de los Molinos de un árbol cuya corteza es color mostaza).
Por ahora somos pocos los involucrados en la tarea, esperamos que vengan más amigos y amigas, de cualquier lugar. Pueden ser nacionales o extranjeros; no importa la raza, la orientación sexual o la ideología.
Sólo tienen que estar en la Habana (de visita o permanentemente), deben traer gorra para cubrir la cabeza del impacto del sol, antibióticos para después del baño en la presa (es opcional) y muchas energías para trabajar, por acá inventaremos alguna merienda.
Si desea sumarse deje un comentario para contactar después.
jajajajaj ay irina!!
Dime Luismi, espero que cuando vuelvas al Eléctrico sea para sembrar. ¿Te animas?
Claro Iri, si tú sabes que lo que más me gusta a mí es sembrar árboles.