Empezaron las clases en Cuba

Irina Echarry  (Fotos: Caridad)

pioneros-1HAVANA TIMES – Amanda regala una sonrisa a todo el que le pregunta si le gusta la escuela; una sonrisa sincera, de felicidad, que recuerda la mía hace unos cuantos añitos.

Hasta el curso pasado todas las mañanas sentíamos en la escalera el llanto de Amanda, no quería ir al círculo infantil. Le pregunté varias veces y nunca me explicó por qué. Ahora, cada mañana, silenciosa y sin remolonear, marcha hacia la escuela. La abuela está preocupada porque la niña es de mal comer, pero hasta ahora no ha presentado quejas en cuanto a la alimentación: devora todo lo que le ponen en la bandeja y, además, dice que estaba rico.

A mí me preocupan otras cuestiones. Me inquieta pensar que Amanda pueda estar recibiendo clases de una de las dos maestras de preescolar que encontré en una cola, muy pocos días antes de comenzar el curso escolar: una veterana y otra novata.

La primera manifestaba su descontento porque tenía programadas demasiadas reuniones, escaso salario y dos hijos que atender. La segunda, una moderna jovencita que arrastraba la Sssss advertía que ella no sabía qué día empezaba, pero que no iba a coger lucha ninguna.

pioneros-3Entonces, la experimentada le explicó que dar clases a niños tan pequeños es “muy fácil porque ellos están en cero, lo que tú les digas se lo aprenden rápido y si no, se lo machacas y ya. Las clases son bobería: tienes que hacer un Abecedario y los números del 1 al 10. Ahora como hay que hacerlo rápido yo cogí mi cartulina, pero en cuanto empiece el curso les pido a los padres. Lo que sí no puedes dejar que se te monten encima, porque hay cada niñito… desde el primer día tienes que demostrar quién manda y hablar claro con las madres para que después no haya un mal entendido, una no tiene que estar aguantando pesadeces …ah, y ubicar a la asistente (auxiliar pedagógica) que ninguna quiere trabajar…”.

Todavía no sé si la maestra de Amanda es de las que piden 4 cuc por alumno para comprar ventiladores para el aula, cuando se terminan las clases los traslada a su casa y el próximo 1ro de septiembre vuelve a pedir 4 cuc… etc.

Pero lo que más me angustia es imaginar a Amanda ―que ahora canta y ríe con total ingenuidad, alejada de preocupaciones políticas― gritando: “Reagan no tiene madre porque lo parió una mona”, “que se vaya la escoria”, “abajo Torricelli” o (más contemporáneo) “libertad para los cinco héroes”. Y lo hará, porque las escuelas primarias cubanas donde cada niño del país ―sin importar raza o status social― puede estudiar, no escatiman recursos para manipular la inocencia.

pioneros-2No importa que los chiquilines aún no sepan quiénes son Reagan o Torricelli, que no relacionen a los gusanos con sus vecinos y ni siquiera estén interesados por otros héroes que no sean los que ven en los video-juegos o los dibujos animados; llegará el momento en que, como yo, sientan odio, rencor o admiración ―según sea el caso―, sin saber bien qué significan y cómo manejar esas emociones.

Lo digo por experiencia. Yo fui una niña imaginativa, introvertida, dulce; creía que mi papá sí extraía caramelos de mis orejas y que el anfiteatro de Alamar fue el set de filmación de Tiburón, ¿cómo imaginar que mi hermano me tomaba el pelo?

En mi casa sentían mucha estima por Fidel; en la escuela, las clases de historia rememoraban la épica revolucionaria; para ver cómo iba nuestra gramática y ortografía nos orientaban composiciones donde se alababa a la revolución cubana y sus titanes; las efemérides eran recordadas cada día y todas hablaban de hazañas necesarias y sangrientas; a noventa millas estaba el imperialismo malvado y el Gran Fidel se enfrentaba a él con arrojo.

Entonces, desconcertada, le pregunté un día a mis padres “¿cómo es posible que en medio de un discurso de Fidel las guaguas sigan saliendo y la gente esté en la calle? ¿No debería paralizarse todo para escucharlo?”

Muchos amigos se ríen cuando lo cuento, pero deseo mucho que Amanda no tenga en su historial una anécdota tan triste como la mía.

Irina Echarry

Irina Echarry: Me gusta leer, ir al cine y estar con mis amigos. Muchas de las personas que amo han muerto o ya no están en Cuba. Desde aquí me esforzaré en transmitir mis pensamientos, ideas o preocupaciones para que me conozcan. Pudiera decir la edad, a veces sí es necesario para comprender ciertas cosas. Tengo más de treinta y cinco, creo que con eso basta. Aún no tengo hijos ni sobrinos, aunque hay días en que me transformo en una niña sin edad para ver la vida desde otro ángulo. Me ayuda a romper la monotonía y a sobrevivir en este mundo extraño.

4 thoughts on “Empezaron las clases en Cuba

  • Más que enseñanza se recibe GRANDES DOSIS DE ADOCTRINAMIENTO.

  • Siento decirte Irina, que si esa dictadura persiste, las anécdotas de Amanda serán peores que las tuyas.

  • Empezaron las clases con un deficit de 7000 maestros……. y los otros 14000 maestros en curso son improvisados!!!!

  • Pobres muchachos, menos mal que saqué al mío a tiempo.

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