El aborto: otra discusión pendiente

Irina Echarry

Foto: www.5septiembre.cu
Foto: www.5septiembre.cu

HAVANA TIMES — Cuando hace dos años estuve en la sala de legrados del hospital de Maternidad Obrera, una sensación triste recorrió mi alma. Luego de pasar muchos días todavía recordaba la escena donde cada muchacha en espera de su turno declamaba —cual poema bien aprendido— la lista de los legrados que se han hecho las mujeres de su familia; o las que decían sin ningún escrúpulo “esto va hoy pa fuera”.

Una frase sacudía mi mente y obstaculizaba cualquier intento de pensar sobre el tema: no puede estar bien un país donde sus mujeres acuden en masa a hacerse legrados. Y lo sostengo.

El tema del aborto es complejo y despierta pasiones, debates éticos, religiosos, filosóficos, biológicos y generalmente quien opina —no importa de qué bando esté: si a favor o en contra— niega la opinión contraria.

Utilizo la palabra bando porque por momentos recuerda una batalla donde muchos piensan que son dueños de la razón. Y resulta que la cuestión es complicada precisamente porque se trata de reflexionar sin acercarnos a los extremos, se trata de un llamado de atención al respeto de nuestros derechos, al respeto de nuestra libertad. Ahora, cuáles son los derechos que están en juego en esta lucha, habría que pensarlo bien.

Lo primero que noto es que se habla desde la inmediatez, se argumenta sobre cómo debe ser ahora; la mayoría desconoce en su discurso cuánto y por qué se ha luchado tanto en el mundo entero para legalizar el aborto.

En los países en que no está permitido, las mujeres se someten al designio de los poderosos quienes —alejados de los hechos— firman la ley y las condenan a una vida que no pueden dirigir, orientar a su gusto o según sus necesidades; y limitan la sexualidad a la reproducción.

Por eso Europa se está movilizando de nuevo ante el peligro de la reforma a la ley del aborto en España, para impedir (como ya lo hicieron con éxito el siglo pasado) el control sobre el cuerpo y sobre la sexualidad femenina.

Para mí la prohibición tiene doble lectura, pues a la vez que se glorifica la vida se le condena al sufrimiento: la criatura que nace no es ni deseada ni planificada ni bien recibida y, a la vez, se le impone a la mujer (y algunas veces al hombre) la responsabilidad de esa criatura no deseada.

Muchas mujeres se ven obligadas a acudir a formas alternativas de abortar lo que pone en riesgo sus vidas, su fertilidad; o a mal vivir con un ser al que no pueden acoger con cariño o al que no pueden satisfacerle todas sus necesidades, etc.

Es lógico que se hable de derecho a la vida, pero eso no solo incluye a la criatura. La vida de la mujer está comprometida desde todos los puntos de vista, pues un embarazo involucra su libertad, su organismo y puede cambiar el curso de su vida: aspiraciones, proyectos, planes, deseos; por eso creo que alejar a la mujer de la decisión sobre su cuerpo es un error.

No es el Estado quien decide sobre mí, soy yo.

Si la decisión de interrumpir un embarazo se torna una prohibición oficial dejamos de tener control sobre nuestra vida. Hace poco en una reunión con amigos se discutía si en Cuba, con la relación ascendente entre el Gobierno y la Iglesia, podrían prohibir el aborto; no lo sé, espero que no.

Lo que sí pienso que debería convocarse a una discusión donde todo el que lo desee, ya sea hombre o mujer, aporte sus ideas o sus visiones del asunto.  Sin embargo, el tema se reserva a unos cuantos especialistas y se deja fuera a las máximas implicadas: las mujeres —me refiero a esa gran masa que acude diariamente a cada hospital ginecobstétrico del país—.

Para dar solución a los problemas generalmente hay que hurgar en sus causas e intentar eliminarlas, pero sabemos que eso no se logra de un día para otro. La mayoría de los embarazos que se interrumpen voluntariamente en Cuba son fruto de relaciones sexuales irresponsables; las malas condiciones económicas de la familia, la falta de vivienda propia, la pobre esperanza de un futuro mejor, etc., completan el escenario.

Aunque hay alguna publicidad al respecto —spots televisivos que anuncian que el aborto no es un medio anticonceptivo—, la difusión es pobre; no existe una verdadera campaña nacional que gire en torno a ese tema. Como tampoco se incluye a los hombres, al contrario: en la sala de legrados se prohíbe la presencia masculina, ni siquiera pueden subir hasta la entrada a darle apoyo a su compañera que, aunque se exprese de manera fría y ajena, cuando sale del salón es un ser vulnerable, frágil y deprimido.

Hay que actuar y pronto, además de promover una sexualidad más saludable donde la anticoncepción no recaiga solo en una parte de la pareja ni se realice después del acto sexual, sino de manera preventiva; resaltar lo positivo de la planificación familiar; viabilizar el proceso para la adopción y, sobre todo, educar en el amor a la vida. No sacralizarla sino valorarla en todo su sentido.

Llama la atención que la generalidad de las muchachas que había en aquella sala de legrados no era conciente de lo que hacía, por lo tanto no eran posible los cuestionamientos éticos ni de ningún tipo, solo pensaban en la imposibilidad de seguir el embarazo; pura supervivencia.

Ninguna hablaba de la responsabilidad de cegar una vida o de su tristeza por tener que hacerlo. Las frases más comunes aludían a la carga que se adquiere con un hijo, pero ¿eso las convierte en asesinas?

Quizá sería saludable para el país (tanto la sociedad como el Estado que se encarga de la salud pública) verlo de otra manera, sin ir a los extremos: la interrupción voluntaria del aborto sí debe ser un derecho de la mujer (en previa conversación con el hombre involucrado), pero los derechos hay que ejercerlos con responsabilidad.

Irina Echarry

Irina Echarry: Me gusta leer, ir al cine y estar con mis amigos. Muchas de las personas que amo han muerto o ya no están en Cuba. Desde aquí me esforzaré en transmitir mis pensamientos, ideas o preocupaciones para que me conozcan. Pudiera decir la edad, a veces sí es necesario para comprender ciertas cosas. Tengo más de treinta y cinco, creo que con eso basta. Aún no tengo hijos ni sobrinos, aunque hay días en que me transformo en una niña sin edad para ver la vida desde otro ángulo. Me ayuda a romper la monotonía y a sobrevivir en este mundo extraño.

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7 thoughts on “El aborto: otra discusión pendiente

  • Iri: De acuerdo contigo, la mujer debe tener pleno derecho sobre su cuerpo, no el estado, no la iglesia, al igual que el estado debe hacer más en la promoción de una sexualidad responsable.

  • Veo bastante moderación en este escrito. Lamento ser una de las apasionadas del tema, me confieso Pro-Vida y reconozco al Estado el deber de proteger la vida desde su concepción.

    Cuando hablan del “derecho” de la mujer a decidir sobre su cuerpo, yo estoy de acuerdo. Que la mujer decida sobre el cuerpo suyo, pero que no decida sobre el cuerpo del otro. Que la mujer decida ligarse las trompas o eliminarse el útero, es su cuerpo. Que decida tomar pastillas, inyectarse anticonceptivos, ponerse un diu, abstenerse de tener sexo algunos días; es su cuerpo.

    Así mismo como se tipifica delito el auxilio al suicidio, y sin dudas, el que se suicida sí está decidiendo sobre su propio cuerpo y no sobre ningún otro.

    Dudo muchísimo que el aborto se llegue a cuestionar en un futuro cercano en Cuba. La sociedad cubana es pro abortista. Ir contra eso es casi más costoso políticamente que ir contra Martí. Por otra parte, al funcionar como válvula de escape a las presiones sociales alivia el trabajo de los gobernantes, sean estos o los próximos. Pensemos en unos 80 000 nuevos niños que nazcan cada año a los cuales hay que darles el litro de leche y ponerles escuela en cinco. Igual que es difícil para los padres es difícil para el gobierno. Más fácil es eliminarlos.

  • …el tema del aborto es muy complicado …las mujeres son las que deben decidir sobre si hacerlo o no con madurez y responsabilidad …ojala llegara esa madurez y responsabilidad a esas jovenes que solo se preocupan cuando estan embarazadas y usan el aborto como anticonceptivo….todas las opiniones son muy respetables pero a mi siempre me ha parecido una posicion hipocrita esa de defender a los nonatos y olvidarse de garantizar lo esencial a los ya nacidos…

  • Coincido con el enfoque del post y con Alfredo y Eduardo.
    Si se defiende el no nato por encima de los derechos de la mujer nacida, es un atropello a la mujer.
    Como dice IRINA, “el estado no puede decidir sobre mi cuerpo soy yo la que decide” porque de lo contrario
    volvemos al esclavismo.
    Yo también espero que la Iglesia se atempere y respete los derechos alcanzados y por alcanzar en Cuba, porque su visión del aborto, los anticonceptivos, y su visión sobre la homosexualidad hacen muchísimo daño.
    Es salir de Guatemala y entrar en guatapeor.

  • Irina,

    El aborto está matando a Cuba … literalmente.

    En estos momentos en Cuba las mujeres tienen 1.49 hijos de media, cuando hacen falta 2 hijos por mujer para el reemplazo generacional. Eso hará que la población cubana disminuya un 25% cada generación, es decir, cada 30 años. Por tanto, teniendo en cuenta solo la natalidad, dentro de 30 años Cuba tendrá unos 8,2 millones de habitantes. Después de otros 30 años serán 6,2 millones y con otros 30 más, serán 4,6 millones de Cubanos.

    Pero estas cifras son optimistas, porque también hay que computar la emigración. Según cifras del gobierno cubano, en 2013 salieron de Cuba 226.877 cubanos, de los que regresaron el 57.8%. Es decir se quedaron en el extranjero unos 95.000. A esa velocidad, al cabo de 30 años habrán emigrado 2,8 millones de cubanos. Por tanto los cálculos anteriores de que Cuba tendrá para entonces 8,2 millones de habitantes son falsas. Su número será de 2,8 millones menos. Es decir, dentro de 30 años Cuba tendrá 5,4 millones de habitantes.

    Esos son los problemas de tener una natalidad del Primer Mundo y una emigración del Tercer Mundo. En realidad la natalidad del Cuba es inferior a la de muchos países del Primer Mundo. Por ejemplo, las mujeres en Estados Unidos tienen 2.05 hijos de media. En otros países del Primer Mundo, aunque la natalidad es baja la población no disminuye porque hay un suministro inagotable de inmigrantes del Tercer Mundo.

  • ” “el estado no puede decidir sobre mi cuerpo soy yo la que decide” porque de lo contrario
    volvemos al esclavismo.”

    De acuerdo: El estado no puede decidir sobre tu cuerpo y no puede obligarte a salir embarazada. Como decia gusan@100%: Tienes todo el derecho del mundo a usar cualquier método para evitar un embarazo. Pero tu derecho a decidir sobre tu cuerpo termina, exactamente donde comienza el derecho a la vida del otro.

  • Gabriel, buen punto. No había sacado la cuenta que su sacas. Añadiera que para colmo no hay emigrantes a Cuba como en el pasado, tan importantes para la entrada de sangre nueva con nuevas ideas y perspectivas. Países como Brasil de 150 millones de habitantes, 50 millones no han nacidos en el país. Ya no es ni un país “latino”, (por lo menos en el Sur). De ahí que todas estas ideas sobre culturas y etnias nacionales no pueden ser mas estáticas y cerradas. Es como si pensaran que el mundo que conocen, es y sera, el mismo mundo eternamente.

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