¿Estados Unidos combate o apoya al terrorismo?

Elio Delgado Legón

HAVANA TIMES — Cuando el 11 de septiembre de 2001 el más descomunal y criminal acto terrorista de todos los tiempos destruyó las Torres Gemelas de Nueva York, el entonces presidente de Estados Unidos George W. Bush declaró que le haría la guerra al terrorismo y que estaba listo para atacar a 60 o más oscuros rincones del mundo.

El ataque a las Torres Gemelas le había dado a EE.UU. el pretexto perfecto para desatar una guerra contra gobiernos que no eran del agrado del imperio estadounidense. Entonces se acusó a Irak de poseer armas de destrucción masiva y había que invadirlo y cambiar el régimen existente. Podría parecer una broma, el país que posee la mayor cantidad de armas de destrucción masiva, y que no solo las tiene, sino que las ha utilizado, acusando a otros de poseerlas y que por ello hay que invadirlos y cambiar el sistema.

La invasión a Irak, lo primero que demostró fue que no había tales armas y que el presidente de Estados Unidos había mentido al mundo para justificar la embestida. Luego vino la agresión a Afganistán, supuestamente en busca de Bin Laden, líder de la agrupación terrorista Al Kaeda, personaje que había sido preparado, entrenado y armado por los propios Estados Unidos para que sirviera a sus intereses. Es decir, entonces era un terrorista bueno.

La invasión a Irak, a Afganistán y posteriormente a Libia, logró el objetivo del cambio de régimen, pero sumió a toda esa zona en el caos, lo que ofreció la posibilidad de que los tenebrosos cerebros terroristas se armaran y comenzaran a ocupar territorios, lo que ha costado a esos pueblos decenas de miles de muertos y millones de desplazados que huyen de la muerte.

Al surgir el conflicto en Siria, que pudo haberse resuelto entre los ciudadanos de esa nación en poco tiempo, el imperialismo vio la posibilidad de cambiar otro régimen hostil y comenzó a echarle leña al fuego de la guerra interna, introduciendo miles de combatientes armados desde el exterior, en su mayoría terroristas que han destruido a ese país y causado miles de asesinatos, lo que ha provocado un éxodo masivo hacia Europa, complicando más la situación que ya existía en el viejo continente.

Los Estados Unidos proclamaron al mundo que combatirían el terrorismo en Siria, pero durante varios años de supuesta lucha antiterrorista, no avanzaron un ápice y mientras tanto los terroristas se hacían dueños de vastos territorios. Solo con la intervención de la fuerza aérea rusa y el apoyo brindado por Rusia al gobierno de Bashar al Asad, se ha logrado recuperar muchos territorios ocupados por los terroristas y causarles numerosas bajas.

Ya en una oportunidad anterior, los terroristas utilizaron armas químicas, que causaron decenas de muertes, de lo cual fue acusado, sin pruebas, el gobierno sirio, el que en aquel momento aceptó una investigación y entregó todas las posibles armas químicas que poseía. Ahora, la historia se repite y nuevamente comienza una campaña mediática acusando al gobierno de lanzar armas químicas contra la población civil, lo cual carece de todo sentido, pero ha sido utilizado por el gobierno de Donald Trump como pretexto para lanzar un ataque con misiles crucero contra una base aérea siria.

Cuando se supone que Estados Unidos combata el terrorismo, ataca a los que lo están combatiendo con  bastante éxito, lo que demuestra que para él, mientras los terroristas contribuyan con su objetivo de derrocar al gobierno legítimo de Siria, en lugar de combatirlos los apoyan arremetiendo contra una base aérea de ese país, lo cual causó una gran destrucción y nueve muertos militares e igual número de civiles en aldeas vecinas, entre ellos varios niños. Todo esto hace que la opinión pública mundial se pregunte: ¿Estados Unidos combate o apoya el terrorismo?