Pollos, calvos, gays, pueblos originarios y destinos de la izquierda (I)

Dmitri Prieto

El controversial debate acerca de un reciente discurso de Evo Morales también repercutió en las páginas de Havana Times. Me parecieron interesantes el post de Yusimi y el comentario de Caridad. Comparto la opinión de Yusimi sobre las esperanzas que hizo germinar el origen popular del presidente boliviano.

Algunos comentaristas han señalado –justamente, creo- que la discusión sobre el posible contenido homofóbico de varios momentos de la intervención del líder boliviano en la Cumbre de los Pueblos por los Derechos de la Madre Tierra servía para desviar la atención sobre los problemas centrales analizados en la cumbre.

Otros –también justamente, creo- dicen que Evo cometió un tremendo error político cuando repitió en su alocución una “leyenda urbana” que vincula los hábitos primermundistas de consumo con determinadas cualidades sexuales, e incluso con la calvicie.

A mí en particular me parece funesta cualquier generalización sobre las virtudes y defectos de grupos de personas, basada en sus orientaciones sexuales, hábitos alimenticios, o poblamiento del cuero cabelludo.  Creo que los hombres y las mujeres somos buenos en nuestro ser como hombres o mujeres en dependencia de lo que cada cual lleva en su corazón, y no en base a trivialidades como las mencionadas. No creo que los calvos o los gays sean por ello peores personas o menos sanos que los “demás”.

El problema de los hábitos de consumo saludables es de un tipo bien distinto, pero aún así no creo adecuado hablar de los “norteños” como si fuera un bulto de gente parecida con determinadas tendencias a perder su hombría; el mismo razonamiento es aplicable a los indígenas, muy saludables -según Evo- porque consumen chicha en vez de Coca-Cola.

Lo que me preocupa seriamente es el destino de la izquierda.

Después de 1990, la izquierda latinoamericana y mundial comenzó un lento renacer. En 1994 emergió la controvertida rebelión zapatista en Chiapas, y posteriormente surgieron los Foros Sociales y otros espacios protagonizados por los movimientos populares y comunitarios (incluyendo indígenas, LGBT, feministas, campesinos, ecologistas, sindicalistas, teólogos de la liberación).

Fue la gestación de una izquierda distinta a la tradicional moderación socialdemócrata o al “centralismo democrático” de los bolcheviques. Una izquierda basada en la diversidad, la autonomía y el diálogo. Este proceso global tuvo expresiones particulares en cada país, y en Latinoamérica posibilitó la aparición de coaliciones populares que llevaron a la “Gran Política” a líderes como Evo, Chávez y Correa.

Son complejos los dilemas de las izquierdas en el poder y de los liderazgos carismáticos, incluida la psicología y la dimensión espiritual de esos liderazgos.

Aun se discute cómo pueden ser compatible la izquierda y la “Gran Política” (se trata de un tema eternamente controvertido), pero está claro que el discurso de Evo más que ayudar a la unidad en la diversidad generó importantes resquebrajamientos en la izquierda misma. Y este hecho no tiene nada que ver con la defensa o no de la Coca-Cola o de Kentucky Fried Chicken.