La candonga del Boulevard de San Rafael

Dmitri Prieto

Vendedora de cigarrillos y cafe.

Conozco San Rafael –calle emblemática de Centro Habana- desde que era un chico.  Venía con mis padres a Cuba de vacaciones, e íbamos a pasear por San Rafael.  Recuerdo los animados de Elpidio Valdés en el Cinecito, y una vez que me llevaron a ver Fantomas en el cine Rex, hoy destruido.

Me gustaba el pavimento cuadriculado en amarillo sobre gris y la gran bola roja, anuncio lumínico que marcaba una farmacia.  También los cilindros transparentes con otros rodantes dentro, blancos, rojos y azules, de la barbería.  Esos cilindros no los había en Moscú.  Después supe por un libro que los colores rojo y azul representan la sangre arterial y venosa, ya que el gremio de los barberos antiguamente también se dedicaba a la cirugía dental.

Por estos días volví a recorrer el Boulevard de San Rafael (en Cuba, Boulevard no tiene que ver con los árboles, como en París y Moscú, sino es simplemente un paseo peatonal).  Por supuesto, he visitado mucho esa calle en los últimos tiempos, pero esta vez me impresionó un nuevo dato, muy importante.

La calle se ha convertido en una candonga.  Candonga es una palabra traída por los combatientes cubanos de África, y significa mercado informal de variedades.

Dadas las reformas económicas que acaban de arrancar, ya ha crecido la cantidad de productores/vendedores privados de todo tipo de artículos.

Con una rápida mirada al Boulevard, pude apreciar montones de vendedores de diversos útiles del hogar y piezas, arregladores de relojes, libreros, artesanos, y sobre todo proveedores de CDs/DVDs con grabaciones de audio y video (así como –imagino- juegos para computadoras).

Esos últimos son los más visibles.  En Cuba, consuetudinariamente no hay mucha preocupación por asuntos tan esotéricos como el copyright, y la gente ha ido copiando los audiovisuales y software con la mayor libertad del mundo.

Hoy, al parecer, tal proceder está en plena expansión, convertido en un lucrativo negocio (dada la cantidad de microempresarios que lo practican).  Los bicitaxistas custodiaban celosamente ambos extremos del Boulevard, [bicitaxistas] ofreciendo matraquillosamente sus servicios.

También me fijé que en las zonas aledañas abrieron nuevas tiendas privadas de artículos religiosos (para rituales afrocubanos).

Las candongas (con otros nombres) fueron la señal que marcó la emergencia de las “economías de mercado” en países del Este de Europa y del Sudeste de Asia, incluidas la ex-URSS y China.

Dice el Evangelio que debemos aprender a leer las señales de los tiempos.

Solo que el cine Rex sigue destruido, como antes.  Fantomas se ha tomado unas vacaciones y quizás lo veremos pronto en algún barrio periférico de La Habana, trabajando para una empresa privada de protección.

Dimitri Prieto-Samsonov

Dmitri Prieto-Samsonov: Me defino por mi origen indistintamente como cubano-ruso o ruso-cubano. Nací en Moscú, en 1972, de madre rusa y padre cubano; viví en la URSS hasta los 13 años, aunque ya conocía Cuba, pues veníamos casi todos los años de vacaciones. Habito en un quinto piso de un edificio multifamiliar, en Santa Cruz del Norte, cerca del mar. Estudié Bioquímica, Derecho (ambas en La Habana) y Antropología (en Londres). He escrito sobre biología molecular, filosofía y anarquismo, aunque me gusta más leer que escribir. Imparto clases en la Universidad Agraria de La Habana. Creo en Dios y en la posibilidad de una sociedad donde seamos libres. Junto con otra gente, en eso estamos: deshaciendo muros y rutinas.

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