Pan y Circo
Dariela Aquique
¡Al pueblo pan y circo!, es una frase que se le atribuye a Nerón, el tristemente célebre emperador romano.
Dícese que por aquellos tiempos cuando la situación social se tornaba crispada o las clases gobernantes temían reacciones adversas, trataban de relajar las tensiones, manteniendo a la plebe entretenida.
Una estrategia sabia en materia de política, un poco de comida y diversión, disfrazaría la atmósfera caldeada y la imagen que siempre vende un pueblo divertido es que no está ocurriendo nada: ¡acá, pasa eso mismo!
Por estos días, se escuchan más que nunca las quejas constantes de la gente ante la situación económico-social que el país vive.
La protesta por el caótico estado de la transportación pública, que aunque comparada con la de hace unos años, ha sido mejorada, más aún insuficiente, por los servicios a la población, todos, desde la gastronomía hasta el más elemental tramite burocrático son realmente tortuosos.
Los salarios y el costo de vida en total discordancia. Sin embargo, creo que es una actitud que funciona casi como un reflejo incondicionado, las gentes aunque inconforme, siempre cuestionando la calidad de todo, no deja de asistir a las ferias, festejos, fiestas populares que como paliativos a su terrible cotidianidad se les ofrece.
En mi ciudad hace algunos meses todos los fines de semanas, las calles más céntricas se colman de mesitas, tarimas y timbiriches, vendiendo comidas, bebidas y artículos diversos, esto va acompañado de mucha música y se llaman las noches santiagueras.
Una multitud sale de sus casas, tiene como pretexto ir las “fiestas.” gastan lo que no tienen, el pago a sus trabajos queda mutilado en una esquina, regresan a sus casas criticando los precios, el trato recibido, la calidad de lo que se han comido y para hacerlo todo más terrible, si no andaban de suerte les toca caminar porque no hay guaguas.
Pero las gentes necesita creer que sus vidas no son tan espantosas, buscaran unos pesos de más y saldrán la próxima semana a disfrazar sus tedios, así se medio enmendarían las inconformidades.
Parecerá de pronto que todo está muy bien, así funciona el lema: ¡Al pueblo pan y circo!