Como una silenciosa plaga

Por Caridad

HAVANA TIMES – Como una silenciosa plaga, de esas que en la edad media comenzaban sin que la gente comprendiera muy bien qué estaba pasando, han vuelto los apagones en Venezuela.

No es que los cortes de luz se hubiesen extinguido, como sucedió a los enormes reptiles del pasado. Los cortes de electricidad siempre asomaban la cabeza a nuestras ventanas, a ver qué estábamos haciendo, para impedir que lo termináramos. Pero desde que ocurrieron los dos grandes “apagones” en Venezuela, en el año 2019, que luego mantuvieron por un par de años más los racionamientos de electricidad, podríamos decir que tuvimos otro par de años de cierta tranquilidad en cuanto a ese asunto de vivir a oscuras.

Las cosas han cambiado un poco desde 2019. Hace cuatro años atrás el servicio de gas era un caos total. Para quienes vivimos fuera de la capital obtener una bombona de gas de 10kl era prácticamente un sueño, o digamos mejor, una pesadilla. Si podíamos comprar una o dos al año, era todo un milagro. Así que la mayoría dependíamos de las cocinas eléctricas, y con los continuos y prolongados cortes de luz cocinar y comer se consideraba también otro gran milagro.

Bueno, no alargaré el listado de desdichas que conlleva un país a oscuras.

Aunque mi memoria no es muy buena en eso de contar el tiempo, puedo casi asegurar que tuvimos dos años de relativo sosiego. El servicio de gas mejoró ostensiblemente, y los apagones fueron reduciéndose hasta tener, quizá, uno al mes o cada par de meses. Así que pudimos cocinar con gas y trabajar lo que el servicio de internet nos permitía (el internet y los descarados cobros de la empresa nacional ya es otra tremebunda historia).

En el año 2023 han estado sucediendo varias cosas en Venezuela.

La más llamativa de ellas es la detención y procesamiento por corrupción y malversación de fondos, de más de cincuenta funcionarios y allegados al gobierno de Maduro, caso conocido como “PDVSA-Cripto”, que involucra a la empresa estatal Petróleos de Venezuela S.A. y a la Superintendencia Nacional de Criptoactivos y Actividades Conexas (Sunacrip). La mayoría de los procesados están directamente vinculados al ministro del petróleo Tareck el Aissami.

El señor Tareck no es cualquier ministro, ya el hecho de estar a cargo de la mayor riqueza de Venezuela dice mucho, el ministro Tareck era mano derecha, era el discípulo amado del presidente Maduro. Aunque han procesado a los que estaban bajo su mando, ni siquiera se ha emitido una orden de captura contra el ministro responsable principal de la “pérdida” de más de 300 millones de dólares. Quiero aclarar que este monto es el que el gobierno ha ofrecido a la opinión pública, pero ya sabemos que lo desfalcado por este ministro y los que gobiernan el país, lo supera con creces.

A estas noticias, que ocurrieron entre los meses de marzo y abril, se le suma la muerte de dos de los procesados, uno de ellos en circunstancias que evidencian torturas. El presidente lanza una alerta a las fuerzas represivas para que dupliquen el rigor, porque es evidente que lo que le ha llevado a actuar contra su discípulo amado, no son los hechos de desfalco y corrupción, sino las intenciones del ministro de petróleo de tomar el poder político del país. Es un secreto a voces.

Y en medio de todo esto cada día sube el precio de los depauperados servicios públicos y se hace notar la ya no tan silenciosa plaga de los apagones.

Mientras los cortes de electricidad ocurren fuera de Caracas, no llaman mucho la atención, pero cuando la ciudad comienza a quedar a oscuras suenan las alarmas.

En medio del calor húmedo de esta etapa del año, propicio para los mosquitos, los apagones se vuelven el silenciador perfecto para una sociedad que vuelve a sentir escalofríos con solo imaginar volver a estar una o dos semanas con un país totalmente a oscuras. La gente dejará, poco a poco, de preguntarse por Tareck el Aissami, por los torturados para que hablen o no hablen de más; por la lucha de los maestros y la instauración de “maestros rompehuelgas” que no son más que estudiantes de bachillerato tomando el lugar de los verdaderos maestros; por la nueva ola de inflación que apenas nos permite respirar.

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Caridad

Caridad: Si tuviera la oportunidad de escoger cómo sería mi próxima vida, me gustaría ser agua. Si tuviera la oportunidad de eliminar algo de lo peor del mundo borraría el miedo y de todos los sentimientos humanos prefiero la amistad. Nací en el año del primer Congreso del PCC en Cuba, el día en que se celebra el orgullo gay en todo el mundo. Ya no vivo al este de la habana, intento hacerlo en Caracas y continúo defendido mi derecho a hacer lo que quiero y no lo que espera de mí la sociedad.

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