Lilliana Héctor, siempre cantando

Puente Musical desde Cuba*

Osmel Almaguer

Liliana Héctor foto: juventudrebelde.cu

HAVANA TIMES — Lilliana Héctor forma parte de una nueva generación de trovadores cubanos que ya se incluye, con méritos propios, en la escena musical cubana.

En su aún incipiente carrera como cantante y compositora de los temas que interpreta, resalta por la belleza y profundidad de sus letras.

De formación autodidacta -estudió la carrera de Derecho- comenzó a componer sus primeras canciones a la edad de 22 años, en 2006. Poco después realizó su primer concierto en un espacio conocido como “Verdadero Complot”, en compañía de congéneres como Adrián Berazaín y Mauricio Figueral.

Tras obtener, junto al trovador Ariel Díaz, el premio “Una canción para Frida y Diego”, que consistió en hacer 3 conciertos en México D.F., ambos cantautores decidieron comenzar un proyecto, juntos.

Lilliana y Ariel han grabado 2 CD, “Ven a mi Cuba” y “Colores”, obteniendo premios y nominaciones en importantes festivales del disco cubano. Juntos han realizado giras en México, 2007; Italia, 2008; Argentina, 2009; Corea del Sur, 2010, y Córcega, Francia, 2011.

Además de tener el proyecto en conjunto con el cantautor Ariel Díaz, Lilliana no ha dejado de realizar conciertos en solitario. De uno de ellos nació su CD “Tengo”.

Siempre cantando

Una patada en el alma y de vuelta al camino. / Una mirada de fiebre que escala y todo tiene sentido.

Quisiera que las rosas crezcan donde yo piso, / que las palabras de sal vuelvan al desierto mismo, / que el vuelo accidentado por sobre el precipicio / encuentre siempre final bajo el ala de un amigo.

Pero que me pisen de vez en cuando, / que maten conmigo su tiempo / y que no me quieran ni me entiendan tanto. / Y que no me olviden mis desafectos.

Quisiera que no escaparan de mí estos pajaritos, / que cada duende salte de donde está escondido, / que mi pecho se abra y que beses mi grito, / que la mitad de mi alma la arranques de su sitio.

Y que tú me entiendas de vez en cuando, / que mates conmigo tu tiempo, / y que tú me quieras, sí, me quieras tanto, / pero no te olvides de mis defectos.

Porque yo soy ave volando, / porque soy un gato mintiendo, / pero quiero estar a tu lado, / siempre cantando, siempre viviendo.

Que yo quiero estar para siempre a tu lado, / siempre cantando, siempre viviendo

¿Un canto optimista? ¿Una declaración de amor? ¿El redimensionamiento de los sueños de una persona común?

Probablemente todas esas ideas (y otras más) revoloteaban en el pecho de Lilliana Héctor y asentaron su vuelo en esta letra sencilla y hermosa que le escuché por vez primera a dúo con Ariel.

Como se puede apreciar, el texto en sí se sostendría como poema. Alterna imágenes contundentes (que mi pecho se abra y que beses mi grito) con algunas de mayor sutilidad (porque yo soy ave volando, porque soy un gato mintiendo) y otras en las que expresa sus ideas en un sentido directo (que tú me entiendas de vez en cuando).

Todas ellas van encaminadas a la comunicación, pero también a la belleza. Amor y canción son los conceptos centrales en esta letra. El amor como la salvación de un alma una y otra vez pateada hacia el camino.

La canción como acción consecuente con ese espíritu optimista que nos impregna el estar enamorados. Cantar como verbo fundamental. Oficio, en su condición de cantante, y alegoría de la alegría. Pero ojo, que tú me quieras, sí, me quieras tanto, / pero no te olvides de mis defectos, pide el sujeto lírico, porque reconoce la verdad como necesidad fundamental en toda relación humana.

Otras cosas pide, también; como ideales de los seres humanos. Magia, poesía, una belleza espontánea no dada en la perfección del mundo, sino por la bondad en el corazón de las personas.

Pide inspiración, y descubrir lo que se esconde detrás de lo aparente. Sabe que quien dedica su obra a los demás cosecha la envidia de unos pocos, por eso también pide enemigos, y pide ser importante para ellos.

A los valores propios de la composición se agrega el talento interpretativo de esta trovadora que, junto a su pareja musical, va por la ciudad, siempre cantando.

(*) El Puente Musical desde Cuba: Este material es parte de una serie con el fin de promover la comunicación entre la gente de las diversas regiones del planeta.      Estaré utilizando una narración sencilla para hacer llegar al público interesado el mensaje que trasmiten esas canciones cubanas que por su escaso potencial comercial y las dificultades que supone su traducción, a veces permanecen en un estancamiento comunicacional, a pesar de ser verdaderas joyas de la cultura cubana.