Fabio Alemán baila en zapatillas de punta

By Helson Hernández

HAVANA TIMES — Un joven bailarín cubano que ha roto viejos esquemas en la danza tradicional, se impone realizar sus ideas en el contexto artístico de la Isla. Pero, “la vida de un bailarín cubano es aún más compleja”, nos cuenta Fabio Alemán.

HT: Más allá de la condición artística, ¿qué ha representado la danza en su condición humana?

Fabio Alemán: Para mí la danza lo es todo, sin ella no podría andar día a día, porque sencillamente camino danzando. Es inseparable de mi condición humana.

HT: ¿Experimenta alguna transformación en particular cuando se entrega al acto de la danza?

FA: Pienso que sí, pues cuando bailo no es mi cuerpo, sino mi espíritu el que lo hace.

HT: ¿Cómo es la vida de un bailarín “cubano” ante las responsabilidades de su profesión y la dinámica social de su país?

FA: Es muy difícil hacer arte en nuestro país, donde escasea todo lo que necesitas para el trabajo diario, desde la alimentación especializada que deberíamos tener, hasta las zapatillas de cada ensayo. La vida de un bailarín cubano es aún más compleja, por ejemplo cuando tengo que trasladarme en transporte público, ida y regreso diariamente a cumplir con largas y agotadores jornadas de entrenamientos y ensayos. La muchedumbre habanera comparte conmigo atropellos de todo tipo en los transportes públicos, voy de pie en un ómnibus una hora de viaje, y al llegar a mi compañía sigo de pie poniendo en marcha todo mi cuerpo en función de la danza. Por otro lado, sinceramente mi salario nunca me alcanzará para comprarme ni siquiera una bicicleta, para llegar un poco más dispuesto emocionalmente a mi apreciado trabajo.

HT: ¿Entre los trabajos escénicos realizados, cuál ha podido ser su mayor realización hasta hoy?

FA: Mi satisfacción está primeramente en integrar las filas del Ballet Laura Alonso, del Centro Pto-Danza Cuba, y en particular bailar todo el repertorio de la compañía, pero en especial una obra del importantísimo coreógrafo Alberto Méndez, el ballet Soy Cisne. Me atrevo a decir que mi compañía es la que más en Cuba presenta, además del repertorio clásico tradicional, un repertorio de ballets neoclásicos o modernos, ya sean en zapatillas a punta o media punta.

HT: ¿No es común ver a hombres en zapatillas de puntas, pero usted en su ejercicio práctico lo asume?

FA: Es cierto que los hombres no bailan en zapatillas de puntas dentro de la danza clásica, pero desde mi punto de vista es muy novedoso en estos tiempos en los que ya se sale un tanto de parámetros establecidos. Desde mi experiencia personal, el bailar en puntas me ha dado la cobertura de madurar más  en lo técnico-artístico. No dejo de mencionar que también me ha brindado oportunidades de bailar en otros espacios nocturnos de la ciudad, fuera del circuito de los grandes teatros, siendo remunerado por ello.

HT: ¿Se ha propuesto crear una especie de Ballet Trocadero en La Habana?

FA: Además de pertenecer al Ballet Laura Alonso, dirijo el Ballet Trocadero de La Habana, pequeño proyecto en el que he tenido el privilegio de interpretar obras del repertorio clásico tradicional tales como El Lago de los cisnes II acto, Giselle, La muerte del cisne, El Corasiopas de deux, El Cisne negro Pas de deux, entre otras coreografiadas por mí como son Mambozart, Yulunga, Pas de…, After time y Desequilibrio.

HT: ¿Entonces podría existir en Cuba una compañía de hombres haciendo el ballet a puntas?

FA: Sí claro, pienso que Cuba lo necesita, y más ahora que se defiende tanto la diversidad y la identidad de género.

HT: Cuéntenos uno de sus deseos más urgentes

FA: Pienso muy a lo lejos en formar mi propia compañía, con mi sello muy particular, todos sus integrantes figuras masculinas y a puntas. Pero me gustaría mucho, además de bailar el repertorio clásico tradicional, llevar a cabo estas obras antes mencionadas y seguir creando la base neoclásica que me caracterizaría dentro de las artes en Cuba y, en especial, del Ballet cubano.

Para nada estoy en contradicción con la escuela cubana de ballet, por el contrario la sigo llevando y defendiendo ante el mundo entero. También un requisito indispensable para incorporar a las filas del Ballet Trocadero de La Habana sería, por supuesto, la diversidad de género, abogo por ello donde el público específicamente se vea identificado con nosotros.