Dólares volantes en Cuba y la dignidad atacada

Por Francisco Acevedo

HAVANA TIMES – El revuelo formado la pasada semana por el rapero estadounidense Tekashi 6ix9ine, cuando comenzó a lanzar billetes en la avenida Paseo del Prado, desde la terraza del Hotel Grand Packard, representó un poco más que un simple video viral. 

De entrada, las autoridades cubanas aceptaron de buen grado la visita del músico porque como siempre, vieron la parte positiva de la propaganda que podía generar con su visita a la capital, donde seguramente tenían planeado un plan de actividades para que viera con sus propios ojos lo que a ellos les convenía que viera y luego comentara inocentemente.

De esos casos hay miles, que luego regresan a sus países con una idea distorsionada de la realidad del cubano de a pie (lógico si no conocen a ninguno o si a quien conocen no les puede hablar con absoluta franqueza), y pueden pasarse años elogiando algo que no existe.

Sin embargo, en este caso en particular, se trata de una persona de barrio, y que según cuentan solamente protagonizó una práctica usual del rapero, conocido por su estilo de vida excéntrico. Tampoco dio la impresión de que quisiera seguir un programa impuesto por sus anfitriones, pues sí hizo de las suyas.

Aquí llama un poco la atención que la Policía prácticamente nunca aparece cuando hay reyertas similares en las colas por el pollo, el picadillo o el aceite, pero en este caso salieron prontas a cortar la situación, y luego montaron patrullaje para evitar que se repitiera.

El desparpajo formado en ese momento es claro reflejo de la situación crítica del país, aunque realmente si eso lo hace en otro lugar no creo que la reacción de las personas sea muy diferente. Por eso es precisamente que sorprende el revuelo formado por eso, aun cuando se haya filmado y trasmitido a medio mundo.

Jóvenes cubanos concentrados cerca de hotel donde estaba el rapero Tekashi 6ix9ine, antes de que llegó la policia. Periódico Cubano

No faltó tampoco la respuesta de la prensa oficialista, que llegó a comparar al cantante con los marines estadounidenses que se paseaban por La Habana antes de 1959 y fueron estigmatizados por un incidente vergonzoso 10 años antes del triunfo de la Revolución, cuando un grupo de borrachos ultrajó la estatua de José Martí en el Parque Central. El repudiable hecho sale a la palestra a cada rato en la prensa cubana, y con él se provoca el rechazo popular a los marines de la época, e indirectamente a los actuales.

También le instaron a invertir su dinero en otros proyectos, en vez de regalarlos de esa forma, cual si fuera piñata de cumpleaños.

Como pasa cuando hay un evento mediático, casualmente volvió a caerse el servicio de Internet en todo el país; cada vez más gente se da cuenta de que en esto no hay casualidad ninguna.

La inquietud por cualquier nimiedad hace pensar en la fragilidad del sistema, que se siente atacado hasta por un rapero neoyorquino, que dicho sea de paso, quiso maquillar el asunto en su cuenta de Instagram, donde escribió en un video que una persona “se vistió como él”, aunque en una grabación anterior, también compartida en su perfil, muestra a la muchedumbre desde la habitación de su hotel.

Todo parece indicar que quiso quedar bien con quienes lo invitaron, pero ya el daño estaba hecho y el tiro salió por la culata, porque nadie se creyó el cuento. Vestirse como él puede hacerlo cualquiera en Cuba, de hecho parece que algún bromista lo hizo, pero regalar dólares no lo hace nadie que viva en la isla, o al menos yo no me he enterado. El copiador lo que tenía a mano era moneda nacional, y rápidamente se desmontó la argucia.

El Ministerio de Turismo luego se apoyó en este último hecho para limpiar la imagen del viajero, que no abrió más su boca para comentar lo sucedido y continuó con su visita habanera como si nada hubiese ocurrido. Declaraciones de testigos a la prensa extranjera dan fe de que sí lanzó dinero a las calles.

Por mucho menos se forman tumultos todos los días en toda Cuba, pero molesta porque no es al gobierno al que le están rindiendo pleitesía.

La dignidad es la misma, mírese como se mire, y es tan humillante que la gente se pelee por una bolsa de yogurt que por un billete de 100 dólares. ¿Acaso no es humillante que los padres casi estén obligados a robar en sus centros de trabajo para poder garantizar la merienda de sus hijos? ¿O que exista combustible para cualquier acto político y no para que un ciudadano común no tenga que esperar horas por un transporte? ¿O que los dirigentes muchas veces no tengan idea de la empresa que dirigen?

Son muchas preguntas, y ninguna de ellas nació con la lluvia de dólares.

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One thought on “Dólares volantes en Cuba y la dignidad atacada

  • Ese rapero desde que sé de su existencia crea cosas de las cuales hablar, ya no se si ver este acto como una muestra de la cultura de superioridad monetaria que existen entre las personas que logran obtener grandes ganancias con lo que tienen o verlo como una crítica al estado crítico de Cuba.

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