Lo peor es el silencio

Rosa Martinez

HAVANA TIMES — He escuchado a varias personas hablar bien del primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros Miguel Díaz-Canel. Dicen que cuando fue el primer secretario del Partido en la provincia de Villa Clara desandaba la ciudad en bicicleta, usando ropa sport, como un matancero más, se alega también que es una persona muy inteligente y capaz y que será el futuro presidente de Cuba.

Últimamente me he detenido más a analizar sus pasos y palabras. Esa es una de las razones por las que escuché atentamente su mensaje completo en la clausura del seminario nacional preparatorio del curso escolar 2013-2014, que tuvo lugar hace dos semanas.

Díaz Canel dijo varias cosas interesantes, yo me referiré solo a una. Sus palabras fueron: “Hoy, con el desarrollo de las tecnologías de la información, de las redes sociales, de la informática y la Internet, prohibir algo es casi una quimera imposible. No tiene sentido. Hoy, las noticias de todos lados, las que son buenas y las que son malas, las que están manipuladas y las que son verdades, las que están a medias, circulan por las redes, llegan a las personas, la gente las conoce.”

Las palabras del vicepresidente no necesitan explicación alguna, hablan por sí mismas, de todas formas yo daré mi opinión.

Con internet y el desarrollo de las redes sociales no hay nada en este mundo que podamos esconder. De nada sirve que los medios cubanos intenten ocultar la verdad sobre algunos casos de corrupción en la Isla, o sobre las actividades de los llamados disidentes que sí existen y también se organizan.

Si ningún cubano residente en la Isla se atreve a escribir sobre alguno de estos temas o de otros que resultan espinosos para la prensa nacional, ya aparecerá uno fuera del país o algún extranjero que sí lo hará, y los lectores se verán obligados a creer esas versiones de los hechos que en ocasiones se alejan de la realidad por el odio desmedido hacia el gobierno cubano.

No hay  forma de que la noticia le llegue a la población con una sola perspectiva. El cubano ávido de conocer usa medios alternativos para informarse, o los inventa.

No hace falta tener internet o las aplicaciones de los móviles, el cubano se la ingenia para enterarse de los sucesos que los medios nacionales y provinciales se empeñan en olvidar intencionadamente o inteligentemente.

Ya nadie podrá evitar que la noticia llegue a todos los rincones del país. De la prensa cubana depende que llegue a la población con la versión que ellos desean dar o que llegue con la que rápidamente circula por los blogs personales y sitios webs.

Siempre he dicho que es mejor que la historia sea contada por nosotros mismos antes que por un periodista extranjero que nunca conocerá más de nuestro país que nosotros mismos.

Ya lo dije una vez, también lo dijo Miguel Díaz-Canel: Lo peor, entonces, es el silencio. Él lo sabe, nosotros lo sabemos, ¿cuándo lo entenderán otros dirigentes también?