Disenso crítico en Cuba

Haroldo Dilla Alfonso (*)

Foto: Mihai Alexandru Pop

HAVANA TIMES, 10 agosto — Todo sistema político, aun los más autoritarios, conviven con un cierto grado de disenso crítico. También todos, incluso los más democráticos, tratan de banalizar esos disensos y reducirlos al plano simbólico/testimonial.

Una de las cualidades que distingue a un tipo de sistema del otro es que en los regímenes autoritarios la tolerancia a los espacios críticos se comporta de manera inversamente proporcional al nivel de seguridad del sistema. En los regímenes democráticos esta relación es directamente proporcional.

La historia de Cuba postrevolucionaria ha escenificado diferentes etapas de expansión o constreñimiento del umbral crítico tolerado en dependencia del grado de incertidumbre del sistema.

Entre 1975 y 1985 —la época de oro del régimen totalitario— el umbral fue severamente reducido, no solo por la represión y la recurrencia a la exportación del disenso mediante la emigración, sino también por las tremendas capacidades del régimen para administrar la movilidad social, ofrecer expectativas y anatematizar ideológicamente las diferencias.

Ello le permitió usar toda una serie de tácticas diversionistas —distracciones informativas, manipulaciones emotivas, presentación de falsos problemas, irradiación de un sentimiento de autoculpabilidad— en medio de un estricto control de la información y sin escrutinio público permitido.

Esto comenzó a variar desde los 90, cuando la terrible crisis —eufemísticamente llamada “periodo especial”— derrumbó los paradigmas y retrajo la propia acción estatal, tanto por falta de recursos como por el anonadamiento que la crisis causó en una clase política que se creía destinada —para siempre— a marchar por la vida de la mano de las sagradas leyes de la historia y de los profanos subsidios soviéticos.

Pero a pesar de que el estado cubano pudo movilizar diversos recursos político/ideológicos a su favor, y sobrevivir, se vio obligado a tolerar espacios críticos nunca antes conocidos. Fue entonces cuando la sociedad cubana vivió una efímera y pálida primavera.

Aunque nunca admitió a la oposición organizada, los dirigentes cubanos se vieron obligados a convivir con un nivel inusitado de la crítica desde la producción artística y académica; y lo que pudiera ser aún más significativo, con la emergencia de organizaciones no gubernamentales y asociaciones comunitarias que pretendieron gestionar lo social con métodos y por vías diferentes y autónomos respecto al estado.

Foto: Nicole Moore

Hechos como la Fundación Félix Varela, Magín, Habitat Cuba, Centro de Estudios sobre América, los movimientos comunitarios en los barrios deprimidos de La Habana y otras ciudades, el teatro y el cine contestatario (Marketing, el Mar de los Sargazos, Guantanamera, etc.) fueron partes de un complejo proceso en que muchos creímos en —y apostamos por— una regeneración socialista y democrática del sistema.

Sin embargo, la pálida primavera de 1990-1996 no fue una apertura deliberada sino una tolerancia por omisión de políticas. Apenas la clase política sintió que la economía comenzaba a recuperarse y ella misma superaba su estupefacción ante el estropicio que había creado, estos espacios fueron reprimidos uno a uno, en unos casos destruyéndolos, en otros domesticándolos, y en otros haciéndolos invisibles. A partir de 1997 quedaba muy poco de aquello, al mismo tiempo que se inauguraba el período más mediocre y deslustrado de toda la historia nacional desde 1959.

Hipotéticamente diría que a partir de 2005 se abre un nuevo período. Primero fue aquel pronunciamiento de Fidel Castro sobre la corrupción, una breve mención en medio de un largo e inconexo discurso en que habló de muchas cosas imaginables, incluidos sus dos logros supuestos del momento: la revolución energética y el chocolatín.

Pero en los regímenes autoritarios los estornudos de los jefes mandan a la gente a la cama. Y aquí fue como un toque de clarín que puso a todo el mundo intelectual —recordando el título de un libro del momento— “al borde de todo.”

Luego el retiro de Fidel Castro, y el ascenso de su hermano y de la fracción tecnocrática/militar, abrió inevitablemente un nuevo espacio de incertidumbre marcado por el relevo parcial del liderazgo y el intento de recomposición económica ante el deterioro imparable de la economía a pesar de los fuertes subsidios chavistas.

Y aunque el general/presidente ha sido muy claro en cuanto a que el cambio solo se refiere a la economía y los blancos permitidos solo son la burocracia y el paternalismo —no más— es también muy claro que cuando se abre una puerta congestionada es muy difícil garantizar que solo entren los convidados.

Y es lo que está pasando ahora, cuando cada día el sistema sufre un susto político, hoy con un artículo impertinente de un viejo militante y mañana con el de un joven que no es militante de nada ni aspira a serlo. Y es que el sistema experimenta continuos desgajamientos debido a sus insuficiencias para cooptar e integrar.

Para lograr convencer a la población con los mismos estribillos que hablan de una revolución y un socialismo que los mismos dirigentes se han ocupado de redefinir periódicamente en función de las políticas en curso y de sus propios arrebatos megalomaniacos, hasta hacerlos irreconocibles.

De alguna manera fue esto lo que sucedió hace dos décadas. Pero hay diferencias muy marcadas. Y la primera tiene que ver con la ubicación generacional de estas personas, jóvenes regularmente nacidos después del I Congreso del PCC, socializados muchos de ellos en las penurias y el cinismo del Período Especial.

Encontraron la mesa (mal) servida, y nadie les preguntó qué querían comer, ni cómo hacerlo. Probablemente por ello, y porque los jóvenes se parecen más a sus épocas que a sus padres, este nuevo disenso crítico posee una agenda, sin menoscabo de otras definiciones ideológicas, presentista e inmanentista.

Es una agenda que habla de una generación profundamente aburrida que intenta controlar su vida cotidiana y sencillamente ser feliz sin tener que esperar otro milenio. No es fundamentalmente una posición frente a un régimen político, aunque eventualmente lo implique. Es, sobre todo, una nueva visión cultural.

Foto: Ruben Risholm

Otra característica de este umbral crítico es su débil institucionalidad. Sea en el campo de la oposición o de la crítica dentro del sistema, lo que encontramos aquí es más movimiento que organización. A lo sumo espacios mínimos de coordinación para amplificar resultados o prevenir riesgos externos. Pero nada parecido a organizaciones como en algún momento fueron el CEA, Habitat Cuba o la Fundación Félix Varela. Y cuyas beligerancias no pudieron sobrevivir a sus propias existencias institucionales.

Por todo esto, creo que los dirigentes cubanos van a tener muchos problemas si en algún momento piensan volver a cerrar los espacios, como hicieron en 1996. No dudo que vuelvan a intentarlo, pues no conciben otra manera de pensar su relación con la sociedad que el encuadramiento subordinado de todos y cada uno de sus actores y espacios. Tampoco dudo que puedan volver a obtener una de sus miserables victorias sobre una sociedad fragmentada y aplastada.

Pero no solo será una victoria moralmente despreciable, sino angustiosamente temporal. El escenario nacional es muy diferente. No es cierto que la sociedad cubana esté cansada de la política —como advierten algunos tecnócratas— sino solamente fatigada de una forma específica de la política.

Y los tiempos, además, traen otras señales, de una juventud que desde Madrid hasta Santiago de Chile está intentando cambiar muchas cosas. Estoy seguro que también en esto Cuba dejará de ser excepción.

(*) Publicado en Cubaencuentro.

5 thoughts on “Disenso crítico en Cuba

  • Muy bueno

  • Es un tema de selección natural. En todo ser vivo se atrofian los órganos innecesarios para su supervivencia mientras que se magnífican los esenciales.

    La supervivencia de las tiranías depende del control de la información, mientras que las democracias prosperan entre la información libre. Por eso el régimen cubano tiene tan perfeccionado el control de la infromación.

  • LOs Medios de Comunicacion,creo que es la “piedra angular” de un sistema sea “autoritario” o “democratico”..que no veo “mucha diferncia”,solo que en este ultimo,solo hay elecccioones. el individuo,
    Dice que es “libre”..un concepto,que solo esta en la cabeza de cada uno,porque en realidad no existe,ahh!!
    Creo en el cementerio,en los llamados paises democraticos,se violan los derechos humanos,de una forma “sutil”te vigilan con camaras instaladas en los principales plazas y calles de la “democratica Europa,
    Te “controlan” internet…es cierto que hay que muchos periodicos de distintas “tendencias”Izquierda ,derecha,comunistas,centro de izquierda ,derecha..hasta ..panfletos Neonazis etc..pero el Estado “los controla a TODOS…” tu puedes escribir…todo lo que te da la gana,
    Pero no socave el sistema!!
    ,Me hiciste recordar el Periodico EL MERCURIO de Chile y el papel que jugo en el derrocamiento del ,
    Gobierno “DEMOCRATICO” de Salvador Allende….pero la verdad,en los llamados paises Democraticos,
    Hay una cierta “Libertad” para tu expresarte,pero diria..dentro de un cuadro “mas grande que en Cuba”,
    Cuando el NPD..partido neonazi…gano 2 escaños en el Parlamento de Sacsen ..en Alemania,..el estado,
    Federal…saco la maquinaria de la Informacion…arremetieron contra el Partido nazi…llegaron hasta decir que la “prohibicion”..hasta llevar el caso a la Corte Constitucional…fueron semanas de debate en el Parlanmento aleman…pero este ..es un pais “democratico” no “puedes” “prohibir” las “ideas”?…pero los tienen “controlados”..igual que el Partido los LINKEN….resumen del Partido Comunista de la antigua RDA,
    Pero este ultimo..es mas exktoso…! son Comunista “adaptados” al sistema capitalista!!

    Como Se que conoces la Teoria de lo “subliminal”…no hay diferncia entre los “comerciales politicos” y los ,
    “Comerciales para vender un producto”tienen la misma “esencia ” enajenar al individuo..llevarlo hacia lo que tu quieres..ese “apertura” en los años 90..se debio a la situacion economica…solo el estado dio ……
    Diria YO “una zanahoria”…como darle una zanahoria a un conejo!”….periodo especial! mas “represion”,
    Le dio a la Intelectualidad “algo de espacio”(una zanahoria)..a la medida que se buscaba otos espacios ,
    En el esapacio economico…la economia se “recuperaba”..se le fue “quitando” poco a poco la “zanahoria”,
    Los intelectuales son los que “abren conciencias”..hacen pensar a la gente! es “peligroso” “abrir conciencia”en el sistema cubano,pero ,hay una Generacion de jovenes que nacieron en El periodo especial..”no conocieron la “bonanza” de los años 80 “Subsidio sovietico”solo conocen “dificulatades”
    De ahi…se “tolera”ciertas cosas siempre “controlados” Buen Articulo..ya sea de Cubaencuentro,o tuyo…
    Saludos!!

  • excelente articulo

  • Por supuesto lamentable que se frustraron esperanzas en círculos artísticos y académicos de que la crisis de los noventa conducería a “una regeneración socialista y democrática”. Pero queda una hazaña casi napoleónico del liderazgo cubano (si simpatizamos con ellos o no) que superaron a la crisis.

    De paso: la crisis no era, contrario a lo que dice Haraldo Dilla, resultado de “el estropicio que había creado [el mismo liderazgo]”.

    Y ¿qué debemos creer cuando nos cuenta que “la economía comenzaba a recuperarse” después de 1996, y tres párrafos después habla del “deterioro imparable de la economía”?

    Las consideraciones del señor Dilla no se ocupan mucho del contexto internacional. Sentimientos nacionalistas era una base importante de los movimientes opositores que acabaron con los regímenes en Europa Oriental. En Cuba es lo contrario: El nacionalismo apoya al régimen. Y el nacionalismo es un factor decisivo en todos países.

    Así que no creo en “juventud en las calles” como en España. Aún menos que tal cosa conducería a algo constructivo, ni en España (donde solo ayudará al conservador Partido Popular a volver al poder), ni en Cuba. Las manifestaciones en Madrid me hacen recordar el relato de Goethe de su viaje en barco de Palermo a Napoli, donde por poco evitaron un naufragio debido a la ineptitud de la tripulación. Los pasajeros asustados agredieron a los tripulantes. El gran escritor alemán recomendó a sus compañeros de viaje de implorar a la Virgen en vez de molestar a la tripulación, de la cual dependía su salvamento. Y comienta: “Desde mi primera juventud detesto la anarquía más que la misma muerte.”

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