Gaitas y panderetas recorren los adoquines habaneros

Texto y fotos por Irina Echarry

Bagpipes and tambourines in Old Havana
Bagpipes and tambourines in Old Havana

HAVANA TIMES, April 18 — Hace poco tuvo lugar una peregrinación sui géneris. La parte más antigua de la Habana Vieja, acostumbrada a escuchar las guitarras de los trovadores o la percusión de los congueros que pasean por sus calles, se estremeció con sonoridades diferentes.

Por toda la calle Obispo y hasta la Plaza de Armas bajaron jóvenes tocando gaitas y panderetas.

Vestidos con trajes típicos de distintas regiones de España y danzando a intervalos, los alumnos de la Agrupación Artística Gallega deleitaron al público que decidió caminar por la ciudad a pesar del castigo del sol.

Un señor comentaba que no conocía esa música, pero sonaba bonita. Otra, junto a su esposo, sonreía cada vez que uno de los bailarines gritaba algo en gallego, lengua que pocos conocen en esta Habana. Una niña dijo que bailaría así cuando creciera y otra señora se encargó de arrancar las ramas de un árbol que le molestaban para mirar.

Bagpipes and tambourines in Old Havana
Bagpipes and tambourines in Old Havana

Desfilaron velos de encaje blanco, tambores grandes y pequeños, sonrisas, banderas. Fue una fiesta para niños y adultos el desfile de gaiteros de las sociedades gallegas y asturianas.

Aunque, en honor a la verdad, el público se alborotó cuando apareció en escena el Conjunto Folklórico de Camaguey interpretando rumba, guanguancó, repiqueteando las claves. Y los niños querían ser llevados al cielo por los integrantes del grupo Gigantería. Todo esto se insertaba en una jornada de clausura del evento Danza en Paisajes Urbanos y el Primer Festival de Música y Tradiciones Celtas que se desarrolla en la capital del país.

Fue una tarde para disfrutar mientras los árboles y el Palacio de los Capitanes Generales brindaban su sombra, y a los de más rica imaginación que creyeron encontrarse entre druidas  y colinas irlandesas, la rumba les recordó que estaban en Cuba.