El cuento de la croqueta

Daisy Valera

Croqueta. Foto: wikimedia.commons

La croqueta, ese pequeño pedazo de masa cilíndrica, es un alimento tan conocido en nuestra isla que nadie podría pensar que es originario de Francia.

La croqueta se ha convertido en un alimento frecuente en las mesas cubanas desde el inicio del período especial (caída del campo socialista), es de esas cosas que llegó para quedarse.

No faltan los chistes ni los cuentos humorísticos que tienen  como personaje principal  a este producto:

La croqueta que se pega en la encía, la croqueta  que se estira como un chicle, la que es capaz de partirte un diente, la croqueta explosiva y la croqueta con sabor indescifrable.

Pero más allá de cualquier broma, consumir croquetas es una necesidad de muchas familias cubanas.

Medio kilo de carne de cerdo cuesta 30 pesos  y cuatro pequeños muslos de pollo aproximadamente 60, con 90 pesos podrían  comer por solo  3 días una familia de cuatro miembros.

Como 90 pesos es casi el 25  percent del salario promedio en Cuba, y el mes no tiene 12 días sino 30, la croqueta aparece como la opción salvadora.

Un paquete de 10 croquetas solo cuesta 5 pesos. Que felicidad!

Pero no es tan fácil alcanzar este producto, menos ahora que han abierto tantos nuevos negocios de ventas de alimentos (entre ellos pan con croqueta) y parece que las mismas son vendidas al por mayor.

Salí este sábado en busca de mis croquetas para el mes, no aparecen en muchos lugares, así que caminé bastante hasta llegar a una pescadería que las vende.

A pesar de que llegué temprano el lugar estaba abarrotado de personas, hice el número 40 en la cola, el camión que traía las croquetas  no había llegado.

Esperé casi por una hora, apareció el camión y yo alcancé a comprar 2 paquetes,  la cola fue larga pero los dependientes limitaron la venta a 20 croquetas por persona, así los favorecidos fuimos más.

Me marche contenta, sé que el próximo fin de semana debo levantarme más temprano.

Solo espero que se sigan produciendo croquetas, aunque digan que son de pollo y a mí me sepan a pan frito.

No creo que seamos muchos los que podamos comprar otras variantes de plato fuerte.

Daisy Valera

Daisy Valera: Edafóloga y Blogger. Escribo desde la Ciudad de México, donde La Habana a veces se hace tan pequeña que llega a desaparecer; pero en otras, la capital cubana es una ciudad tan pasado y presente que te roba la respiración.

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4 thoughts on “El cuento de la croqueta

  • Las croquetas !!!!!!!!! que buenas !!!!!!!!!!!!!!! siempre las he comido aunque cuando no existia el periodo especial, en Cuba es parte de la tradicion gastronomica y como las hace mi abuela, las mejores del Vedado, como tu quieras, de carne, de pollo, de pescado, si mi abuela mete mano ves el paraiso en tierra, no como las que compra Daisy esas son de AVE

  • jajajajaja está cómico tu artículo. En la pescadería del Bahía casi siempre hay Daisy.
    Pero responde a esto: ¿El socialismo es socialismo y sin socialismo no hay socialismo?

  • Daysi, las croquetas vienen de mucho antes a salvar el hambre. Era, cuando yo estaba en la secundaria, alla por finales de los anos 70 la mejor de las meriendas cuando el pan con croqueta costaba 25ctv y el vaso de malta 15, alli en la esquina de mi secundaria en Belascoin entre Estrella y Maloja. En aquel momento era merienda ahora plato fuerte en muchas casas.

  • Cómo ya ha comentado otros, la croqueta no se instaló en Cuba con el periodo especial. Ya antes comíamos croqueta o medallones que eran unas croquetas redondas y aplastadas. Yo creo que lo más significativo de tu post son las vicisitudes que explicas que pasa el cubano para alimentarse, o más bien para “luchar” la comida.
    Si hacen falta nuevas revoluciones en Cuba, la primera ha de ser la de producir alimentos porque alimentarse es la necesidad más básica de cualquier ser humano.

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