La “salsa” cubana prende en Europa

 

William McGee*

HAVANA TIMES – La mejor exportación de Cuba a Europa no es su ron, tampoco sus puros (aunque los dos son verdaderamente geniales), sino su danza y, de hecho, sus bailarines. En las últimas décadas, varios talentosos bailarines cubanos han construido sus nuevos hogares en diversas ciudades europeas y, gracias a sus propios esfuerzos, junto con los de un gran número de dedicados y entusiastas europeos, una fértil escena de danza cubana ha florecido desde Madrid hasta Moscú, desde Escandinavia  hasta Sicilia.

Como entusiasta de la música cubana que soy desde mi adolescencia, durante mi semestre de estudios en La Habana, en el 2011, vi a la mayoría de las grandes bandas de timba de la actual  generación. Mientras veía actuar a Bamboleo o a los Van Van, sentía que había algo que me estaba perdiendo, era cómo moverme al ritmo de esa música potente. Miraba con admiración y también con cierta envidia a los cubanos que bailaban casino durante mis noches fuera.

Durante mi estadía en La Habana no tomé clases de baile, pues me creía un inglés rígido, que sería casi imposible lograrlo. Sin embargo, al ver la divertida película británica Furia cubana, en un vuelo de regreso de un viaje posterior a la capital cubana, me sentí persuadido de darme una oportunidad. Hace poco menos de dos años hice una inversión que valía la pena: asistí a mi primera clase de salsa cubana en mi ciudad natal de Londres. Desde entonces, he descubierto un rico mundo de danza cubana en toda Europa.

Este año he participado en festivales de baile en Rovinj, Ohrid, Londres y Varsovia. Un gran número de ciudades y pueblos europeos organizan festivales o, como mínimo, noches regulares de salsa cubana. Es posible asistir a un festival de salsa en una ciudad europea diferente casi todos los fines de semana del año. Talentosos instructores de danza de la isla caribeña salpican el continente y viajan de festival en festival, impartiendo sus conocimientos no solo de casino, sino también de danzas tradicionales y folclóricas de ese país.

Una consecuencia del insaciable apetito de Europa por la salsa es que las principales bandas de timba de Cuba recorren de manera frecuente el continente para expandir su música fantástica a una multitud cada vez mayor y aduladora. Gracias a la popularidad de la música y del baile cubano en Europa, los músicos y bailarines de la Isla pueden ver el Big Ben, la torre Eiffel y el Coliseo, un privilegio que no todos los cubanos conocen.  Ser  bailarín o músico en Cuba es una carrera respetada y valorada que puede abrir un mundo de posibilidades.

Pero el flujo de capital humano no es solo unidireccional: muchos bailarines europeos suelen pasar sus vacaciones en Cuba. Algunos asisten a cursos de baile durante el día, otros realizan fiestas nocturnas en la Casa de la Música o en el club Jardines de 1830. Se debe dar crédito especial a las maravillosas instituciones educativas en Cuba que producen un suministro interminable de brillantes bailarines y músicos, cuyo arte es apreciado por personas de todo el mundo.

De hecho, la popularidad de la danza cubana fuera de fronteras no se limita a Europa. La salsa cubana ha ganado apoyo en el Medio Oriente, el norte de África, en algunos lugares de las Américas (de manera especial en la Florida y Perú) e incluso en territorios tan lejanos como Asia Central, Japón y Australia. Sin embargo, es el viejo continente el que acoge a la variedad más aclamada y más grande de festivales de danza, instructores, escuelas y fiestas cubanas.

Aunque debo disculparme por los pasajes personales de este artículo, no me puedo disculpar por terminar con la recomendación de que si usted está buscando un pasatiempo divertido para comenzar el año nuevo, debe tomar clases de salsa cubana. No bailará inmediatamente (quizás nunca lo haga) como Maykel Fonts o Yanet Fuentes, pero persista y así usted descubrirá un aspecto fascinante de la cultura cubana, además de unirse a una comunidad fantástica. Espero verlo pronto en uno de los muchos festivales europeos.

*Escritor invitado de Havana Times