“No hemos perdido la pelea, estamos en la lucha”

Opositores nicaragüenses a cinco años de la rebelión de abril

Motorizados agredieron a los ciudadanos que protestaban en León. LA PRENSA

Para muchos opositores un año más es un año menos que le queda a la dictadura de Daniel Ortega en el poder

Por La Prensa

HAVANA TIMES – El 18 de abril de 2018, estudiantes, trabajadores y jubilados salieron a protestar en diferentes ciudades de Nicaragua contra una reforma a ley del Seguro Social, que establecía un aumento al aporte de los trabajadores y empleadores, achicaba las futuras pensiones y reactivaba una deducción de 5% a las pensiones.

El régimen de Daniel Ortega respondió a este reclamo social enviando a sus simpatizantes a golpear y robar a los manifestantes, y la Policía, que estaba en el lugar de las protestas, no hizo nada para evitar esos delitos. Este solo sería el comienzo de un año que terminó con más de 300 muertos, según un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que estuvo en el país en 2018.

Tras esa primera agresión, los días siguentes las protestas civiles tomaron más fuerza, pero también la represión escaló a ataques armados, secuestros, persecución de líderes opositores, encarcelamientos, agresiones y asesinatos.

Estudiantes de la UCA se manifiestan en contra de la reforma al INSS el 18 de abril de 2018. LA PRENSA/Archivo

Cinco años después, en el país nadie puede levantar en público la bandera nacional ni gritar “Viva Nicaragua”. Cientos de personas han pasado por las cárceles por expresar su descontento contra la dictadura orteguista, incluyendo sacerdotes, estudiantes, exdiplomáticos, campesinos, empresarios, periodistas. Miles han tenido que huir del país por ser opositores; más de 200 fueron desterrados después de años o meses de estar presos; y más de 300 han sido desnacionalizados y no pueden regresar a Nicaragua.

“No hemos perdido la pelea”

El politólogo y ex preso político desterrado, José Antonio Peraza, valoró que hace cinco años todos pensaron que sacar a Ortega del poder sería fácil.

“Nos equivocamos. Lo que parecía que podíamos hacer con manifestaciones, como se hace en los países civilizados, no fue posible, no estábamos listos. Pero no hemos perdido la pelea, estamos en la lucha. Lo que sí está claro es que la transformación del país va a ser más lenta, va a ser en una lucha feroz entre nosotros, porque así somos, así luchamos, con descalificaciones, con las personas que tienen la solución para todo, (pero) que no tienen ninguna solución”, expresó Peraza.  

Peraza explicó que las diferencias entre los mismos opositores son las que van a hacer más largo el camino del cambio, por eso también proyecta que una verdadera transformación social y política en el país, será posible lograrse hasta al menos en 2050.

“No hay transformaciones mágicas. Nicaragua no se va a transformar de un día para otro. Ya la historia me ha demostrado que no es posible. Uno oye a la gente hablando, a la que tenemos alrededor: que los intereses, las pasiones, el deseo de control, de hegemonizar, eso está en el corazón de los nicaragüenses y eso no se cambia de un día para otro”, agregó el politólogo.

En estos cinco años, las presiones de la comunidad internacional son las únicas que han obligado a Ortega a ceder en la liberación de presos políticos, pero nada ha podido detener la represión y la persecución contra los opositores y críticos.

Un año más es un año menos

Para algunos opositores un año más es un año menos que le queda a la dictadura de Ortega en el poder.

Juan Sebastián Chamorro, ex preso político. LA PRENSA/AFP

El opositor y ex preso político Juan Sebastián Chamorro, que participó en los dos fallidos intentos de diálogo nacional con Ortega, manifestó que “estos cinco años han sido difíciles”, pero está seguro que “han acercado cada vez más a la dictadura a su final”.

“Yo creo que todas las acciones que ha hecho la dictadura son para asegurar su fin. Cada cosa que hace lo condena más: nos echan presos, la comunidad internacional responde con más fuerza; nos destierra y es acusado internacionalmente de cometer crímenes de lesa humanidad. Con estos ejemplos te estoy diciendo que entre más radicales sean sus acciones, más desesperado se ve, y según las experiencias históricas, entre más radical es una dictadura más cerca está su final”, valoró el opositor.

Chamorro es uno de los 222 presos políticos desterrados de Nicaragua, enviados en un avión a Estados Unidos el pasado 9 de febrero, en una de las últimas acciones de la dictadura, para sacar a los opositores del país.

Para Chamorro, todo lo que han tenido que enfrentar en su lucha contra Ortega, son desafíos que han logrado unir a todos los opositores y plantearse objetivos comunes.

“Tenemos que tener confianza en el curso de la historia, que siempre ha demostrado que las dictaduras terminan, ese tiempo va a venir, el cuándo es difícil decirlo, puede ser mañana, puede ser más tarde, lo importante es que nosotros como opositores le debemos demostrar al pueblo nicaragüense que hay opciones y hay un futuro mejor después de esta dictadura que nos ha reprimido por tanto tiempo”, dijo Chamorro.

Abril marcó el inicio

El levantamiento social de abril de 2018, quedó tatuado en la memoria colectiva de todos nicaragüenses, principalmente de quienes aún quieren un cambio de gobierno en el país.

“Abril es un antes y un después en la historia del pueblo de Nicaragua. Es un mes que nos recuerda la más grande insurrección cívica contra la tiranía opresora de la familia Ortega Murillo, pero a la vez una dolorosa memoria de los asesinados por el régimen. Por eso insistimos que Abril jamás se va a olvidar, al ser para nosotros un llamado permanente a buscar justicia, democracia, libertad y no impunidad”, manifestó el también opositor, ex preso político y desterrado, Félix Maradiaga.

El opositor Felix Maradiaga tras ser liberado por la dictadura el pasado 9 de febrero de 2023. LA PRENSA

Maradiaga reconoció que en la lucha contra la dictadura, uno de los obstáculos por superar es la división entre los mismos opositores.

“La oposición continúa en resistencia, pero debemos reconocer que aún faltan retos y barreras por superar. La primera barrera es aceptar la riqueza que existe en nuestra propia diversidad como nación nicaragüense. Esa pluralidad de nuestras comunidades nos debería hacer más fuertes. Lo segundo es evitar que las voces de división y de odio nos desenfoquen de la única misión de proridad, que es salir de la dictadura y restablecer una Nicaragua con justicia, democracia, libertad y bienestar para todos, sin exclusiones”, manifestó Maradiaga.

El comienzo de la transformación social

También para el joven opositor y ex preso político desterrado, Alejandro Hernández, el 2018 fue el comienzo de una transformación social que está en desarrollo.

“Estos cinco años que estamos conmemorando han significado para Nicaragua el inicio de la transformación en el país que siempre hemos querido estar. Un país en democracia, un país en igualdad, con justicia, un país con tolerancia hacia los distintos pensamientos y a la diversidad que nos representa, un país en el que todos nos sintamos miembro de él sin ningún tipo de distinción, donde no hay nadie que valga más que el otro”, dijo el joven opositor.

Alejandro Hernández. LA PRENSA/Tomada de Internet

Hernández coincidió con Juan Sebastián Chamorro en que hoy los dictadores de Nicaragua son más peligrosos porque están más vulnerables, aislados a nivel internacional y con miedo a perder el poder.

“Ese miedo que tienen de perder el poder cada vez más, lo obliga a actuar de manera demente, haciendo las locuras y arbitrariedades que cada día se les ocurre. Cada una de las últimas acciones solo demuestran eso, su estado de pánico por perder el poder. Tienen el poder porque tienen las armas, porque tienen la capacidad de reprimir, pero no les queda más que simplemente el miedo, el miedo que infunde a la población y entre ellos mismos, sus bases están atemorizados entre ellos mismos”, dijo.