Los huevos si son de oro para los jubilados cubanos

La escasez de huevos en el mercado racionado ha empujado a los consumidores a las redes informales de comercio / 14ymedio

Por Natalia López Moya (14ymedio)

HAVANA TIMES – En los años 80, cuando el subsidio soviético había creado en Cuba el espejismo de la prosperidad, en las escuelas primarias, junto a los nombretes y las burlas por el aspecto físico, era frecuente insultar a otro por que en su casa solo se comía huevo. El producto se acumulaba en los mercados y era rechazado con desdén en los comedores laborales. Nadie podía prever su conversión en alimento exclusivo y añorado.

Han pasado cuatro décadas y de aquel estigma de plebeyo no le queda nada al huevo. En lugar de desdeñarlo o hacerlo blanco de las bromas infantiles, ahora muchos cubanos suspiran por tenerlo en su plato, ya sea frito, hervido o escalfado. Este mes de abril, un cartón con 30 unidades de este alimento ha llegado a costar en el mercado informal de La Habana 3.500 pesos, mientras que hace un año se necesitaba pagar, por igual cantidad, unos 2.000.

Este sábado, en la feria de la calle Galiano en Centro Habana, los clientes levantaban las cejas al leer el precio del cartón de huevos. «Pero si la semana pasada yo lo compré a 3.000 pesos ¿Cómo fue que subió 500 de golpe?», protestaba una mujer ante uno de los tantos kioscos que exhibía unas posturas blanquísimas, al parecer importadas dados su tamaño y pulcritud.

«¿Esto serán los huevos colombianos?», indagaba otro posible comprador pero la vendedora solo se encogió de hombros sin saber qué responder. «Pregunto porque la última vez que compré huevos cubanos la yema estaba tan pálida que se confundía con la clara y leí en internet que Cuba le está comprando huevos a Colombia, espero que esos no vengan con anemia también», ironizaba.

«Tengo una pensión de 3.400 pesos mensuales, por lo que necesito mi jubilación diaria y un poquito más para poder comprarme un huevo», lamentaba un hombre que también se acercó a indagar por el precio del producto. «Para colmo hay que comprar todo el cartón porque no los venden al menudeo, así que ni siquiera me alcanza mi pensión para llevármelo».

Indispensable en múltiples recetas, el huevo arrastra consigo los precios de muchos otros productos. Cuando se encarece, lo hacen también las ofertas de pastelería, cakes de cumpleaños, ensaladas frías, platos empanizados, croquetas, merenguitos, panes con tortillas y cuanta mezcla necesite de un poco de clara o de yema para lograrse.

«La gente se queja porque tenga las marquesitas en 180 pesos las chiquitas y 250 las más grandes pero al precio que está el huevo he tenido que subirlo todo», explica a 14ymedio la dueña de un pequeño negocio de dulces en la calle Primelles en la barriada de El Cerro. «Ahora mismo, por ejemplo, no estamos haciendo cake de capuchino porque lleva mucho huevo y de los dulces con merengue solo sacamos dos o tres cada día».

«Tengo varios proveedores que me hacen alguna que otra rebaja si le compro más de diez cajas pero no me gusta tener tantos huevos de una sola vez porque se pueden echar a perder y si viene un apagón largo lo pierdo todo», explica la emprendedora. «He comprado un poco de huevo deshidratado pero no es lo mismo, sirve para algunas recetas pero no para todas».

«Huevo importado a 3.000 pesos cada cartón. Compra mínima diez cartones», reza un anuncio en Facebook. «Radicamos en Playa y no tenemos transporte a domicilio», añadía el clasificado con una foto de unos huevos de cáscara color marrón claro, más apreciados por los cubanos que los asocian con el producto criollo que antaño se lograba en los patios de los campesinos o en granjas no industrializadas.

La escasez de huevos en el mercado racionado —hay lugares donde hace meses el producto no llega a esos locales estatales— ha empujado a los consumidores a las redes informales de comercio y a los mostradores de las mipymes. En cualquiera de ellos, el precio ha aumentado hasta un 75% en un año y el suministro oscila según las importaciones que llegan al país.

Rechoncho y frágil, el huevo se comporta ahora como un lord inglés que solo se asoma en los meses que pueden pagar por su excesivo valor. Aquellos que crecieron riéndose de algún amigo por que en su casa apenas había revoltillo para almorzar, se tragan ahora sus bromas y sueñan con una yema de amarillo intenso en la que hunden un trozo de pan. Entonces, cuando están a punto de meter el manjar en su boca, se despiertan de golpe con los gritos de un vendedor ambulante que pregona: “¡Vamos, que llegaron los huevos, a 3.500 pesos el cartón!”.

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