La línea roja de la política EEUU hacia Cuba desde Kennedy
de la óptica de Elliot Abrams
Por Vicente Morín Aguado
HAVANA TIMES – Elliot Abrams acaba de conceder una entrevista bien calificada de histórica al periodista cubano Juan Manuel Cao (A Fondo, América TV, 4 de abril), de cuyas conclusiones copio: “Cuba no es un peligro para los Estados Unidos, es un problema”.
Considerado un Halcón para la izquierda mundial, involucrado al más alto nivel en la política norteamericana desde Carter hasta el presente, mucho más comprometido con los republicanos, especialmente Reagan y Bush Jr., un fragmento de las opiniones de este tanque pensante afiliado al CFR (Consejo de Relaciones Exteriores en español) son reproducidas a continuación:
JUAN M. CAO: Cuba, por ejemplo, puede que no sea importante, no es grande, pero les sirve a los grandes enemigos, a Rusia, a China, a Corea del Norte, es un peligro a 90 millas, es serio.
E ABRAMS: “Cambió durante la crisis de octubre, después durante un tiempo con Reagan, América Central, pero después, como siempre, América Latina tiene mucho menos atención que Europa o Asia. Cambia para un año, dos, tres años. Sí es un error, pero bueno, el peligro viene de Rusia, China, Irán, no de Brasil, Argentina o Cuba, en verdad no de Cuba hoy, tiene un servicio de inteligencia muy bueno, pero no es un peligro a los Estados Unidos, los rusos no se interesan mucho por Cuba o Venezuela hoy.
CAO: Esa era la misión de Ana Belén Montes, decir que Cuba no era un peligro. Cuba estaba interesada en que no se le viera como un peligro, pero ahora mismo, disculpe que le lleve la contraria a pesar de su experiencia, Cuba le está mandando mercenarios a Rusia, Cuba le sirve de antena de repetición a toda la propaganda rusa hacia América Latina, además está el peligro del Síndrome de La Habana, “Sixty Minutes” -CBS News- acaba de hacer un reportaje que ha tenido repercusión…
E ABRAMS: Yo utilizaría la palabra problema y no un peligro porque durante la crisis con Kennedy hemos acordado con Rusia que nunca iban a poner en Cuba armas peligrosas, nucleares por ejemplo, misiles contra los Estados Unidos.
CAO: A cambio, disculpe, de no tratar de producir un cambio de sistema…
E ABRAMS: Si, Si…
CAO: Los cubanos salimos perdiendo en esa historia.
E ABRAMS: Si, claro que sí, ese problema siempre, es un acuerdo CON EL REGIMEN, contra el pueblo, siempre es así. En el caso de Venezuela te iba a decir que hemos recibido una información que misiles iban a llegar de Irán que puedan llegar a los EEUU, armas peligrosas, y en el año 2020 hemos dicho a Irán y a los iraníes que eso no es aceptable, y si ustedes ponen en Venezuela misiles que podían llegar a los Estados Unidos vamos a destruir esos misiles, Y NO LO HAN HECHO.
CAO: ¿Cuál es la línea roja?
E ABRAMS: Bueno, esas armas parece ser el límite, que podemos, queremos aceptar y ellos han aceptado de que hay límites, pero antes del límite, vemos a la América Latina como problema y no como peligro.
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Abrams caracteriza un borde definido por el peligro militar, considerando una acción destructiva hacia el interior de los Estados Unidos. Tal parece que a Cuba se le concedió, de hecho, un amplio diapasón de acciones agresivas, hasta el extremo de enviar grupos armados, en algunos casos ejércitos enteros, a una gran cantidad de países, entrenar en suelo propio guerrillas extranjeras, agregando otras muchas formas de subversión, inclusive dentro de los propios Estados Unidos.
Dado que el punto de partida se remonta a la crisis de los misiles de 1962, concluida el 28 de octubre mediante lo que puede llamarse un entendimiento político de último minuto, recordemos el final de aquel suceso, provocado expresamente por Fidel Castro, con el apoyo de la entonces superpotencia Unión Soviética.
El 27 en la noche, Robert Kennedy, hermano del presidente, entonces Fiscal General, se reunió en un lugar de Washington con el embajador de la URSS Anatoly F. Dobrynin. Dada la urgencia del asunto, el diplomático soviético envió un cablegrama a Moscú, relatando al detalle lo conversado. De este documento, ya desclasificado, copiamos:
“Lo más importante para nosotros», enfatizó R. Kennedy, «es lograr lo antes posible el acuerdo del gobierno soviético para detener los trabajos de construcción de bases de misiles en Cuba y tomar medidas bajo control internacional que hagan imposible utilizar estas armas. A cambio, el gobierno de los Estados Unidos está dispuesto, además de derogar todas las medidas de «cuarentena», a dar garantías de que no habrá ninguna invasión a Cuba y que otros países del hemisferio occidental están dispuestos a dar las mismas garantías”.
Debe considerarse que el día anterior, 26 de octubre, Fidel Castro había sugerido a Krushov la conveniencia de ser el primero en usar el arma atómica, y en la mañana del 27, presionó a los rusos para disparar contra un avión de reconocimiento U-2 de los Estados Unidos, derribado al oriente de la Isla.
Aunque El Kremlin había descartado la participación de Castro en las conversaciones, los comunistas de Moscú deseaban conservar al menos lo que con el tiempo se ha llamado un portaviones ruso, insumergible, a 90 millas de los Estados Unidos.
La exigencia soviética no contrariaba a Kennedy porque incluso mucho antes de la crisis demostró no tener intenciones de intervenir militarmente en la Isla ahora socialista. La voluntad anti intervención se confirmó al negarle apoyo aéreo a la brigada 2506 durante la operación CIA de Bahía de Cochinos el 18 de abril de 1961.
Después de escuchar la intervención de Nikita Krushov en Radio Moscú -28 de octubre- aceptando las propuestas trasmitidas por su embajador en Washington, John F. Kennedy llamó a su antecesor en la Casa Blanca, Dwight D. Eisenhower, intercambiando opiniones.
JFK aclara a su ilustre interlocutor la posición respecto a la única condición puesta por Krushov: “No, excepto que no vamos a invadir Cuba. Ese es el único que tenemos ahora. Pero de ninguna manera planeamos invadir Cuba en estas condiciones. Si podemos sacarlos, estaremos mucho mejor”.
Más adelante, el joven presidente responde a las suspicacias del veterano General.
JFK: “Por eso no creo que se pueda olvidar la historia cubana. Creo que conservaremos suficiente libertad para proteger sus intereses si él -Eisenhower interrumpe-: “Eso es todo lo que quiero…”. JFK: “… si él, si se involucran en la subversión, si intentan realizar algún acto agresivo y así sucesivamente, entonces todas las apuestas están canceladas”. (Tomado de papers of John F. Kennedy. Presidential papers. JFKPOF-TPH-41-2).
El largo historial de intervencionismo cubano en el mundo fue la respuesta a las sospechas de Kennedy, sin embargo, desde entonces y hasta hoy, al paso de 12 administraciones, las apuestas no fueron canceladas.
Aquel entendimiento de urgencia, determinado por la retirada de la amenaza nuclear, no concedía de ninguna manera a Cuba, menos aún a los posteriores ahijados de Castro aún actuantes, las manos libres para ejecutar una política agresiva que, sin llegar a la línea roja de Elliot Abrams, ha sido, de hecho, un peligro para la Seguridad Nacional de los Estados Unidos.
Debemos reiterar, contrario a cierta creencia muy difundida, que jamás hubo un tratado, acuerdo, pacto, firmado entre las partes sobre el compromiso verbal asumido entre el 27 y el 28 de octubre de 1962.
El espionaje, cuyos datos son compartidos con los países que según la doctrina definida por Abrams son un peligro real para EEUU, el Síndrome de La Habana, los mercenarios cubanos al servicio de Rusia en Ucrania y, sobre todo la crisis migratoria, alimentada por Cuba, Nicaragua y Venezuela, con la complicidad del actual presidente mexicano, conforman una peligrosa línea roja de nuevo tipo para los Estados Unidos.
Entre tanto, queda una lección histórica para los luchadores por la libertad de Cuba: no ha de esperarse una intervención militar norteamericana, la solución alternativa a la dictadura totalitaria comunista depende de los cubanos mismos.