Eficiencia y mercados más libres para Cuba

Por Michael Wiggin*

Foto: Juan Suárez

HAVANA TIMES – Hay mucho que admirar de Cuba, en su compromiso con los principios de educación y salud universal e igualdad. Sin embargo, algo no está funcionando suficientemente bien, y por esa razón dichos principios no pueden ser respaldados adecuadamente. Lo que sobresale son los beneficios potenciales de una auto reorganización de la sociedad, lo cual puede ser posible con los mercados libres.

Esta observación se hizo evidente al estudiar la democracia participativa. No me parece justo descartar a Cuba como no democrática, cuando ciertos aspectos de la gobernabilidad de esta nación involucran altos niveles de participación de los ciudadanos en las elecciones de representantes a nivel municipal y elecciones indirectas a nivel provincial y nacional.

Al describir las actividades de los funcionarios electos, gran parte de su tiempo parece ocupado por el mal funcionamiento de la administración central de las panaderías, el deterioro de los edificios, la falta de servicios locales, las colas en los supermercados y un largo etcétera. Son asuntos que rara vez, si es que alguna, llamarían la atención de los funcionarios electos en sociedades de libre mercado.

Si una panadería funcional mal, alguien crea otra y brinda un mejor servicio. La falta de servicios locales se convierte en una necesidad reconocida y una oportunidad para que alguien establezca un negocio para satisfacer esa necesidad.

Los contratistas locales compiten en función de la asequibilidad y la calidad del servicio. No debería ser necesario esperar a la próxima reunión del consejo, que ocurrirá dentro de varios meses, con seguimiento otros seis meses después.

Un mercado más libre permitiría mejoras oportunas y la creación de nuevos servicios con poco o ningún esfuerzo por parte de la estructura gubernamental y una mayor eficiencia de manera general.

Reconozco que no sea tan simple como parece. Una panadería que no puede obtener harina no puede hornear pan. Una tienda de comestibles no sería capaz de proporcionar verduras si estas se están pudriendo en el campo de los agricultores, debido a problemas de transporte o escasez de combustible. Sin embargo, incluso esas dificultades generarán necesidades que las personas emprendedoras podrán abordar y mejorar.

Gradualmente, la eficiencia renovada en la prestación de servicios y productos conducirá a una mejoría en la economía en general. Eso ya es muy evidente a través de las actividades en expansión de los innovadores cuentapropistas.

Por lo tanto, es importante considerar los mercados libres como un aspecto importante de cómo se comporta la gente, no como una ideología, tampoco como capitalismo. Los mercados libres son posibles junto con los compromisos de la sociedad cubana con la justicia y la igualdad.

Keynes observó que, si bien la igualdad excesiva es indeseable, un poco de desigualdad es un motor impulsor para el desarrollo. Es una forma de que las personas lo hagan un poco mejor.

Por lo tanto, el objetivo debería ser limitar la desigualdad excesiva. Las sociedades exitosas aplican impuestos progresivos sobre la renta, sobre la herencia y el patrimonio, pero nunca impuestos punitivos.

Un énfasis continuo en el compromiso de los individuos con una sociedad justa que funcione bien podría permitir a la Isla beneficiarse de la eficiencia de los mercados libres y, al mismo tiempo, apoyar mejor los principios y objetivos cubanos.

Raúl Castro sí dijo que avanzaría, con cuidado, pero sin pausa. También dijo que Cuba tenía que aprender, incluso de los capitalistas.

Desafortunadamente, es durante los tiempos de cambio cuando la gente se siente insatisfecha, ya que el deseo de cambio supera la velocidad de cambio. Creo que ahora es ese momento y Cuba debería abrirse más rápidamente a las filosofías del libre mercado sin poner en juego los compromisos y principios del país.

*Michael Wiggin, de Ottawa, Canadá, es un escritor invitado de Havana Times

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