Bancarización en Cuba contra el efectivo y toda lógica

Cola para el cajero automático del Banco Metropolitano de la calle Marino y Conill, en Nuevo Vedado, La Habana. (14ymedio)

Por Francisco Acevedo

HAVANA TIMES – La bancarización en Cuba –anunciada la semana pasada– es la comidilla en todo el país, porque apenas iniciada comenzó a dar tropiezos y provocó una marcha atrás.

Según reconocieron los propios funcionarios del gobierno en una Mesa Redonda, no podían seguir gastando divisa en hacer papel moneda, pero detrás está también un mayor control de tu dinero, porque siguiendo las transacciones se sabe dónde pusiste cada centavo, qué pagaste, qué cobraste, etc.

Es fácil rastrear cobros y pagos e incluso criminalizar la actividad financiera, porque la normativa incluye en un acápite que se te pueden confiscar tus depósitos si no cumples lo establecido, sin necesidad de juicio ni ningún otro proceso. Esta resolución contradice la propia Constitución, donde queda bien claro cuáles son las circunstancias en las que se puede hacer una expropiación.

La normativa en teoría se iba a aplicar de manera gradual y se supone esté completamente implementada en seis meses, pero desde el arranque generó desconfianza y la gente empieza a pensarlo mil veces antes de depositar su dinero en un banco, porque luego tiene que hacer maravillas para sacarlo, con colas kilométricas en los cajeros y un límite de solamente cinco mil pesos, que se van en una visita a un agromercado.

Los tanques pensantes olvidan que si vas a un Banco Popular de Ahorro y tu tarjeta de cobrar salario es de Banco Metropolitano te cobran un 15 por ciento de comisión, porque son entidades bancarias diferentes.

La medida entró en vigor de manera drástica y todavía no existe la infraestructura para poder acceder a los servicios o recursos, pues cuando vas a un vendedor particular la gran mayoría no acepta transferencia, incluso cuando su espacio está en una institución estatal, como pasa con el mercado de Cuatro Caminos.

Cuando se reinauguró ese recinto, allá por 2019, podías pagar por Transfermóvil en todas las cajas, meses después fueron desapareciendo los equipos para realizar esas operaciones y actualmente no hay ninguno. Cuando se intenta comprar viandas y vegetales el monto quizás no es mucho, pero si pretendes llevar a tu casa una pierna de cerdo, por ejemplo, tienes que salir con más de esos cinco mil pesos porque el vendedor solo acepta efectivo.

En redes sociales comenzaron a salir quejas de empresarios dentro de Cuba porque aunque supuestamente la entrada en vigor todavía lleva tiempo, ya enfrentan el límite de los cinco mil pesos. En las sucursales bancarias les están pidiendo una carta de solicitud en la cual expliquen en qué se usará el dinero. ¿Esto es más control o no? Pero tampoco es que si lo haces recibes el efectivo al momento, eso implica una reunión del consejo de dirección de la entidad para determinar si se aprueba o no el reembolso, un trámite que puede demorar hasta 10 días, y luego depende también de que en el momento en que lo vayas a retirar exista disponibilidad de billetes.

La consecuencia es que se paralizan obras e inversiones que están lastradas por un crédito (con su consecuente pago de plazos), y que su objetivo es precisamente sustituir importaciones y ahorrarle divisas al Estado.

El trabajador por cuenta propia que le vende a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPymes) herrajes sanitarios, por ejemplo, no acepta la transferencia porque luego cuando él vaya al banco a recogerlo pasará por las mismas vicisitudes y por eso prefiere el dinero constante y sonante.

Apareció también, medio en broma medio en serio, el negocio de venta de efectivo en algunas páginas de Facebook, porque siempre alguien quiere sacar lascas al asunto.

Todo esto es en La Habana, mejor ni hablar del campesino que usa su teléfono inteligente (si lo tiene porque es próspero) solamente para llamadas y no entiende de transferencias, o de los ancianos que no están acostumbrado a usar las tecnologías. No se puede olvidar tampoco que el Internet en Cuba no es estable y que te puede sorprender un apagón en el momento menos apropiado.

O sea, que es el viejo cuento del perro que se muerde la cola, porque de entrada uno de los negocios principales de los bancos es potenciar las transferencias y los depósitos, no limitarlos; es la anti-lógica económica en estado puro.

El caos fue tal (con riesgo incluso de estallido social) que el Gobierno tuvo que recular y hasta empezaron a inventar con puntos de extracción de efectivo en lugares de expendio de Gas licuado. ¿Se puede pedir más locura? Vamos en camino a vivir lo mismo que con las divisas, que supuestamente cualquier ciudadano puede comprar a precio estatal (120 CUP por dólar) en el banco, pero nunca hay disponibilidad, y cuando la hay se la lleva el propio empleado, en este caso del punto de Gas, que por cierto, ve aumentar su cola porque hay personas que van con otro objetivo.

No nos cansamos de inventar, pero no para mejorar, sino para complicar más las cosas, y sucede que la bancarización en sí no es mala, es una alternativa al uso del efectivo; de hecho se potenció con la pandemia de Covid-19, pero necesita una estructura tecnológica y no se impone, mucho menos se limita el movimiento del papel moneda. Ha sido un proceso natural en todos los países, y no es excluyente con lo que existía con anterioridad, porque en este país el 80 por ciento de los intercambios mercantiles a gran y pequeño formato son en efectivo, según los propios datos oficiales. Entonces, ¿cómo de golpe y porrazo se va a pretender eliminar eso?

El dinero circulante en Cuba es enorme, en parte por la cacareada Tarea Reordenamiento, y eso hace entrar en pánico al Gobierno y desencadena este despropósito.

Hace meses que usted va al banco a cobrar cualquier cheque o pensión y le dan billetes de baja denominación, porque los otros (limitados) estaban destinados a los cajeros. Hay que ir con una mochila para recoger el dinero, porque son cientos de billetes, aunque no sirvan para mucho.

Nuestro presidente Miguel Díaz-Canel y el vicepresidente Manuel Marrero no han salido públicamente a referirse al tema, pero de hacerlo debe ser para echar vaselina y decir que ahora no es el momento, pero se hará en el futuro de manera gradual.

En fin, otro palo de ciego.

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