Venezuela: Pobreza y desarrollo humano bajo fuego de cifras

Por Humberto Márquez

HAVANA TIMES, 1 dic (IPS) — La lucha entre seguidores y críticos del gobierno venezolano de Hugo Chávez se trasladó ahora al campo de las estadísticas sobre pobreza y desarrollo humano, lo cual resta nitidez a esos indicadores.

Actualmente, 26,8 por ciento de los hogares venezolanos viven en situación de pobreza y 7,1 por ciento en la indigencia, afirmó Elías Eljuri, presidente del gubernamental Instituto Nacional de Estadística (INE).

«Los hogares cuyos ingresos no alcanzan para cubrir la canasta alimentaria mínima (314 dólares al mes, según cifras oficiales) son considerados en pobreza extrema, y a los que no alcanzan el doble de ese ingreso se les considera pobres», explicó a IPS Orangel Rivas, asesor del INE.

Eljuri sostiene que la cantidad de personas de escasos recursos se ha reducido considerablemente desde 1996, cuando se registró 70,8 por ciento de pobreza general y 39,5 por ciento de extrema. En ese tiempo el democratacristiano Rafael Caldera, hoy fallecido, ejercía su segundo mandato presidencial de 1994 a 1999. Había gobernado también de 1969 a 1974.

Las mismas tablas del INE muestran que la pobreza disminuyó a 49 por ciento y la indigencia a 21 por ciento en 1998, cuando Caldera se aprestaba a entregar la Presidencia a Chávez, quien llegó a ese cargo por primera vez en 1999.

En 2003, la pobreza general volvió a subir a 54 por ciento de la población y la extrema a 25 por ciento, en el marco de la crisis política que derivó en el fallido golpe de Estado contra Chávez en abril de 2002 y el posterior bloqueo petrolero y empresarial de diciembre de ese año y enero siguiente.

Desde entonces, según el INE, la pobreza descendió hasta sus niveles actuales gracias a los programas de alimentación, educación y salud impulsados por el gobierno.

Sin embargo, «estudios sobre los datos completos disponibles en 2008 muestran que la pobreza subiría de 28 a 43 por ciento si sólo considerásemos los ingresos debidos al trabajo», comentó a IPS Emiro Molina, profesor de posgrado en matemáticas en la caraqueña Universidad Simón Bolívar.

Según los modelos matemáticos aplicados por Molina a las cifras del INE, «si se consideran sólo los ingresos del trabajo, que son los que dan continuidad y permanencia al esfuerzo de superación social, en más de una década la pobreza sólo se ha reducido en tres puntos porcentuales y no en más de 20».

Molina contrastó esa escasa merma «con el gran caudal de dinero que ha ingresado al país en los últimos 12 años», entre 600.000 y 950.000 millones de dólares, según las estimaciones divergentes de fuentes gubernamentales e independientes.

La pobreza medida ya no por líneas de ingreso sino por necesidades básicas insatisfechas alcanzaba, según el INE, a 28,91 por ciento de los hogares en 1998, disminuyendo a 23,42 por ciento en 2008.

Las cifras de 2008 alimentaron el Índice de Desarrollo Humano de 2010 publicado este mes por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el cual considera como indicadores el ingreso, la educación y la esperanza de vida.

Alfredo Missair, representante del PNUD en Venezuela, recordó a IPS que el sistema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) «no es un mecanismo de validación y no produce cifras primarias pues trabaja con las nacionales oficiales».

No obstante, en su opinión «Venezuela está entre los países que han avanzado de forma contundente en varias de las Metas del Milenio», fijadas por la Asamblea General de la ONU en 2000 para ser cumplidas en 2015 tomando como referencia los datos de 1990.

Pero la guerra de cifras reapareció cuando el Índice de Desarrollo Humano calculado por el PNUD colocó a Venezuela en el lugar 75 entre 169 países, y en la región por debajo de Barbados (42), Chile (45), Argentina (46), Uruguay (52), Panamá (54), México (56), Trinidad y Tobago (59), Costa Rica (62), Perú (63) y Brasil (73).

Pese a su alto ingreso nacional bruto por habitante, de 11.846 dólares, y su esperanza de vida al nacer, de 74,2 años, Venezuela reporta apenas 6,2 años de instrucción promedio de sus habitantes, y una esperanza de instrucción para sus niños y niñas de 14,2 años.

Eljuri consideró que otros cálculos y proyecciones, «datos oficiales a disposición del PNUD», habrían dado al país una puntuación de 0,75 puntos (obtuvo 0,69), ubicándose en el lugar 53. Noruega, país que encabezó el ranking, marcó 0,938 en una escala de 0 a 1.

Francisco Rodríguez, experto venezolano que trabaja para el PNUD en la elaboración del Índice, aseguró que «las estadísticas que tenemos provienen de los censos que están en posesión de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura). Si Venezuela tiene cifras distintas, corresponde al país reportarlas para que se puedan utilizar».

Carlos Walter, director del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central, dijo a IPS que «un problema es que los distintos organismos oficiales entregan cifras diferentes». Están las aportadas por los ministerios, por el INE y por el Sistema Integrado de Indicadores Sociales en el Ministerio de Planificación.

Por ejemplo, «para mortalidad infantil correspondiente al año 2008 son distintas las cifras del informe que entregó el presidente Chávez al parlamento, de 13,4 por 1.000 nacidos vivos, y el INE que habla de 15,8 por 1.000 nacidos vivos», dijo Walter.

Werner Corrales, quien fue ministro de Planificación en el segundo mandato de Caldera, sostuvo que el actual gobierno «hace comparaciones espurias entre series estadísticas no confrontables», como las diferentes maneras de medir los ingresos que se utilizaron hasta 1997 y las usadas después de ese año.

En materia de empleo, Corrales planteó que la creación de puestos de trabajo se mantuvo constante entre 1995 y 2009, mientras que la población en edad de trabajar creció a un ritmo mayor, lo que debió traducirse en estadísticas crecientes de desempleo, pero en cambio el porcentaje de desempleados decae desde 2003.

Rivas, por el contrario, sostuvo que el INE «mide los indicadores de la fuerza de trabajo de la misma manera que se hace desde 1967 y conforme a las normas de la Organización Internacional del Trabajo».