La periodista Joselin Montes evitó la deportación de EE.UU.
La nicaragüense dijo: “No me he callado”
Alegó el “miedo razonable” de ser deportada. “Los fiscales y jueces en EE.UU. tienen tienen toda la información necesaria sobre Nicaragua”
Por Elmer Rivas (Confidencial)
HAVANA TIMES – La periodista Joselin Montes, de origen chinandegano, fue liberada el viernes 23 de febrero en Estados Unidos después que un juez de migración rechazara la petición de las autoridades para deportarla y enviarla de regreso a Nicaragua, por cuanto se pudo demostrar el “miedo razonable” de que, a su retorno al país, se le sometiera a prisión injusta, aislamiento y tortura.
La comunicadora relata en entrevista concedida a Esta Semana, por qué fue que la dictadura la puso en su mira; cómo fue el periplo que la llevó a Panamá, Colombia, y finalmente a Estados Unidos, donde enfrentó el riesgo real de una deportación, dado que ella tenía un proceso migratorio previo.
Al final, su representante legal pudo demostrar lo inhumano de entregarla en manos del régimen, por lo que se le permitió permanecer en ese país, donde pretende comenzar a estudiar inglés, y graduarse como ‘paralegal’, lo que le permitiría acompañar los procesos de muchas otras personas que permanecen en detención migratoria, sin apenas contar con asesoría jurídica.
Joselin, contanos cuáles fueron las razones por las que saliste de Nicaragua y llegaste a Estados Unidos a pedir asilo.
JOSELIN MONTES: Yo salí por acusaciones falsas en mi contra, de parte del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Autoridades de la dictadura nefasta y criminal en el departamento de Chinandega, de donde soy originaria, constantemente me venían asediando e hicieron acusaciones falsas en mi contra. Fui acusada de intentar quemar la Alcaldía de Chinandega, intentar asesinar al secretario político departamental de Chinandega, y a la alcaldesa de Chinandega, y por eso tuve que salir de mi patria.
¿Cuándo saliste de Nicaragua?
Salí el 11 de diciembre de 2018. Primero me exilié en Panamá y luego en Colombia. Yo pedí a las autoridades de esos dos países que me dieran un amparo, un asilo, algo, pero nunca obtuve una respuesta. En Colombia pedí una visa de trabajo, y tampoco me dieron respuesta. Por eso tomé la decisión de hacer el trayecto desde Colombia hasta Estados Unidos en busca de protección, de salvaguardar mi vida, y en busca de libertad.
Vos eras periodista en Chinandega y fuiste corresponsal de Canal 10.
Fui corresponsal de Canal 10 en el departamento de Chinandega, para el Noticiero Acción Diez, en las ediciones doce del mediodía y siete de la noche.
¿Por qué te hacen esas acusaciones? ¿Vos cubriste las protestas como periodista?
Si yo cubría las protestas para ciertas radios en Chinandega, para los programas radiales ‘En Contacto con la Sociedad’, y ‘En Aquí se Habla’ programas que se transmitían en espacios pagados por nosotros mismos, los periodistas independientes. El régimen también me acusa porque yo formaba parte de las protestas de abril 2018, y porque yo fundé la Brigada Médica ‘Álvaro Conrado’, en Chinandega. Cuando la dictadura Ortega y Murillo cerró el servicio en los hospitales públicos del departamento, nosotros creamos brigadas médicas para atender las necesidades de los muchachos en las protestas.
Y al momento de que te acusan ¿lo hacen en un juzgado, o en redes sociales? ¿Te acusan, o te amenazan?
Me acusaron a través de un video de una persona que fue detenida por las famosas camionetas de la muerte, y usaron lo típico que hace la dictadura: una acusación falsa. En 2018 yo era una estudiante universitaria, estaba estudiando mi segunda carrera en la Universidad Nacional Autónoma de León, que canceló mi matrícula y se me notificó que no tenía ingreso a la universidad.
Cuando llegas a Estados Unidos -ingresas en enero de 2023- estuviste unos meses en libertad. ¿Qué fue lo que ocurrió en ese tiempo y cómo se llega hasta tu detención?
Yo entré a este país de manera irregular porque ya no tenía la opción de entrar con la visa que me fue cancelada en 2016, cuando fui deportada a Nicaragua. Por eso decidí entrar de forma irregular, y me entregué en la frontera del Río Grande. Pasé cuatro días en detención en las famosas hieleras, y luego salí bajo un I-220 B, que es una orden de deportación que me mandaba a presentar regularmente en fechas agendadas, a entrevistas con ICE –La oficina de Inmigración y Control de Aduana— (una agencia federal del Departamento de Seguridad Nacional, a cargo de hacer cumplir las leyes de inmigración) en Miramar, acá en Miami.
Desde que llegaste, ¿había ya un proceso de deportación?
Sí, porque yo tenía una deportación anterior, que era la cancelación de una visa que me extendió la embajada americana en 2014. Entonces yo salí con una orden de deportación I-220 B.
Y luego ¿qué ocurrió en el transcurso de ese tiempo, antes de que te detuvieran?
Antes de que me detuvieran, yo estuve tres meses en libertad. El 18 de abril del año pasado, yo tenía una cita migratoria en Miramar, donde autoridades de –la oficina de Inmigración y Control de Aduana–, ICE, me dicen que quedaba bajo detención migratoria porque tengo una orden de deportación, y fue a partir de ese momento, en que me mantuve por mucho tiempo batallando hasta conseguir la victoria. Estoy muy agradecida con Dios, porque se logró el objetivo de salvaguardar mi vida en este país.
¿Y qué ocurrió en esos diez meses: estuviste en audiencia de juicio?
Fue un proceso difícil, pero no imposible. Yo decía a mis compañeras con las que me mantuve en prisión: la libertad no tiene precio. No iba jamás a renunciar. Yo sabía que tenía todas las bases para presentarme ante un Juez de Inmigración de este país para solicitarle que me permitiera resguardar lo más preciado, que es la vida. Yo me enfrenté a muchas cortes y jueces de migración, ante los cuales argumenté ‘miedo razonable’.
Desde ese momento mi proceso se abre y me tengo que presentar ante un juez de las cortes máster dentro de la detención, pero muchas veces me las cambiaban, y eso alargó más el proceso.
Hubo una moción introducida por la Fiscalía Acusatoria de ICE, de mentira, algo que se le probó con mociones y con documentación que no era así, y que todo lo que yo decía era verdad. Había mucha sustancia de mi caso, de todo lo que yo estaba viviendo, de lo que yo había pasado en Nicaragua, el por qué yo estaba al frente de las autoridades pidiendo salvaguardar mi vida en este país. Igual yo le sugerí al juez en muchas ocasiones de que si había un tercer país, que me enviara, pues mi objetivo no era el sueño americano, sino salvaguardar mi vida.
¿Y por qué corrías peligro si eras deportada a Nicaragua? ¿Cuáles fueron las pruebas, las razones que ofreciste en ese proceso?
Yo me enfrenté en un juego de béisbol acá en Estados Unidos al paramilitar Juan Caldera, donde lo increpé y le dije asesino, y también por eso tenía miedo de regresar a Nicaragua, porque el régimen opera siempre, hasta el día de hoy, con lo mismo: prisión, muerte, tortura, y lo mío es siempre exigir justicia, libertad y democracia. No me he callado en mis redes sociales y en los medios que me han dado la oportunidad, y no lo voy a hacer.
¿Y cuál fue la deliberación final del juez? ¿Pudiste participar en alguna audiencia donde el juez finalmente te dio la libertad en Estados Unidos?
No. El día 9 de febrero me tocaba mi última audiencia ante el juez de inmigración del condado de Broward, pero no se hizo porque me removieron. No te puedo decir por qué, porque no lo sé. Yo siempre he dicho que esto que pasó fue un propósito de Dios, el cual se cumplió. Me pasan de Miami para el Estado de Georgia. Yo recibo la noticia mediante una llamada de teléfono que me hace mi abogado, mi representante legal, con quien estoy muy agradecida por todo el trabajo que hizo. Igual con la Defensoría Nicaragüense de Derechos Humanos y el doctor Pablo Cuevas, que ha sido la persona que ha estado velando por mis derechos como nicaragüense en este país.
Yo sé que hay muchos nicaragüenses que pasan por este tipo de procesos en Estados Unidos. ¿Cuáles crees que fueron las claves para evitar tu deportación?
Hablar la verdad y tener todas las pruebas necesarias para hacerlo, para presentarme delante del juez y decirle con base quién era yo. Qué es lo que yo hacía; a qué me enfrentaba si se emitía una orden de deportación hacia mi país de origen. Hay muchos nicas en riesgo de deportación, pero son procesos muy diferentes.
Hay nicaragüenses que están detenidos por manejar en estado de ebriedad, o por haber cometido delitos, pero mi proceso era solamente migratorio. Yo no tengo ningún delito en este país. Mi récord criminal aquí está completamente limpio.
¿Tienen los fiscales y jueces de migración información sobre la persecución que se vive en Nicaragua? ¿Cómo fue tu experiencia?
Sí, tienen toda la información necesaria. Saben lo que está pasando en Nicaragua. Desde que uno somete el asilo ante el Homeland Security… te entregan un paquete de todo lo que sucede en Nicaragua, todo lo que hace el régimen, todo lo que se vive a diario en el país. Ellos tienen toda la información y te la entregan para que te ayudes con tus pruebas, estudies tu caso, y te prepares mejor para ir ante las cortes de migración.
¿Eso te lo ofrece tu abogado o los fiscales?
Eso te lo da la Corte de Migración. Te da un folleto donde está toda la situación actual que vive el país, y te sirve para estudiarlo y ver en qué te sirve, porque el asilo se puede pedir por opinión política, raza, nacionalidad, religión, o por pertenecer a un grupo en particular, así que mi asilo se fue por opinión política, invocando el Convenio en Contra de la Tortura, porque yo no peleaba por un asilo, sino para impedir la expulsión. El asilo mío se fue por opinión; por pertenecer a un grupo en particular y se fue por nacionalidad.
Ahora que se canceló tu deportación, ¿qué vas a hacer en Estados Unidos?
Quiero estudiar el idioma. Quiero sacar un curso de paralegal en este país, para ayudar a personas que en verdad lo necesitan, porque se carece de mucho acá en las cárceles de migración, desde abogados, de quien te lleve un asilo… muchas cosas, y si Dios me da la oportunidad de abrirme camino en lo que es lo mío, que es la comunicación, el periodismo, yo estoy disponible para lo que Dios tenga para mí. Todo viene por añadidura, dice la palabra. Así que yo estoy abierta. Estoy muy agradecida con Dios, con todas las personas que me apoyaron: amigos, amistades, familia, con todos estoy sumamente agradecida.