Organizarnos por nosotros mismos

Veronica Fernandez

Foto: Darko Perica

Ya había escuchado sobre el tema, pero pensé que eran exageraciones de nosotros los cubanos y me llevé un gran chasco.

Mi vecino me comenta hace unos días que había tomado un ómnibus en La Habana de los llamados P, de los que son articulados y las personas que venían en él, estaban muy molestas y protestando porque no podían avanzar hacia la parte de atrás.

Mi vecino, al notar tanta algarabía, se inquieta también y pregunta cuál era el problema y al instante le contestan que en el medio del ómnibus habían montado un escaparate, mesas, sillas y hasta una cuna.

Esto es una falta de respeto hacia la población, señalaban unos.  Otros manifestaban que le habían dado dinero al chofer.  En fin, miles de argumentos acontecieron de uno y otro lado del vehículo y con toda la razón del mundo.

Sin haber pasado una semana de aquel acontecimiento, yo misma lo pude experimentar.  En efecto, me monté en una ruta 58 que transita desde el este de la capital cubana hasta la misma Plaza de la Revolución y, en la primera parada se montaron dos hombres con una gran mesa y un perro de pelea stanfor que también situaron en el centro del ómnibus.

Comenzaron de nuevo las protestas a tal incidente, como es natural, pero el chofer hizo caso omiso y siguió manejando con espectacular tranquilidad y para no escuchar al público, puso a todo volumen una grabadora con música de reggaeton.

Ya se pueden imaginar cómo transcurrió el viaje; hubo de todo, desde gritos, malas palabras, hasta golpes.  Ello ocasionó tener que hacer escala en el hospital militar Luis Díaz Soto, al este de la Habana, para dejar allí a personas con la presión arterial alta, otra con dolor en el pecho y dos heridos a causa de un enfrentamiento.

El transporte quedó definitivamente detenido en este lugar al encontrarnos a un policía, por fortuna para muchos y desgracia para otros, al que se le abalanzaron más de treinta personas-entre ellas, yo-, para contarle lo ocurrido en el trayecto del viaje.

De esta forma, al chofer se lo llevaron para la estación de policía más cercana, los heridos y personas afectadas fueron atendidas en el hospital y el resto que no sufrimos daños, aparentemente, no pudimos llegar a nuestro destino.  Y me pregunto: ¿Cómo se puede entender esta situación?  ¿Cómo se puede explicar esta negligencia?  ¿Por qué están sucediendo estas cosas con el transporte público?  ¿Quién le pone freno de una vez y por todas a estos acontecimientos?

Me parecía casi imposible y hasta un cuento de ficción cuando me lo contó mi vecino y como los cubanos tenemos la mala fama de exagerar las cosas, pues a veces no llegamos y en ocasiones, nos pasamos, pero en realidad hay que vivirlo para creerlo y esto fue precisamente lo que me paso a mi, pero además de presenciar la mudanza, tuve que ser participe de situaciones mas violentas y dolorosas.

Pensando en las razones

Todo esto me sirvió para pensar en muchas cosas, para pensar que los choferes del transporte público están permitiendo estas mudanzas porque es un dinero más que cae en sus manos para enfrentar los altos precios de la vida.

También, me percate que las personas tienen que acudir a realizar mudanzas por esta vía porque tampoco tienen dinero para alquilar el vehículo que corresponde y aunque le den a estos choferes alguna suma, siempre va a estar por debajo de lo que les puedan pedir los otros.

Me di cuenta de la falta o inexistente control que sobre el transporte publico de la capital cubana se tiene, de que a nadie le importa nada y de que estamos desgraciadamente en la política de: sálvese quien pueda.

¿Se tomarán en algún momento medidas que coadyuven a la organización de la sociedad cubana?   Pienso que hay que comenzar por organizarnos nosotros mismos, respetarnos, educarnos, por exigirnos, para poder enfrentar las nuevas medidas de reduccion de plantillas y reestructuración de la fuerza laboral que se avecina.

Soy de la opinión que hemos perdido muchos valores a partir del periodo especial de la década del 90 y que cada día, distan de recuperarse más.  No obstante, no debemos perder la fe en el prójimo y mucho menos…….., la Esperanza.

Veronica Fernadez

Veronica Fernandez: Naci en el pueblo de Regla, al otro lado de la bahia de la Habana. Muchos reglanos, huyendo de la contaminación de la refinería de petróleo, tradicionalmente han ido a vivir en Cojimar. Asi hizo mi familia cuando apenas cumplí cuatro años. Desde niña he sentido atracción por las artes y las letras. La poesía y el ensayo son mis predilectos. Tuve la dicha de estudiar Filología en la Universidad de la Habana con profesores de tallo mayor. Como Capricornio, me encanta la organización, la madurez de las personas, lo romántico de la vida y el desinterés, medula espinal de estos tiempos. Disfruto la comida criollo (arroz blanco, frijoles negros, pork y yuca con mojo) y la italiana, el chocolate y tomar un mojito en el casco histórico de mi ciudad.

One thought on “Organizarnos por nosotros mismos

  • Mi querida Veronica!! eso que escribe,pasa en Berlin y en cualquier capital europea,no es de extrañar en Cuba,a veces voy al trabajo,y «subo» al metro,al tren…al tranvia,tambien «pago» no al chofer,pero si a la empresa BVG o Deustche Bahn,por llevar a un Perro una bicicleta,etc y es igual,la gente lleva cualquier cosa en los metros, ahi subo mi bicicleta…..llego a donde tengo que ir…pero tambien pague por la bicicleta….de los valores?? en si tienes razon…pero hay que ver Que Valores??…cada quien «piensa» Diferente!…..miramos «valores de la iglesia»??…valores?? del «socialismo»? o Capitalismo?….creo que es solo la VIDA!!

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