Una experiencia familiar con los operativos policiales en tiempos de Covid-19

Por Osmel Ramírez Álvarez

HAVANA TIMES – Por dos días seguidos, la casa y finca de mi suegra, Cecilia Carballosa Beltrán, donde también viven mis dos cuñados, Yasmany y Luis Alberto, mi suegro y mi cuñadita de 14 años, fueron víctimas de acoso policial durante los días 19 y 20 de este mes.

Y no son siquiera emprendedores de esos que sus legítimas ambiciones de crecimiento sobrepasan las limitaciones legales del cuentapropismo, ni delincuentes: es un hogar de personas honestas, Testigos de Jehová y campesinos muy humildes.

 “Una cosa es ver que cometan injusticias con otras personas y otra muy distinta es vivirlas en carne propia” -cuenta mi cuñado Luis Alberto, con voz entrecortada, mientras conversamos sobre la experiencia vivida con la policía.

Luis Alberto Torres Carballosa, uno de los perjudicados

“Al que tiene humanidad le molesta ver los reportajes esos que ponen en el noticiero, que muestran cómo van a donde está la gente que ha prosperado y le destruyen su negocio y le quitan todo. Y uno se pregunta ¿cómo queda esa gente?, ¿se podrán sostener?, ¿tendrán deudas que luego no podrán pagar? Eso no se dice en el noticiero, pero yo me lo he preguntado”.

“Pero tal vez les queda algo, sin embargo, la cosa es peor si eres pobre y solo trabajas; si no tienes prácticamente nada, y aun así viene la policía a quitarte lo único que tienes para trabajar. Es algo que te rompe por dentro, que te llena de rabia. Siento rabia e impotencia, porque los de la policía fueron de verdad unos abusadores” –concluyó.

Mi suegra, por otro lado, sigue nerviosa desde aquel día y descompensada de la presión arterial. “Todos en la casa estamos mal” –explicó. “Son momentos difíciles. Tuve que ver mi casa llena de policías dos días seguidos como si fuésemos delincuentes. Eso no es fácil”.

“También nos aplicaron dos multas absurdas nada más que para hacer daño, en momentos en que no hay dinero que alcance para comprar las cosas, porque ni aparecen y cuando hallas algo es por las nubes; y lo peor fue ver a mis dos hijos, ¡que son unos ‘infelices’!, ¡que lo único que saben hacer es trabajar!, ser llevados para la policía el día entero y las mangueras de riego que con tanto sacrificio compramos carísimas en la Tienda de Materiales, nos las quiten como si fueran robadas o algo así. Es increíble”.

“Ahora veo a un policía por la calle y me pongo nerviosa, como si viera a alguien que me puede hacer daño. La verdad siento miedo. Se supone que las autoridades están para proteger a las personas honradas y trabajadoras como nosotros, pero no es lo que siento; les tenemos más miedo que a los ladrones. Porque de los ladrones te puedes cuidar vigilando lo que tienes, sin embargo, la policía viene y delante de ti te quita las cosas. Entonces no puedes hacer nada y te mueres de impotencia”, concluyó Cecilia muy molesta.

El caso de la familia Carballosa Beltrán no es excepcional. Desde que la pandemia de la Covid 19 acentuó aún más la crisis económica aguda que vive el país desde hace alrededor de tres años, el estado de excepción epidemiológico ha servido de marco para una mayor restricción de los menguados derechos fundamentales de los cubanos y una mayor represión policial. Incluso, exhiben los operativos y las estadísticas por los medios de comunicación, como algo ‘en beneficio del pueblo’, pero la realidad muestra otra cosa.

Con respecto al caso de la familia Carballosa Beltrán, de Mayarí, resulta verdaderamente paradójico que en tiempos de crisis las autoridades por un lado exijan a los campesinos producir más alimentos; les prohíban vender sus cosechas a distribuidores no estatales; les restrinja la venta de insumos por la crisis financiera; y, por el otro, los acose policialmente y les despoje de sus medios de trabajo honradamente adquiridos.

Osmel Ramirez

Soy de Mayarí, un pueblecito de Holguín. Nací el mismo día en que finalizó la guerra de Viet Nam, el 30 de abril de 1975. Un buen augurio, ya que me identifico como pacifista. Soy biólogo pero me apasionan la política, la historia y la filosofía política. Escribiendo sobre estos temas me inicié en las letras y llegué al periodismo, precisamente aquí en Havana Times. Me considero un socialista demócrata y mi única motivación comunicacional es tratar de ser útil al cambio positivo que Cuba necesita.

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4 thoughts on “Una experiencia familiar con los operativos policiales en tiempos de Covid-19

  • Y no son siquiera emprendedores de esos que sus legítimas ambiciones de crecimiento sobrepasan las limitaciones legales del cuentapropismo, si tu negocio no es lucrativo no es negocio, cuales son los límites legales, son personas con amor a su trabajo, personas que deberían respetar, y si pudieran imitarlas, amigo atrás de toda esta casería hay motivos personales, envidia, y muchas cosas más,

  • Están cavando su tumba, cada día hay más gente descontenta con el sistema y la olla va cogiendo presión.

  • Por hechos como estos, cuando rara vez enciendo mi TV y observo tanta propaganda demagógica y asquerosa, me hierve la sangre.

  • Y que le quitaron? Comida, insumos? Los policias estan haciendo cosas terribles, me enteré que uno mato a un muchacho. Estan arrasando, poniendo multas altisimas por cualquier cosa. Tienen la cara dura, el otro dia se metieron por delante de una cola donde estaban vendiendo papel sanitario y se llevaron sus respectivos paquetes. Ellos si que no hacen cola para nada. Se aprovechan de su uniforme. ¿Pagaran la mercancia, o se la llevaran gratis? Como hacian cuando la dictadura de Batista.

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