En la agricultura las adversidades muchas veces se pueden revertir

Por Osmel Ramírez Álvarez

HAVANA TIMES – Cuando las inusitadas lluvias del mes de agosto malograron mi sembrado de yucas, todo el mundo me aconsejaba que lo roturara y sembrara de nuevo. “Eso ya no sirve, no da la cuenta”, me decían muchos campesinos de experiencia. Pero no los escuché o, mejor dicho, los escuché, pero no seguí sus consejos.

“Esto lo convertiré en una parcela de policultivo”, les dije. “Si la naturaleza no quiso que tuviese un yucal completo, entonces salvaré las plantas que quedaron y sembraré otros cultivos intercalados, de maíz y calabaza”. Y así lo hice.

Actualmente ya el maíz está de tamales, listo para comer, pues es de ciclo corto (2 a 3 meses). De hecho, ya comimos una vez en mi casa este fin de semana. También le regalé un poco a un señor que me ayuda y a la madre de mi niña mayor. Y todavía quedan muchas mazorcas.

Plantas de yuca

La yuca, que es de un ciclo medio (de seis a 8 meses) tarda un tanto en estar lista, pero va muy bien. Y para completar, las calabazas poco a poco están tendiendo sus ramas rastreras y colmando todo el campo.

El policultivo tiene su técnica, no se puede sembrar un grupo de plantas distintas y ya está. Los diferentes cultivos son, a veces, incompatibles y hay que jugar con el momento en que se intercalan para minimizar o anular el impacto, además de determinar la distancia de siembra óptima.

El maíz, por ejemplo, es “caliente”. Así se le dice en el argot campesino porque cuando cierra el campo lo que está debajo se arruina, si lo siembras muy tupido.  Al mismo tiempo, atrasa y hasta destruye la yuca y la calabaza, que crecen más lentamente. Por eso lo sembré tupido solamente donde falló más la yuca y ralo donde se salvaron más plantas.

Mis plantas de maiz

La calabaza también es muy invasora con la yuca, pero débil con el maíz. Por eso primeramente sembré algunas plantas por la orilla del campo, bien alejadas unas de otras. Y un mes después, cuando el maíz y la yuca estaban más crecidos, sembré por todo el interior donde quiera que había un espacio, precisamente en los sitios donde la yuca era más abundante y el maíz más espaciado. Así podrían crecer y extenderse, sin sufrir ni hacer daños.

Por eso actualmente además de tener maíz listo para consumir, tengo calabazas pequeñas en las primeras plantas que sembré por los bordes y en poco más de un mes estarán ya sazonas; y previsiblemente en esa misma fecha estarán floreciendo y “cuajando” las otras, de manera escalonada.

Y en poco más de cuatro meses habré de recoger mi cosecha de calabazas y yucas, a un mismo tiempo.  De esa forma, lo que perdí en yucas, lo recuperaré con creces en calabazas y maíz. Pero no es la única ventaja.

Planta de calabaza

Desde el punto de vista agroecológico es mucho más factible porque las plagas se controlan mejor. Por ejemplo, el maíz sirve de atracción principal a los insectos defoliadores, que no le hacen tanto daño, al menos comercialmente hablando, pero lo prefieren y en la calabaza son más dañinos.

Las calabazas, al ser rastreras, cubren el terreno y conservan la humedad por más tiempo, ayudando al mejor desarrollo de las yucas, cuyo fruto es subterráneo: la propia raíz. Está comprobado que crecen y engordan mucho más.

Y también en lo personal recibo beneficios del policultivo, porque en el mismo terreno puedo disfrutar de tres productos en vez de uno. Lo cual es bueno para mi cocina y también si pudiera vender el excedente tendría una oferta diversificada.

Ya los campesinos que me criticaron comenzaron a elogiar mi cultivo y tienen expresiones como esta: “Quién iba a decir que ese yucal se podría salvar, se está cerrando dentro tremendo calabazal y el maíz se dio bastante bueno, quién lo diría”. La verdad es que tras las lluvias parecía perdido, cubierto de hierbas totalmente y un 60% de las plantas de yuca desaparecieron por exceso de humedad.

Pero en la agricultura, como en casi todo, los reveces se pueden revertir favorablemente si se usa la mejor estrategia. Lejos de llorar por las fatalidades, mejor trabajamos de forma proactiva aprovechando lo que quedó y las oportunidades que nos deja aquellas cosas que perdimos irremediablemente.

Osmel Ramirez

Soy de Mayarí, un pueblecito de Holguín. Nací el mismo día en que finalizó la guerra de Viet Nam, el 30 de abril de 1975. Un buen augurio, ya que me identifico como pacifista. Soy biólogo pero me apasionan la política, la historia y la filosofía política. Escribiendo sobre estos temas me inicié en las letras y llegué al periodismo, precisamente aquí en Havana Times. Me considero un socialista demócrata y mi única motivación comunicacional es tratar de ser útil al cambio positivo que Cuba necesita.

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2 thoughts on “En la agricultura las adversidades muchas veces se pueden revertir

  • Osmel muy bueno tu trabajo, si no me equivoco se crearon unas tiendas para consulta, visitas, y ventas de productos agrícolas, no sé si siguen funcionando y si se abrieron en todo el país, hace mucho tiempo se está cometiendo el error de decirle a los campesinos que tienen que sembrar, si tienes ganado tienes que tener una cantidad de tierra por cabeza de ganado y el estado te dice que sembrar, esto es una locura, muy bien que no te derrumbes cuando algo te sale mal tu experiencia seguro que ayudara a otros agricultores, te sugiero que escribas tus vivencia y las soluciones que le has dado con el tiempo puede que salga un buen libro.

  • Cubanos: gracias por tus palabras. Por acá no conozco de esas tiendas donde asesoran o venden insumos. Aquí lo que funciona es la bolsa negra, algo que encarece mucho la producción. La agricultura cubana tiene muchas falencias pero la mayoría no se pueden eliminar sin cambios verdaderos en el sistema autoritario del PCC.

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