La burocracia sigue creciendo en Cuba

Osmel Almaguer

HAVANA TIMES, 16 dic — Estoy aquí, en el Banco, sin poder cobrar el cheque de cien pesos (5 USD) que gané por mis colaboraciones. Dice el cajero que la firma no es válida. Así que acabo de atravesar 12 km en guagua, con todas las dificultades que ello implica, gasto en merienda y transporte según las condiciones actuales, y todo para nada.

Si se tratara de un hecho aislado sería intrascendente, y por lo tanto carecería de motivos esta especie de catarsis.

Pero lo que sucede es que el problema tiene raíces (ramas y hasta flores) en el pulso de quien firma los cheques en el Instituto Cubano del Libro, y en la mente de quien no ha tomado medidas para que esta persona que nunca firma igual, deje de perjudicar a los colaboradores.

Lo más chocante es que en la oficina en la que me entregan los cheques me dicen muy frescamente que son válidos en cualquier Banco Metropolitano, lo que es incierto, dada mi experiencia.

Después de todo hasta da risa, pues resulta que yo dejé el trabajo (como asalariado) en el Instituto Cubano del Libro para salirme de esa vorágine burocrática en la que uno gasta y se desgasta y ni siquiera la sociedad sale beneficiada.

Pero ya ven, cuando es mal es de fondo y está generalizado, es imposible escapar totalmente. Pero incluso peor que la burocracia es la enajenación que trae aparejada.

Todo es una mezcla confusa y absurda de funcionarios indolentes y negligentes, y de clientes enojados.