La salud en Cuba ¿es gratis?
Por Kamil Kenders
HAVANA TIMES – “La salud en Cuba es gratis, pero cuesta”. Es un lema formulado por Salud Pública que escucho desde pequeña, y con ello se refiere a que cada examen realizado al Estado le cuesta mucho dinero. Es cierto, así como también lo es, la gran colaboración de otros países para con el nuestro en el aspecto salud. Y con ello me refiero a equipos e instrumental hospitalario, sin embargo, desde hace ya algunos años, la situación en las instituciones médicas cada vez es peor.
Siempre fui una persona enfermiza, sobre todo de pequeña, y recuerdo con cariño a todo el personal de salud que me atendió durante esos años. Gentil, educado, y con gran sentido humanitario, algo de lo que adolece hoy en día, un gran por ciento de estos trabajadores de batas blancas; al menos, en esta isla en la que, para colmo, cada vez quedan menos.
La historia de este post comienza hace poco más de 15 días, cuando la abuela de una amiga, de 85 años de edad, se cayó en la calle y se fracturó la cadera. Enseguida fue llevada al hospital más cercano, el hospital Carlos J. Finlay (hospital militar) ubicado en el municipio de Marianao.
Al realizársele el examen de Rayos X (examen que por la pésima calidad no pudo ser diagnosticada, pero sí por el examen clínico) el ortopédico de guardia le explica que, es imposible ingresarla en esa institución, por el simple hecho de ser un hospital Militar y ella no serlo, ni ser familiar de uno. Dicho esto, fue remitida al hospital al que pertenece: Clínico Quirúrgico Joaquín Albarrán. Lo habitual o normal habría sido trasladarla en una ambulancia, pero no, este traslado va por el paciente y sus familiares.
Así que, tras ser alquilado un taxi, fue posible trasladarla. Ya en el segundo hospital, le fue realizado otro Rayos X, siendo capaz este de mostrar la fractura de cadera de la pobre mujer, que solo podía quejarse de su dolor, sin que le administraran algún analgésico. En el último hospital al que fue llevada, no solo no había cama para ingresarla, sino que el ortopédico explicó que, los salones de operación estaban cerrados por “reparación” desde hace casi un año.
Tras el desespero de la familia, sin saber qué hacer con una persona mayor y en tales condiciones, algún miembro de los familiares presentes recordó a una amiga, médico de otro hospital y a quien sin vacilar llamaron, rezando porque ella pudiera aliviar un poco la situación. Y así fue.
La señora ya está ingresada, en el hospital ortopédico Fructuoso Rodríguez, y en espera de su operación, la cual no ha podido realizarse a causa de problemas con la electricidad, escasez de agua e insumos médicos. Y es entonces que vuelvo a recordar aquella frase de “la salud en Cuba es gratis, pero cuesta”; y sí, cuesta, dolor, lágrimas, sacrificio y dinero. No obstante, se agradece infinitamente el hecho de poder estar hospitalizada y en espera de una solución a su dolencia.
Llamar «hospitales» a semejantes potreros sin luz, agua, sábanas ni medicinas es realismo mágico.