Receta contra la tercera edad
Por Irina Pino
HAVANA TIMES – Mirar el pasado es un acto de nostalgia, de querer atrapar lo inasible. No se puede echar el tiempo atrás.
Eso pasa cuando llegamos a cierta edad, que trae desconcierto ante el futuro, mucho más en medio de un panorama nada halagüeño: nuestra isla.
Apenas puedo creer que en marzo próximo voy a cumplir 59 años. Sé que mi cuerpo me lo recuerda de vez en cuando. Si me asomo al espejo veo una transformación considerable: la cintura no es la que solía ser; los senos no son turgentes, la piel muestra señales de resequedad, ha perdido su brillo. En los ojos pululan las patas de gallo y en la boca esas arrugas que afean los labios, como grietas en una edificación.
En el aspecto sexual, la líbido ha disminuido, esa idea fija que tuve en mi juventud con respecto al sexo es una página doblada, ahora está en un segundo plano. La preferencia es compartir con alguien un romance. En el pasado tuve disímiles relaciones, fui promiscua.
La gente joven me dice señora en señal de respeto, aunque yo lo veo más como una indicación de vejez.
Cuando voy por la calle no hay piropos, apenas me notan. No obstante, pasar desapercibida resulta agradable, pues experimento tranquilidad.
Dejé de ser temeraria como antaño, no ando sola por la noche ni camino por lugares o barrios conflictivos.
Las preocupaciones son otras, no busco el placer efímero sino algo espiritual a lo que aferrarme. Me centro en la comunicación, en ayudar a mi familia, a los amigos, dentro de mis posibilidades.
Tengo muchas ideas y proyectos de trabajo: los libros de poesía, los artículos, se disputan mis horas.
Continuamente pienso en hacer fotorreportajes, una actividad que disfruto al máximo, porque no solo son imágenes plasmadas, sino investigar, conocer historias.
Nutrirse de cultura es necesario, como un credo. Leo, escucho música, y también bajo temas por internet, sobre todo de música clásica.
Voy a lugares donde tocan bandas de rock, converso, bailo. Soy cinéfila y me la paso buscando materiales destacados de la cinematografía actual, también películas de culto.
Y con respecto a la salud, gracias a mi familia que vive en los Estados Unidos puedo disponer de vitaminas y medicamentos.
Me levanto temprano y hago caminatas, un ejercicio reconfortante desde el punto de vista físico y mental.
Trato de comer lo más sano posible y de sustraerme al estrés cotidiano de conseguir comida (aunque no lo logre muchas veces), en medio de un contexto sujeto a crisis e inflación constante.
En mi interior no existe el tiempo, soy joven y siempre a la espera de cosas nuevas que llegarán.
Irina, esa es la receta para ser feliz. Veo en la mayoría de mis amistades muchos problemas mentales y emocionales, y se pasan el día hablando del monotema (es lógico). Pueden racionarte y quitarte la comida, pero no las ideas y el placer de disfrutar una película, un libro o de buena música. No te dejes angustiar por los problemas cotidianos.
Gracias por comentar. Es cierto, si nos dejamos abatir por todo lo que nos esta golpeando, nos hubiéramos tostado.
Buenas Irina me gusta tu articulo, y haces muy bien esa es una forma muy optimista de ver la vida en cualquier edad, hacer cosas que te gusten y te llenen el espíritu de arte que ayuda tanto a vivir, y no digas que cumples esa edad porque no lo parece estas muy bien delgada y con tus caminatas diarias mantienes el peso y la salud.
Saludos y sigue escribiendo, espero el próximo artículo