Erasmo Calzadilla
No hace mucho fue aprobada una ley que elevó en 5 años la edad mínima para el retiro en Cuba. Poco tiempo después, en abril del 2010, Raúl Castro, hizo referencia al asunto del millón de trabajadores sobrantes que comenzarían (y lo están siendo ya) a ser despedidos de sus puestos de trabajo o “reubicados.”
Por lo que he escuchado, los más propensos a perder el puesto son los últimos que entraron, y los últimos son casi siempre jóvenes que comenzaron hace poco su vida laboral.
Algo así le sucedió a mi amigo Onel Calero que solo unos meses atrás había entrado como instructor de arte en la escuela Lenin y recién ha tenido que abandonar la plaza.
Si los tembas se quedan más tiempo y los jóvenes son despedidos, el resultado conjunto de estas disposiciones laborales es un incremento de la edad promedio de los trabajadores en activo y una disminución de la de los parados, pero hay otras consecuencias.
A menudo los jefes son personas mayores que no quieren retirarse, (solo los militares pueden vivir de su retiro) y las personas mayores suelen ser conservadoras, poco arriesgadas y conformes con el sistema político de la isla.
Además no hay competencia económica u otro estímulo que haga atractiva la presencia de los jóvenes con su dinamismo y creatividad, ante la mirada de los contratistas y sus jefes de avanzada edad.
Entonces como resultado de todo ello se está consolidando a nivel laboral lo que ya viene ocurriendo en casi todo el país: la gerontocracia y la inacción.
“No nos pagaron el salario completo ni nos dieron pasaporte [ruso]. Estamos ilegales. Nos estafaron,…
Presentamos las noticias internacionales en breve recopilada por Democracy Now el lunes 6 de mayo de 2024.
“¿Alguien sabe cuántas personas realmente producen valor en Cuba, y a cuánto vago por cabeza…
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