Mis últimas vacaciones

Daisy Valera

Foto de Cuba Rural por Noelia Gonzalez

Al finalizar este mes de agosto, terminarán también mis últimas vacaciones de estudiante. Desde que me convierta en trabajadora solo tendré 1 mes de vacaciones en el año.

Tal vez porque ese mes no lo podré tomar de forma continua, sino dividido en 15 y 15 días, es que valoro estas últimas vacaciones de dos meses.

Para vacacionar me trasladé desde La Habana hasta la provincia donde vive mi familia, Sancti Spíritus.  La provincia en que nací es tan tranquila que roza lo excesivo.  Si las vacaciones ideales para alguien se reducen a comer, dormir, ver televisión y leer, esta pequeña provincia del centro de la isla es el lugar perfecto.

Pero después de vivir 5 años en la capital cubana no me queda más que establecer comparaciones.

Mientras La Habana cuenta con parques de diversiones sofisticados como La Isla del Coco, EXPOCUBA y el Parque Lenin.  Más de 10 salas de cine con aire acondicionado (imprescindible en el calor agotador del verano cubano), campismos populares, exposiciones de artes plásticas, espectáculos en los teatros y una inmensa cantidad de conciertos de un número considerable de géneros musicales.

Mi pobre provincia natal se queda con un cine, que hace más de 6 años no tiene una ventilación adecuada, con un teatro que en escasas ocasiones presenta alguna obra.  No hay prácticamente transporte disponible para ir a la playa, y los conciertos de cualquier tipo de música casi no existen.

La juventud espirituana tiene pocas opciones para divertirse en las vacaciones, una de ellas son las discotecas con precios entre 1 y 5 CUC (US $1.20 y $6.50) la entrada.  Una de las formas de justificar las pocas opciones vacacionales en Sancti Spíritus, sería decir que esto es responsabilidad de los trabajadores de cultura en la provincia que no hacen bien su trabajo.

Pero no es un argumento para nada sólido, desarrollarla vida cultural de un lugar necesita de recursos para abrir espacios y fomentar la creación artística.

Obviamente la cantidad de recursos que se destinan a mi provincia para el sector cultural son ínfimos en comparación  con los destinados a la capital.  Aunque por la cantidad de habitantes a la Habana le correspondería un por ciento mayor de fondos para el área recreativa, no se puede llegar al punto de que en el resto de las provincias el desarrollo de la cultura esté deprimido por falta de una adecuada inversión.

En las vacaciones es más notoria, mirando solo los espacios destinados a el desarrollo de actividades culturales, la brecha existente entre la capital y el resto de la isla, brecha que en un país que se propone un proyecto socialista debe decrecen en lugar de hacerse mayor cada día.

Daisy Valera

Daisy Valera: Edafóloga y Blogger. Escribo desde la Ciudad de México, donde La Habana a veces se hace tan pequeña que llega a desaparecer; pero en otras, la capital cubana es una ciudad tan pasado y presente que te roba la respiración.

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