Avatares de la gasolina en Cuba

La gente hace fila para poder reabastecer sus automóviles en La Habana, Cuba, el lunes 24 de abril de 2023. (Foto AP/Ramón Espinosa)

Por Francisco Acevedo

HAVANA TIMES – La crisis de la gasolina regresó (otra vez) a Cuba, como en aquel momento “coyuntural”, ¿recuerdan?, y tiene en jaque a todo el que se mueve sobre cuatro ruedas, que prácticamente es decir Cuba entera, porque el que no tiene auto particular se mueve en los de su trabajo, o en el peor de los casos en el transporte público.

Hasta mil pesos (CUP) puede costar por la calle un litro de gasolina en esta coyuntura, un poco más crítica que el resto del año, donde siempre es una odisea llenar el tanque de su auto, pero ahora mucho más, con colas kilométricas de varias horas, incluso las madrugadas, para ver, sin la certeza absoluta, si entra el preciado líquido y alcanza hasta que te toque.

Son varias las semanas ya en las que el combustible no se comercializa en cantidades que satisfagan las demandas ni de choferes estatales ni de particulares. Como ocurre muchas veces en estas circunstancias, las ilegalidades proliferan, y pagando o haciendo uso de relaciones interpersonales se violan las colas.

En algunos casos esgrimen una “carta del Gobierno” para saltarse el orden, pero la realidad es que resulta desesperante para todos los usuarios poder rodar sus medios de transporte.

Por supuesto, la soga revienta siempre por el lado más débil, porque los precios de los pasajes se disparan a diario, y no se bajan los 100 pesos (CUP) para tramos dentro de la misma Habana; comience a multiplicar si se trata de viajes interprovinciales.

Según la información oficial, solamente 20 servicentros en la capital expenden gasolina regular en la actualidad, de 120 registrados, y cuando hay disponibilidad, mientras que solamente cuatro comercializan diesel, todos ellos con dispositivos policiales permanentes, incluyendo tropas de elite (boinas rojas).

De más está decir que en esos reportes de la televisión nacional el dedo apunta a las ilegalidades asociadas, y no al Estado, que en este sistema es el encargado de garantizar el producto. Por tradición son los primeros para controlar, pero los últimos para asumir responsabilidades, porque son los dueños de todo y son más responsables de todo que en cualquier otro lugar del mundo, donde usted puede adquirir cualquier cosa de diversos proveedores, y cada cual se preocupa porque no falte nada en sus vitrinas.

Es fácil culpar al pueblo, como siempre, cuando la situación es caótica, pero esa es la respuesta normal a la situación. Si usted tiene cuatro gatos y los alimenta normalmente nunca tendrá problemas, pero si los deja sin comer o tomar agua durante un par de días, cuando se aparezca con el alimento esas mismas criaturas apacibles que se regalan cariño a diario se pelearán por consumir la mayor cantidad posible. ¿La culpa es de los gatos?

Los medios oficiales jamás apuntan al dueño, van a los gatos y comienzan a preguntarse por qué se fajan, por qué no se organizaron por turnos y esperaron educadamente a que les tocara, en fin, que la culpa es de las víctimas.

Jamás se preguntan el por qué de la crisis y se limitan a hablar del bloqueo económico de Estados Unidos, pero si el bloqueo fuera como lo quiere el gobierno estadounidense no llegara ni una gota de gasolina, y eso nunca ha pasado, siempre hay vías para burlar el bloqueo y hacer llegar a Cuba de todo, a veces incluso desde los mismos Estados Unidos, como ha sido en los últimos años con muchísimos alimentos, inclusive casi todo el pollo que consumen los cubanos actualmente.

Como mismo llegaron mil litros de gasolina pudieron llegar dos millones, pero los contratos con los proveedores o no se cumplieron, o no se pagaron en tiempo, o no se tuvo la previsión para solicitar mayor cantidad, o se retrasaron. O sea, que existen muchos factores, y ninguno de esos es culpa del chofer que está haciendo la cola mientras usted lee estas líneas.

Venezuela, Irán o Rusia -no hay más en estos momentos- no han podido garantizar un suministro mínimo, que es lo habitual, porque en circunstancias normales tampoco es que nademos en la abundancia, lo que se hace es distribuir la miseria.

La desorganización y la desinformación tampoco es culpa de los que intentan rellenar sus tanques, pero como ningún cubano es dueño de una gasolinera esta situación no cambiará, y cuando se “normalice” el abastecimiento volveremos a lo mismo en unos meses, porque el problema es estructural. Por la televisión jamás veremos a un ciudadano culpar a los dirigentes, esos mismos que salieron “electos” recientemente en la Asamblea Nacional.

Muchos ciudadanos hasta duermen en los servicentros, mientras otros llegan y con mil pesos (CUP) compran un turno, mientras las autoridades tampoco controlan la situación como debían. Claro, esos siguen en la comodidad de sus oficinas con aire acondicionado y su auto con el tanque lleno esperándolo en el parqueo, y que la plebe se organice a su manera. La respuesta oficial es la misma: baja disponibilidad, pero nadie asume la culpa.

Cuando escribí esto estábamos a horas del 1 de mayo, y podíamos ver gente movilizándose en todos los municipios del país para el gran desfile, y muchos no venían caminando. Sin embargo, al final, el desfile fue cancelado por eventos localizados más pequeños, algunos de los cuales fueron pospuestos debido a las fuertes lluvias.

Es el capítulo que viene en esta película de terror, que tiene cientos de secuelas, y todos saben cómo termina, pero nadie sabe hasta cuándo.

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