¿Hacer guardia para qué?

Por Pedro Pablo Morejón

HAVANA TIMES – Como muchos ya saben, el 11 de julio miles de cubanos en muchas pueblos y ciudades del país salieron a las calles a protestar y exigir cambios políticos en la Isla, en medio de la peor crisis sanitara de la historia, frecuentes apagones y una escasez extrema de productos básicos.

Desde ese día el aumento de la represión no se ha hecho esperar. Ya, en aquella noche había dejado como saldo un muerto, decenas de heridos y cientos de detenidos, muchos de los cuales son jóvenes que enfrentan peticiones fiscales de hasta 20 años de cárcel. La mayoría solo por manifestarse pacíficamente o grabar con sus teléfonos móviles las incidencias de las protestas.

Desde entonces las principales calles de Cuba continúan patrulladas por efectivos de tropas especiales, los llamados boinas negras. Por si no bastara, ahora se recluta a los trabajadores para que acudan en grupos a realizar guardias en determinados sitios estratégicos, y así de esta manera, disuadir o enfrentar cualquier manifestación antigubernamental.

A tono con lo anterior, una funcionaria de la empresa para la que trabajo me comunicó hace varias semanas que me “tocaba” la guardia al siguiente día. La miré con cara de póker y le dije “ok”, aunque por dentro un volcán de rebeldía estuvo a punto hacer erupción.

Pero no expresé nada y en esos segundos escasos me sentí un cobarde, a pesar que la razón me dictaba que callar era mejor.  Entonces sus palabras llegaron como salvación de la lucha interior entre el orgullo y la prudencia. “Yo sé que no vas a ir, pero cumplo con el deber de informártelo. Su calibración me dejó tranquilo y olvidé el asunto.

Convocados por los centros laborales para hacer guardias en los parques.

Cada día veo a la gente allí, lo mismo en la mañana que en la tarde, sentados en los bancos de ese parque cercano a mi trabajo, conversando en medio de una música-propaganda donde no faltan canciones de Buena Fe, Raúl Torres y afines.

Pues bien, hace pocas horas la misma funcionaria me informa que me toca la dichosa guardia. En esta ocasión agregó “antes que te lo diga otro te lo voy decir yo, para que después no digas que no te avisé”,

Percibí un tono sutil de amenaza en sus palabras y esta vez tuve que responderle. “Tú me conoces y sabes bien que no me involucro en chanchullos. Pero como te lo digo a ti se lo digo al mismísimo Fidel Castro si resucita, no pienso pasarme la tarde comiendo mierda en el parque y mucho menos fajarme con alguien que se le ocurra protestar.

Desde entonces estoy a la expectativa de lo que me pueda suceder. De todos modos, me siento tranquilo. Cómo reza un viejo proverbio bíblico: “Huye el impío sin que nadie lo persiga, mas el justo está confiado como un león”

Pueden llamarme, cuestionarme, o algo peor. Quizás no, quizás todo quede ahí. Por suerte, no son los años 60, 70 u 80, cuando a tipos como yo les ponían tras las rejas.

Y todo por defender un espacio mínimo de autonomía que me permita vivir en paz con mi conciencia.

Por eso fui expulsado hace 13 años del bufete de abogados, bajo la patraña de haber incurrido en una falta grave a la ética, y rescindieron mi contrato en la universidad donde impartía clases. Por eso, también, tuve que renunciar a mis sueños de ejercer la abogacía en un país sin libertad.

Un país tan precario que hasta conseguir una simple duralgina se vuelve un desafío. Un país donde violan tus derechos, donde respirar cuesta.

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Pedro Morejón

Soy un hombre que lucha por sus metas, que asume las consecuencias de sus actos, que no se detiene ante los obstáculos. Podría decir que la adversidad siempre ha sido una compañera inseparable, nunca he tenido nada fácil, pero en algún sentido ha beneficiado mi carácter. Valoro aquello que está en desuso, como la honestidad, la justicia, el honor. Durante mucho tiempo estuve atado a ideas y falsos paradigmas que me sofocaban, pero poco a poco logré liberarme y crecer por mí mismo. Hoy soy el que dicta mi moral, y defiendo mi libertad contra viento y marea. Y esa libertad también la construyo escribiendo, porque ser escritor me define.

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2 thoughts on “¿Hacer guardia para qué?

  • Los cubanos nunca nos hemos podido lamentar, un “sano humorismo”.

  • Un país no puede avanzar si se pierde tanto tiempo en colas, guardias, mítines, discursos y reuniones tontas.

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