Cuba: la revolución cívica al acecho

Vicente Morín Aguado

Foto: Jorge Luis Santos

HAVANA TIMES – ¿Te atreves a pensar? ¿Te atreves a ser una persona con capacidad de analizar y dar argumentos de tu sociedad? Quizás eso no te convenga. 1984. George Orwell.

Últimas noticias, no solamente generadas en La Habana, hablan de un notable incremento de las protestas cívicas, individuales o colectivas ante múltiples situaciones  que frecuentemente alcanzan ese absurdo propio de una crisis socio-económica y política generalizada y crónica.

Suspenden en Cojímar, periferia nordeste habanera, las prácticas de Crossfit realizadas por cientos de personas que pagan un espacio acondicionado por ellos mismos, propio del hotel  Villa Panamericana. Los participantes decidieron irse a la calle con sus ejercicios físicos esperando respuesta de lo que consideran una decisión ilógica. 

La mayoría de los integrantes de una cooperativa agrícola en Mayarí, provincia de Holguín, quedaron decepcionados ante la débil respuesta jurídica a sus quejas por manejo fraudulento de los fondos monetarios colectivos.   

La actriz Lynn Cruz gana su reclamación ante la administración de la agencia “Actuar” al impedirle hacer efectivos dos contratos de trabajo debido a sus opiniones políticas, acción claramente discriminatoria, por tanto anticonstitucional.  

Al comentar las consecuencias del acontecimiento para su oponente, director de la agencia gubernamental, y ella misma, Lynn precisa:

“Y en caso de ser juzgados, los dos seríamos prisioneros de conciencia, él por haber obedecido ciegamente a una ideología, yo por haber hecho lo contrario. Este acontecimiento insólito y sin precedentes demuestra que en Cuba hoy, estar en cualquiera de los dos extremos, resulta peligroso, lo cual es muy saludable para los que luchan por sus derechos.”

Estos y otros acontecimientos similares contaron con el inestimable apoyo de numerosos ciudadanos a través de las redes sociales.

El primer secretario del Partido Comunista (PCC), Raúl Castro, ha expresado su oposición a la falsa unanimidad imperante, en tanto acepta la justa crítica siempre en el lugar y momento adecuados. El octogenario líder acaba de ser reconocido protagonista supremo de la reforma constitucional en ciernes, empeño por legarnos un estado de derecho dentro de su personal concepción socialista.

¿Es válida la protesta cívica? Se trata de reclamar con apego a la legalidad vigente, por tanto no hay intención de cambiar el régimen político creado.

Lógica simple de muchos opositores al régimen, tales protestas se consideran inútiles, porque no plantean el cambio.

La historia demuestra lo contrario. Todas las biografías de Fidel Castro resaltan su valiente demanda ante un Tribunal de Urgencia días después del golpe de estado de Fulgencio Batista cuando escribió: “Si existen tribunales, Batista debe ser castigado, y si Batista no es castigado (…) ¿Cómo podrá después este tribunal juzgar a un ciudadano cualquiera por sedición o rebeldía contra este régimen ilegal producto de la traición impune?”

El joven abogado debió prever la negativa por respuesta. Al paso de 5 años,  Manuel Urrutia Lleó, en calidad de presidente de la Sala Tercera de lo Penal de la audiencia de la entonces provincia de Oriente, emitió voto particular a favor de los revolucionarios encausados por sedición, luego de los sangrientos sucesos del 30 de noviembre en Santiago de Cuba. Urrutia juró como presidente provisional del país a la caída de Batista el 2 de enero de 1959.

La Enciclopedia Cubana de la Red, creación del Partido Comunista,  escribió sobre el civismo de Urrutia: Al asumir esta oposición-a Batista- hizo una valiente denuncia a la violación de los derechos individuales.

No están arando en el mar Rosa María Payá junto a sus seguidores de CubaDecide, tampoco los agricultores holguineros reclamantes, ni siquiera Lynn Cruz, quien espera próximas represalias después del eventual “con lugar”, respuesta a su reclamo.

Sin embargo, no olvidar que el propio sistema en fase crítica ha creado una válvula de escape, permitiendo cierto nivel de quejas con apego a la ley, muchas publicadas en el monopolio mediático estatal. El nivel significa no escalar la pirámide social, en cuya altura moran depredadores a quiénes deberíamos preguntarle, por ejemplo:

¿Nombres y sanciones para los responsables de una zafra azucarera que este año apenas superó el millón de toneladas métricas, producción similar a la de un siglo atrás?

Para las calendas cubanas, nada griegas, habrá un informe técnico que nos dirá las causas directas del desastre aéreo ocurrido este 18 de mayo, pero ¿Quiénes responden por la contratación del Boeing 737-200 a una pequeña compañía de dudoso prestigio operativo?

Parafraseando a Raúl Castro, cada voz en su lugar y momento adecuados, así hay una lógica para Silvio Rodríguez, el ilustre trovador, increpado en su blog de Internet:

“Eras un diputado, un representante de la sociedad. ¿Por qué callaste? Si quienes pueden hablar no se atreven a hacerlo se convierten en cómplices de la barbarie y contribuyen a perpetuarla. Quienes desean cambios deben proclamarlo con valentía.”

Desde las calles aledañas a la Villa Panamericana, donde practican ahora el Crossfit los afectados por una absurda decisión estatal, Flavia Torrente afirma:

“No es justo, el lugar es significado de salud, sacrificio, ganas de luchar, de vivir mejor y tener fuerzas para los retos diarios. Un sitio que reunía a todos de todas partes de La Habana, tenemos que hacer oír nuestra opinión.”

Vicente Morín Aguado: [email protected]