Libres para críticar… ¿cuál sistema?

Yusimi Rodríguez

HAVANA TIMES — En las últimas semanas la televisión cubana ha proyectado varias películas sobre el sistema político estadounidense. Grandes películas, debo decir, desde la comedia Desde mi jardín, protagonizada por Peter Sellers y presentada por Rolando Pérez Betancourt en el programa dominical Arte Siete, hasta El desafío: Nixon contra Frost, pasando por Escándalo en la Casa Blanca, que tuvo en los roles protagónicos a dos monstruos como Dustin Hoffman y Robert de Niro.

Hay que decir que los encargados de la programación televisiva nos han deleitado. Por ejemplo, el domingo 30 de agosto, a la misma hora que el canal Multivisión proyectaba El desafío, justo después de La sombra del poder (bestial largometraje que he visto tres veces, y no me canso), el Canal Habana exhibía Los Idus de marzo.

Y si usted creía que tras Los Idus…  tendría que resignarse a otra parte de la saga de X Men, se equivocó. Canal Habana regaló otro filme con el mismo corte, que prometía, pero mi necesidad de dormir era más fuerte.

Me encanta este tipo de cinematografías, sinceramente. Los prefiero a esos de acción, persecuciones espectaculares y argumentos casi siempre flojos, que no persiguen otro objetivo que entretener. Pero cuando veo, en tan poco tiempo tantos títulos sobre el sistema estadounidense (tres, solo el domingo), me asalta el escepticismo.

¿Será la calidad cinematográfica el único móvil de quienes deciden qué vemos, para proyectar estos filmes? ¿Será casual que por estos días, nuestros medios oficiales de comunicación denuncien que pese al restablecimiento de relaciones, el gobierno de Barack Obama es el mismo de los que le han precedido por querer revertir el sistema económico, político y social de nuestro país?

Marcha frente la SINA (ahora Embajada) exigiendo el regreso de Elian González a Cuba.

En días previos, el diario Granma publicó datos sobre violaciones de derechos humanos… cometidas en los Estados Unidos, por supuesto. Por eso, es realmente difícil creer en la casualidad, ante esta avalancha de (excelentes) muestras que reflejan cómo se mueven los hilos de la política estadounidense, la corrupción, la manipulación en los medios. Si el objetivo de quienes han programado estas proyecciones en la televisión era borrar cualquier imagen idealizada que los cubanos pudiéramos tener de aquel país, cualquier vestigio de admiración por su sistema, lo lograron; pero también que muchos reparemos en lo siguiente: esas son películas exhibidas en los Estados Unidos.

¿Podríamos esperar ver en la gran pantalla cubana una película que critique profundamente el sistema nuestro? ¿Una sobre toda la campaña por el regreso de Elián González, que incluya la presión y las amenazas a los trabajadores, para que asistieran a las marchas y tribunas abiertas?

Viví esa experiencia siendo profesora de un tecnológico. En varias ocasiones se nos liberó de las clases para que a determinada hora estuviésemos listos para ir a la marcha o a la tribuna. No asistir nos costaba el sueldo del día. En otras, se nos advertía que la ausencia a la actividad sería considerada un problema de actitud, lo que se incluiría en la evaluación a final de curso y, por consiguiente, en el salario, además de reflejarse en el expediente laboral.

Carlos Lage (izq.) and Felipe Perez Roque. Foto: wikipedia.org

¿Podremos ver, sin recurrir a los materiales que circulan de flash en flash, un filme sobre la corrupción a alto nivel en Cuba, no en Estados Unidos? Parece difícil, si recordamos que el profesor Esteban Morales pagó su denuncia a la corrupción con su carné del Partido, y que el material audiovisual sobre la destitución de Carlos Lage y Felipe Pérez Roque fue proyectado solo para presidentes de CDR (Comités de Defensa de la Revolución) y ciudadanos escogidos. No todos fuimos aptos para verlo.

Es difícil creer que podríamos ver en algún momento largometrajes cubanos que muestren y critiquen a profundidad el sistema, cuando los cubanos residentes en Cuba no podemos ni acceder a la página web que decidamos, pese a pagar casi el 10% del salario medio del país, por una hora de conexión.

Este es el país cuyo gobierno decidió qué podían leer los ciudadanos que le debían su alfabetización; el país donde tener una copia de 1984, de George Orwell, escrito y publicado antes del triunfo de la Revolución, le costó el trabajo como profesor a un conocido.

¿Pero bueno, de qué nos quejamos?: tenemos salud y educación “gratuitas”, Ya podemos leer, 1984 (publicado en la pasada Feria del Libro), e incluso, como dice el humorista El vacán de la vida, podemos decir lo que nos dé la gana del Presidente…  del Presidente de los Estados Unidos, claro.

 

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