Chile: Agotamiento ciudadano, país polarizado

Este domingo 17 de diciembre los chilenos votarán en favor o en contra del segundo intento para una nueva constitución. Fotos: Agencia Uno

Por Carlos Saldivia y Rodrigo Córdova (El Mostrador)

HAVANA TIMES – Un fuerte agotamiento de la ciudadanía respecto a los dos procesos constitucionales y que, al lado de la delincuencia y la situación económica, un cambio de Carta Magna dejó de ser una prioridad en el electorado, son las únicas coincidencias en los análisis de los representantes del oficialismo y la oposición en relación con el proceso constitucional.

“El plebiscito se va a desarrollar en un ambiente de cierto agotamiento por parte de la ciudadanía, producto de que llevamos cuatro años de inestabilidad y la gente, si bien es cierto que le interesa el tema constitucional, tiene otros problemas mucho más agobiantes”, señala el excomisionado experto Teodoro Ribera (RN). Por su parte, la exconsejera constitucional oficialista María Pardo (CS) considera que “es importante que hagamos un proceso de reflexión, que consideremos lo que ha pasado en el último tiempo, no solamente en este proceso constituyente, sino en los procesos anteriores”.

Fuera de eso, los escenarios proyectados por los ahora exconsejeros constitucionales y excomisionados expertos del proceso son diametralmente opuestos en caso de ganar el “A favor” o el “En contra” en el plebiscito del próximo domingo 17 de diciembre.

Entre los exconsejeros constitucionales del oficialismo, si gana la opción “A favor”, se vislumbra un aumento del riesgo de conflictos sociales latentes, ya que –señalan– el malestar de la ciudadanía se mantendrá. Además, varios auguran que habría un largo proceso de implementación de la nueva Constitución, que no garantiza certezas en el escenario político y económico.

El exconsejero socialista Alejandro Köhler considera que, si ganara el “A favor”, “la esencia del texto impuesto por la mayoría circunstancial de las derechas bajo hegemonía del Partido Republicano polarizará al país, pues la exclusión de otras ideas democráticas redundará en sostenidas crisis políticas y sociales”. “El texto constitucional es un texto que expresa una sola mirada y una sola moral que constitucionaliza los abusos y está lleno de letra chica, bajo titulares altamente populistas”, advierte Köhler.

Una visión en la misma línea es la que plantea la exconsejera del PC, Karen Araya. “Si llegara a ganar el ‘A favor’, la propuesta va a consagrar los abusos de las grandes empresas y retrocesos a lo que se ha logrado con la lucha del pueblo de Chile en materia legislativa”, afirma.

Asimismo, los exintegrantes de la instancia afines al Gobierno proyectan que el debate constitucional quedará abierto, ya que si bien buscarían en el futuro realizar cambios al texto desde el Congreso, sostienen que las modificaciones no serán fáciles, debido a los altos quórums de la nueva Carta Fundamental propuesta.

“Espero que no gane el ‘A favor’, porque se viene un escenario caótico, inestable en nuestro país, un escenario donde va a haber muchos problemas de ejecución de esta Constitución respecto a las normas transitorias. Mientras no estén ya en ejecución, vamos a tener situaciones donde se genere inestabilidad en colegios, educación, salud (…). Se viene mucha inestabilidad política, donde el Congreso va a tener que hacer un trabajo agotador para que esto realmente funcione”, señala la representante de RD, Kinturay Melin.

“Es imposible reformar el texto constitucional con el quórum tan alto que tiene y menos es posible cambiar la Constitución si es que se llegara a aprobar este texto constitucional. En este Gobierno es difícil levantar un tercer proceso constitucional, dado que el próximo año hay elecciones de alcaldías, de gobernadores y el siguiente hay elecciones presidenciales y parlamentarias”, agrega la consejera comunistaKaren Araya.

Pronósticos oficialistas si ganara su alternativa

Los representantes oficialistas del proceso, en cambio, aseguran que de ganar la opción “En contra” –que defienden–, el Gobierno y el Congreso deberán abocarse a las urgencias legislativas entrampadas en el Congreso desde hace meses. En ese escenario, advierten que el Ejecutivo, obligatoriamente, deberá dirigir sus esfuerzos a la caza de consensos legislativos con la oposición, para intentar avanzar en su programa gubernamental.

“Un triunfo del ‘En Contra’ evitará los agudos riesgos de polarización e inestabilidad política. Y, al estar excluido un tercer momento constitucional, se abrirá un espacio de unidad nacional para enfrentar la crisis que enfrenta nuestro país en ámbitos como la seguridad social, el sistema de salud y educación, la vivienda, los abusos, la corrupción en el sistema público y privado, entre otros temas que no han sido resueltos y dieron origen a la crisis que hoy nos afecta”, señala el exconsejero socialista Alejandro Köhler.

Kinturay Melin agrega que, en caso de vencer el ‘En contra’, seguirán las preocupaciones, por lo que en el Congreso y “en la comunidad política van a tener que hacerse cargo de las necesidades urgentes de nuestra ciudadanía y, para eso, vamos a necesitar que todos los sectores políticos muestren esta vez realmente un consenso y puedan mostrar también algún tipo de comunión, como sí ya hubo anteriormente y en este proceso no estuvo presente”.

En tanto, María Pardo sostiene: “Si gana el ‘En contra’, es bueno que tomemos una pausa constitucional para ver cómo seguimos avanzando para construir una sociedad más justa”.

Las proyecciones de los representantes de la oposición

Los pronósticos de los partidos de derecha se hallan en las antípodas. Incluso, algunos analistas del bloque opositor consideran que los dos escenarios –un triunfo del “A favor” o uno del “En contra”– tendrán repercusiones que no son favorables para el Gobierno, a no ser que la segunda opción arrase en las urnas.

Lo anterior –explican–, debido a que ninguna de las alternativas dejaría indemne a la izquierda: se quedarían sin una Constitución de su agrado o, eventualmente, tras imponerse un rechazo al texto, tendrían que explicar por qué ninguno de los procesos resultó y deben quedarse con lo que había.

Señalan que a ello se suma que un éxito del “A favor” o una victoria por estrecho margen se interpretará como un triunfo del sector conservador sobre el progresismo, en circunstancias que el estallido social, que generó el proceso, protestaba contra el sector vencedor. Con todo, los exrepresentantes de Chile Vamos y del Partido Republicano en el proceso constitucional avizoran que, en caso de una victoria del “A favor”, el proceso de implementación de normas será acotado, y que el país tendrá menos incertidumbre social y económica. Asimismo, estiman que con un triunfo del “A favor” podría abrirse un debate sobre algunas modificaciones constitucionales desde el Congreso, aunque no en un corto plazo.

El excomisionado de RN, Teodoro Ribera, lo resume así: “Si gana el ‘A Favor’, el factor de estabilidad obviamente se hace más largo. Y si gana el rechazo, el factor de estabilidad se hace más corto e incierto”.

“Si gana el ‘A favor’, corresponde que el Gobierno empiece a implementar las leyes que corresponden a la implementación de la nueva Constitución. El texto recoge buena parte de la tradición constitucional nuestra, por lo cual se despeja la incertidumbre. Vamos a estar legislando por las normas transitorias al menos tres años, pero las adecuaciones que hay que hacer son adecuaciones bastante acotadas, porque acá no se refunda el país, sino que buena parte de las instituciones que conocemos siguen funcionando como están. Y, efectivamente, las transitorias lo que establecen es un plazo para ingresar proyectos al Congreso y después será clave la voluntad del Parlamento en los tiempos que se tomen en legislar al respecto”, afirma Bettina Horst, excomisionada experta UDI.

“Con un triunfo del ‘A favor’ hay que empezar a trabajar rápidamente las leyes para implementar la Constitución, tenemos que materializarla, y lo antes posible. En cuanto a la idea de sectores que están por el ‘A favor’, como Demócratas, que han mencionado reformas constitucionales a este texto, yo preferiría poner en marcha lo que está en el texto y, si hay cosas que es necesario reformar, habría que considerarlas. Pero mi prioridad sería implementar todas las cosas nuevas, que van a tomar mucho tiempo, además, de discusión. Habrá más estabilidad y certezas además”, añade, por su parte, la exconsejera de Evópoli, Gloria Hutt.

Por otro lado, los representantes de la derecha prevén que, si ganara la opción “En contra”, el riesgo de que “se mantenga una incertidumbre social y económica”, por no cerrarse el capítulo constitucional, es elevado. Aun cuando proyectan que lo más probable es que la izquierda tendrá que conformarse con la Constitución del 80 –o la de 2005–, a pesar de todas las críticas que durante años le han formulado.

“De vencer el ‘En contra’, esta discusión constitucional, que nos tiene cuatro años enfrascados en esta discusión, esperamos se termine y no se abran nuevos procesos. Eso obviamente no quita que en el mismo Congreso se puedan ir implementando paulatinamente reformas, como se ha hecho desde el año 80 a la fecha, con múltiples reformas durante los siguientes años. (…) Pero no abrir nuevos procesos. Ahora, sin duda que sectores radicales de izquierda van a ir nuevamente por abrir un nuevo proceso, independientemente de si la opción que gane es el ‘En contra’ o el ‘A favor’, porque finalmente recordemos que son viudos del texto rechazado pasado y, en la medida que no hay una Constitución que se asemeja a la de la Convención rechazada, van a seguir insistiendo para poder abrir nuevos procesos hasta que quede una Constitución de acuerdo a la izquierda radical, de acuerdo a su preferencia”, afirma Horst.

El excomisionado Ribera considera que, con una victoria del “En contra”, los partidos de izquierda “van a tener que conformarse con que siga la Constitución de 1980 aunque no les guste en el origen de la misma” y vislumbra que, en todo caso, “no van a promover un tercer proceso inmediato”.

El impacto sobre Kast y Matthei ante un triunfo o derrota

Según manifiestan expertos electorales de la derecha, si la opción “A favor” es la que se impone el domingo en las urnas, para Chile Vamos, y particularmente para el Partido Republicano, será un triunfo relevante: habrán logrado revertir la tendencia en las encuestas y se posicionarán como la más probable alternativa de Gobierno, ya sea con la alcaldesa Evelyn Matthei (UDI) o con José Antonio Kast.

Sin embargo, analizan que, en caso de una victoria del “En contra”, los costos serán importantes. Los expertos de los sectores más moderados de la oposición defenderán que en la derrota el principal responsable fue el sector de Kast, debido a que su colectividad lideró el tejemaneje del segundo proceso, al tener mayoría en el Consejo Constitucional. Y en este sector defienden que se abre una oportunidad para distanciarse, dentro de la derecha, de las posturas más conservadoras de Republicanos.

En el oficialismo también apuntan en esa dirección. Y, con cierto optimismo, prevén que la candidatura de Kast se verá particularmente debilitada ante la ciudadanía “por defender ideas extremas” y porque el Partido Republicano atraviesa un proceso de división interna, tras la renuncia de su senador por Santiago –y único representante en el Senado que tenía la colectividad–, Rojo Edwards, y por el llamado a votar “En contra” que realizaron varios dirigentes de la tienda. Como sea, en ambos sectores se espera que Kast salga a dar explicaciones por el resultado y los rasgos identitarios de sus propuestas.

No obstante, en un sector opositor advierten que, de haber una derrota o triunfo en que exista una diferencia de menos de 10 puntos en el escrutinio entre ambas opciones, existirá una percepción de victoria política en la derecha más extrema, porque una lectura será que la propuesta de Kast, que representa a un sector minoritario, logró hacerle el peso a la alternativa defendida por los partidos de Gobierno. Ello, frente a una elección municipal ad portas y donde “a dos años de los comicios presidenciales quedaría Kast corriendo con un electorado fiel que mantiene”.

De hecho, es algo que temen en el Frente Amplio y el Socialismo Democrático. En el oficialismo sostienen que, si ganara el “‘En contra’ por una muy escasa diferencia” o por “una diferencia de 58% contra un 42%” del “A favor”, el Partido Republicano podría interpretar ese resultado como un triunfo, “dependiendo de lo que haga Chile Vamos”, puntualizan.

“Es importante que la UDI, RN y Evelyn Matthei se atribuyeran ese más del 40%, para que la procedencia de ese porcentaje se distribuya entre Chile Vamos y la ultraderecha, para que el resultado no sea solo de un sector de la derecha”, sostiene uno de los analistas electorales del Socialismo Democrático.

En Chile Vamos, no obstante, aseguran que una mayoría del “En contra” no afectará significativamente la proyección política de Evelyn Matthei, quien se centrará en su gestión en el municipio de Providencia, marcando el ritmo de su agenda en materias de seguridad, economía y educación. Además se enfocará en ser, durante los próximos meses, uno de los rostros de la campaña municipal de su pacto.

Agregan en el sector cercano a la alcaldesa de Providencia que, una vez cerrado el capítulo constitucional, deben concentrarse en liderar “una oposición con argumentos” contra el Gobierno de Gabriel Boric

Amarillos y Demócratas

Amarillos por Chile apareció como un movimiento político durante la elaboración de la propuesta hecha por la Convención Constitucional en 2022. El movimiento adquirió fuerza debido a los mediáticos rostros que tomaron la voz, como Christian Warnken e Isidro Solís. En esa oportunidad, Warnken declaró que la propuesta de Constitución no coincidía con las expectativas que tuvieron cuando se habilitó el proceso constituyente.

“Votamos con esperanza en el Apruebo y esperábamos que la Convención Constitucional propusiera al país una Constitución que recogiera las demandas (…), una Constitución que nos uniera y que sea profundamente democrática, pero hemos leído con mucha atención el texto constitucional, hemos estado atentos a las correcciones y no encontramos transformaciones de fondo. La estructura básica del borrador nos parece ajena a la realidad”, dijo el rostro, en ese entonces, de Amarillos.

Para este plebiscito, Amarillos por Chile está por el “A favor”. En tal sentido, su presidente, Andrés Jouannet, declara que “creemos que va a ganar el ‘A favor’, por tanto, no nos ponemos en el escenario que gana el ‘En Contra’”. El diputado, sin embargo, afirma que, “más allá del resultado”, Amarillos “se constituyó como una fuerza valiente que defiende la democracia, defiende los acuerdos, defiende la libertad, defiende también la igualdad de oportunidades, defiende un Estado social y democrático de derecho, defiende la posibilidad justamente de un desarrollo sostenible”.

En esa línea, que para el diputado Jouannet constituye “un partido moderno”, su fuerza política se enmarca en el centro político y esto los empuja a “la política de los acuerdos”. El parlamentario sostiene que “este país no resiste más la polarización y creo que el país está frenado mucho porque no hay acuerdos, nadie quiere ceder”.

Es por eso que, para los próximos años, espera que su partido logre acuerdos entre la izquierda y la derecha y, al respecto, propone que “nos pongamos de acuerdo en los grandes problemas que enfrenta el país”, es decir, seguridad, reforma previsional, salud, educación, crecimiento y desarrollo. El diputado agrega que persiguen alcanzar acuerdos en torno a “estas vigas maestras” y “no las toca nadie en 20 años”. Y agrega: “Que sean grandes acuerdos porque, de lo contrario, vamos a seguir frenando y creo que este país tiene una oportunidad al ser 20 millones de habitantes”.

El partido Demócratas tiene un origen similar al de Amarillos y buscan –aún no disputan– el mismo electorado. La senadora Ximena Rincón, quien actualmente es presidenta de dicha colectividad, había criticado la propuesta de la Convención Constitucional con matices: “Tiene cosas buenas, nadie puede negarlo, el tener un Estado social y democrático de derecho es algo que la DC ha impulsado por muchos años, pero no basta”. Su principal aprensión era que se garantizaban derechos sociales y no tenían financiamiento.

Respecto al actual plebiscito, su correligionario, el senador Ignacio Walker, explica que no tienen en el cálculo político los resultados del domingo 17. “Si fuese por calculadora política electoral, no estaríamos por la opción ‘A favor’, porque en definitiva lo que hace esta opción es evitar la fragmentación del sistema político y, de hecho, no van a poder sobrevivir partidos que tengan menos del 5% de los votos”, advierte el parlamentario, pues para un partido en formación esta norma puede resultar amenazante.

El senador Walker sostiene que “se la están jugando” por convicciones del partido, como el Estado social y de derecho. Sin embargo, espera que el domingo –”y no es una frase cliché”, aclara– “no haya ni vencedores ni vencidos. Además, agrega que “tampoco deberá ser una derrota para el Gobierno” en caso de que gane el ‘A favor’, idea que han anunciado principalmente desde la oposición, pero incluso también personeros del oficialismo. Para el parlamentario, “el Gobierno tiene que seguir gobernando” en materia de seguridad pública, empleo y crecimiento económico.

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