Entonces, ¿dónde está el verdadero enemigo?

Por Pedro Campos

Escalera de Padre Pico, Santiago de Cuba. Foto: Janis Hernandez

HAVANA TIMES — Una cierta prensa que se nos presenta como defensora de la “revolución” y que concentra sus ataques en la actividad “diversionista” de blogueros, periodistas, defensores de los derechos humanos y civiles y de intereses de distintos sectores de la sociedad cubana desde una posición independiente del estado y, en general dedicada a tratar de descalificar y difamar al pensamiento diferente, en verdad trata de desviar la atención pública de los problemas que ponen en el peligro el futuro del proceso revolucionario cubano y de sus causas sistémicas.

Se trata de un grupito de “periodistas” que en sus profusos artículos, con más calificativos que información comprobada, nunca o casi nunca abordan, y cuando lo hacen se quedan en la superficie,  los problemas del burocratismo, la corrupción, la excesiva centralización del poder económico y político, las dificultades derivadas de las absurdas políticas económicas monopólicas y la ausencia de control popular y de los trabajadores sobre los procesos que se pretenden “socialistas”.

No menciono nombres, porque todo el mundo sabe a quiénes me refiero, en qué medios  “escriben”, cuáles son sus motivaciones y además porque mi objetivo no es desacreditar a nadie en particular, sino poner al descubierto que tales métodos nada tienen que ver con el socialismo y la revolución, existiendo mejores causas a las cuales dedicarse.

Para estos consagrados a combatir al “enemigo imperialista y sus agentes”, reales o ficticios, hay que defender a capa y espada todo cuanto ha hecho “la revolución perfecta” –entendida ésta como la obra de un estado-, no importan sus resultados prácticos, sus “efectos colaterales”, ni que nos haya puesto al borde del abismo.

Para ellos el “socialismo de estado”,  burocrático, llamado “real”, de la URSS y el “campo socialista”, no se derrumbó a consecuencia de sus propias desviaciones y errores, de sus absurdas políticas en todos los órdenes, sino como resultados de la actividad enemiga del imperialismo y sus agentes, de la “traición” de Gorbachov y otros.

E identifican  la misma analogía para Cuba, no importa que Fidel y Raúl hace años ya hayan dicho  que en caso de desastre aquí, no  sería el imperialismo el culpable, sino la incapacidad de los propios revolucionarios cubanos para rectificar sus errores.

La Calle Enramadas de noche. Santiago de Cuba. Foto: Janis Hernandez

Y en verdad, lo único que están logrando es desviar la atención de sus lectores, de la realidad de lo que está pasando en Cuba. De la lucha de todo un pueblo, de sus trabajadores contra una burocracia que intenta secuestrar el proceso revolucionario.

Intentan adueñarse del mismo para convertir el capitalismo monopolista de estado en que ha resultado el “socialismo estatal”, en un capitalismo cada vez más particular y de monopolios de grupos desprendidos del estado, con plena autonomía para explotar asalariadamente a sus trabajadores.

Crear, inflar y alentar “enemigos” que en verdad no comportan peligro de envergadura para el proceso de socialización y democratización de la economía y la política del país, aunque algunos de ellos sean partidarios del liberalismo burgués, cuando la burocracia retardataria, con poder real, que nada quiere cambiar, está obstaculizando ese proceso; solo puede servir a quienes pretenden desviar la atención a favor de los que procuran restaurar el capitalismo privado en nuestro país.

Son los burócratas estatalistas los que están impidiendo el cooperativismo, obstruyendo la participación real y directa de los trabajadores y el pueblo en los procesos de toma de decisión, obstaculizando la libertad de información-discusión-discernimiento y asociación del pueblo cubano, violando la propia Constitución Socialista y procurando privatizar los medios de producción, abiertamente, entregarlos al capital extranjero o a través del eufemísticas “autonomías empresariales”, sin control democrático de los trabajadores, a los grupos de poder creados al amparo del estado. Son ellos los contrarrevolucionarios más peligrosos.

Así por ejemplo, un conocido analista de la situación cubana, agente secreto de la Seguridad del Estado por muchos años, Manuel David Orrio, nada sospechoso de servir a la CIA y el Imperialismo, declaró recientemente en entrevista a Orestes Martí: “Mientras se “come de lo que pica el pollo” con “diversionismos ideológicos” como los de Yoani Sánchez o Antonio G. Rodiles, ese formidable “agente de la CIA” que es la inflación, o su extremo, la hiperinflación, minan las bases del sistema político criollo y ponen en peligro a la mismísima independencia de la Nación”. (Ver entrevista en la revista digital Hermes)

Y los estudiosos de Marx, saben que las causas de la inflación son sistémicas, propias de los modelos económicos sustentadas en el trabajo asalariado, el cual genera productos cada vez más caros, para compensar los altísimos e irracionales niveles de vida de los dueños del capital –sean privados o estatales-, para pagar los altos costos de las nuevas técnicas y maquinarias de producción que les permiten mantenerse en competencia y para engrosar los presupuestos que sostienen sus estados burocráticos y fuerzas militares y de seguridad.

Todo, desde luego, a costa del trabajo semi-esclavo de los asalariados. (Ver C. Marx. El Capital. T-III, Sección Tercera. Ley de la tendencia decreciente de la Cuota de ganancias. Buena parte de las explicaciones burguesas posteriores, hacen caso omiso de esta ley, descubierta por Marx, o la tienen en cuenta solo parcialmente).

Palacio de la computación, Santiago de Cuba. Foto: Janis Hernandez

Pero no, esos “combatientes de la palabra” que, por cierto viven todos mejor que los miembros de la “Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana”, que sí se jugaron la vida y muchos resultaron afectados de distintas maneras en batallas frontales contra el enemigo imperialista.

No pocos tienen que comer en comedores malolientes, subsidiados, que algunos tecnócratas y economicistas han pretendido cerrar, no analizan en sus escritos a los “agentes” de la CIA que menciona Orrio y mucho menos a sus responsables directos: lo que mantienen y alientan en Cuba la explotación capitalista asalariada de los trabajadores.

Es claro: inventar enemigos, inflar “fetiches contrarrevolucionarios”, culpar al imperialismo de todas nuestras desgracias, ha sido siempre una estrategia de la burocracia. El mismísimo Presidente Raúl Castro ha dicho que se deje de invocar al imperialismo como responsable de nuestras desgracias.

¿Quién tiene en Cuba la intención y la capacidad real de desviar el proceso revolucionario cubano hacia el capitalismo privado? ¿Quién es el verdadero y principal enemigo del proceso de socialización y democratización de la economía y la política, la esencia misma de la revolución, en esta Cuba de hoy?‘

“¿Entonces, qué piensan ustedes?”. Tal, era la manera, según me han contado, de provocar el razonamiento, de un destacado profesor de marxismo en el Curso Superior de la Inteligencia Soviética para altos oficiales de la Inteligencia Cubana, por allá por los años 80´.

Por cierto, también me cuentan, que muchos en la Inteligencia Soviética y en el Departamento de Marxismo de la Academia de Ciencias de la URSS, a donde pertenecía aquel insigne profesor, eran partidarios de acelerar y profundizar la Perestroika de Gorbachov, pero no les hicieron caso y vino el golpe de estado de los militares, con todas sus consecuencias conocidas.

Pedro Campos: perucho1949@yahoo.es

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