Un detector de mentiras llamado Ley de Ajuste cubano

Por Vicente Morín Aguado

HAVANA TIMES – Era de esperar, el periodismo oficialista arremete contra la Ley de Ajuste cubano intentando justificar lo imposible. De acuerdo al reportero Ricardo Ronquillo Bello-Juventud Rebelde, 22 de noviembre- “No por casualidad a una Revolución que elevó el patriotismo a los altares se le hace oposición con el descrédito del «escapismo».”

Al reseñar las nuevas decisiones tomadas por la embajada ecuatoriana, vuelve a ocupar el sitio protagónico en la fraseología la tan evocada Legislación de 1966.

La ahora tan reclamada ley va a cumplir 50 años, crecí sin conocerla, durante tres décadas no le pareció un problema al victorioso liderazgo revolucionario, solamente en tiempos de Elián, desmoronado el campo socialista, convirtieron la famosa acta firmada por el presidente Johnson en nueva bandera de batalla.

Como es lógico en cualquier andanza del conocimiento, el citado periodista compone su propuesta a partir de determinados axiomas, es decir, verdades que supone son incontrastables, he aquí una de ellas: “Ante la certeza de que la inmensa mayoría de los cubanos no abandonarían el proyecto de la Revolución…”

¿Está seguro de lo que dice? Vamos por cuatro crisis migratorias, esta última atípica porque presupone una larga odisea a través de América Latina. Tal vez su origen se remonte a ciertos sucesos en extremo desagradables:

“…se han creado complejos escenarios de crisis entre Cuba y los Estados Unidos, al punto que, durante el gobierno de Bush hijo, se anunció por los jerarcas militares norteños que otra crisis de esa naturaleza sería considerada como una agresión a la seguridad nacional de Estados Unidos.”

Viene a la memoria el secuestro de un pequeño trasbordador destinado al tránsito de personas por el interior de la Bahía de La Habana. Los secuestradores terminaron entregándose al cabo de varios días, el barquito no estaba en condiciones de cruzar la corriente del golfo. Había turistas en la embarcación, nadie fue dañado, sin embargo tres de los aventureros pagaron con su vida luego de un juicio sumarísimo, al estilo de ciudad sitiada y otros terminaron en cadena perpetua. No caben dudas de que era un delito sancionable, con severidad, pero quedaba lejos de la pena máxima.

Evidentemente el gobierno cubano tuvo muy en cuenta la advertencia de su contraparte norteamericana. Tratándose del juego migratorio, había que plantearse otra vía, otro escenario.

La preocupación actual del liderazgo histórico salta en la siguiente parrafada:

“La Ley de Ajuste sirve para-con aquellos que por su libre voluntad, o cansados de tantos años de resistencia abandonan el archipiélago- dar la imagen de un pueblo infeliz, a la búsqueda desesperada de un nuevo destino. La lógica es tan sencilla como satánica: no puede ser feliz quien se marcha a cualquier costo.”

“La ley de Ajuste crea, además, una ambivalencia en la sicología o en la percepción social hacia el interior de Cuba. No son pocos quienes se han beneficiado de ella…”

Respuestas:

Se beneficia en primera instancia el estado cubano monopolista, propietario y administrador de la economía interna. Se beneficia en segundo plano esa “inmensa mayoría” mencionada por Juventud Rebelde, prácticamente subvencionada en vida desde el exterior.

No es publicable en la prensa del binomio partido-estado, pero se sabe, hoy por hoy las remesas del exterior constituyen el ingreso neto en divisas más importante del país. Un 90 % proviene de los Estados Unidos, evaluado en más de 3 500 millones de dólares, de acuerdo a The Havana Consulting Group en 2013, cifra creciente dada la apertura desde Washington combinada con las medidas aperturistas internas.

Debemos hablar claro, la mayoría de los cubanos sobreviven gracias a las remesas del exterior, inclusive aquellas magras provenientes de quiénes, como los héroes del Ébola, arriesgaron su vida en tierras africanas a cambio del estipendio diario.

La lógica es ciertamente sencilla, lo satánico está dentro, parte del gobierno cubano. Realmente el evidente fracaso de una continuada improvisación-nunca hubo modelo- que se pretende “actualizar” tiene cansados a los cubanos.

Bien lo dice el periodista, repitiendo al gobierno, los que se van lo hacen voluntariamente, agrego, arriesgando el patrimonio familiar además de sus vidas en el mar, la selva o la urbanidad corrupta de las ciudades por donde pasan.

Dicho y hecho, aunque se beneficien de un estatuto legal privilegiado al alcanzar las fronteras norteamericanas, lo primerio es lograr este último objetivo, por tanto, situar como causa principal a la Ley de Ajuste es obviar responsabilidades o minimizarlas. Como dijera el poeta, que no es lo mismo pero es igual.

Al fin debe reconocerse que la Ley de Ajuste pone a prueba definitiva la frustración nacional. Vale la pena preguntar a dónde se han ido las supuestas virtudes de ese hombre nuevo que anuncian cada mañana nuestros escolares al repetir la obligada consigna ¡Seremos como el Che!

Estamos ante el verdadero temor de quiénes hoy dirigen los destinos de la nación. En una cosa coincido con Juventud Rebelde al evaluar la actual situación migratoria:

“Sería un crimen histórico no eliminar las brumas que lo confunden.”

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