Para destruir la Revolución cubana

Por Elio Delgado Legón

HAVANA TIMES — Después de casi siete años de la sangrienta dictadura de Fulgencio Batista, apoyada económica y militarmente por el gobierno de Estados Unidos, triunfó la Revolución cubana el primero de enero de 1959, con el apoyo masivo de casi todo el pueblo. Sólo los que estaban comprometidos con la dictadura no apoyaron el proceso revolucionario.

Desde el mismo triunfo de la Revolución, comenzaron las acciones para hacerla fracasar. Lo primero fue aceptar en territorio norteamericano a todos los criminales de guerra, torturadores y ladrones, que salieron huyendo de Cuba para evadir la justicia. Todos esos personajes fueron utilizados después por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para realizar actos encaminados a destruir la Revolución.

Durante 54 años, han tratado infructuosamente de darle marcha atrás a la rueda de la historia. En la gran variedad de agresiones, una que se ha mantenido durante todo ese tiempo ha sido el intento de asesinato de líderes de la Revolución, principalmente su comandante en jefe Fidel Castro, sobre el cual se han fraguado más de 600 planes de atentados.

El terrorismo, en todas sus manifestaciones, también ha estado presente en esos años y ha costado al país más de tres mil vidas humanas y cerca de tres mil mutilados, además de cuantiosas pérdidas materiales.

Una de las variantes utilizadas por la CIA fue crear una oposición armada, para lo cual se organizaron bandas de alzados, que asesinaron a campesinos, maestros y alfabetizadores. Batallones de milicias de trabajadores combatieron contra esas bandas hasta su total erradicación.

Conjuntamente con las bandas de alzados en el país, se entrenó y se armó una brigada para invadir a Cuba, con el objetivo de tomar una porción del territorio, y pedir la intervención norteamericana, que ya estaba preparada en aguas cercanas. El fin de esa historia ya todos la conocen: fueron derrotados en menos de 72 horas en Bahía de Cochinos.

En el terreno económico, los gobiernos de Estados Unidos han hecho todo lo que ha estado a su alcance para destruir la Revolución. Desde 1960, se plantearon ese objetivo.  Lester Mallory, subsecretario adjunto de Estado para los Asuntos Interamericanos le envió a Roy R. Rubottom Jr., entonces subsecretario de Estado, un memorando en el que le expresa:

“La mayoría de los cubanos apoyan a Castro (… ) No existe una oposición política efectiva (…) El único modo efectivo para hacerle perder el apoyo interno (al gobierno) es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria (… ) Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica (… ) negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

Y esa ha sido la política aplicada a Cuba desde entonces: un bloqueo económico, comercial y financiero que le ha costado al país un billón de dólares y que se mantiene cada vez más fuerte, a pesar de que ha sido condenado en la Asamblea General de la ONU, durante 21 años seguidos, de manera casi unánime.

Paralelamente a la política de bloqueo, se ha mantenido el terrorismo y los sabotajes, algunos tan criminales como la introducción del virus del Dengue hemorrágico, que costó la vida a más de cien niños, la introducción de plagas para acabar con la agricultura, y la del virus de la fiebre porcina africana, que acabó con la cría de cerdos en el país.

Como ejemplos del terrorismo ejercido contra Cuba podemos citar la voladura en pleno vuelo de un avión con 73 personas a bordo, o la cadena de atentados con bombas en hoteles de La Habana, pero sería demasiado extensa la relación de hechos, lo que obligó a Cuba a protegerse con la infiltración de agentes entre los grupos terroristas, con el fin de neutralizar su acción; sin embargo, por esa acción, cinco cubanos fueron condenados a largas penas, como si fueran criminales, mientras los criminales siguen libres.

He citado sólo una pequeña parte de los esfuerzos que durante 54 años se han hecho para destruir la Revolución cubana, porque sería interminable citarlos todos. En los últimos años se sigue intentando crear una oposición interna, pagada desde Estados Unidos, pero el pueblo cubano se mantiene firme al lado de su Revolución y la defenderá contra todos los que quieran destruirla desde fuera o desde dentro.

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